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Aminatou en el Callejón del Gato

José Naranjo / José Naranjo

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Primera deformación. Aminatou no ha sido expulsada del Sahara Occidental por un papel o por una infracción administrativa en el aeropuerto de El Aaiún. Ha sido expulsada porque es una voz que se alza para denunciar la enorme injusticia que sufre su pueblo, el sufrimiento de miles de personas que viven bajo la opresión y la falta de libertades del régimen marroquí, de un Estado que utiliza toda su maquinaria violenta y represiva para aplastar a los saharauis, vulnerando de manera palmaria sus derechos.

Sin embargo, pese a esta evidencia, y entramos en la segunda mirada distorsionada sobre este tema, el ministro de Exteriores español pide calma a Aminatou, que modere sus declaraciones. Alucinante. España ha sido, en este caso también, el palanganero de Marruecos. No sólo le impide regresar a su tierra, sino que avala la propia expulsión de la activista. Y para más recochineo, Moratinos se permite el lujo de dar lecciones. La verdad, este señor tendría que hacérselo mirar.

Tercer espejo cóncavo. El venerable dirigente socialista Jerónimo Saavedra pide a Aminatou que respete la legalidad. Si no fuera porque le tengo cierto aprecio a Saavedra le pediría que dejara todo ese cinismo para las cosas internas de su partido, que falta le hará. Pero vamos a ver, ¿quién ha vulnerado la legalidad en el Sahara? ¿Los saharauis? ¿O Marruecos, tal y como reconocen una y otra vez todas las resoluciones de Naciones Unidas, todos los informes, toda la jurisprudencia y todo el sentido común?

Y ya por último, la traca final, de momento. Aena denuncia a Aminatou por alterar el orden público. Tras haber sido puesta de patitas en la calle de su propia tierra por el único delito de tener el coraje de denunciar ante al mundo la constante burla de Marruecos a la legalidad internacional y a los Derechos Humanos, luego es expulsada con violencia de un aeropuerto español. El mundo al revés. La víctima, convertida en verdugo.

Aminatou Haidar es un ejemplo de coraje. Su lucha es la de los derechos contra la barbarie, la de miles de personas desarmadas contra un Estado que usa la fuerza para aplastarles. Tiene la razón de su lado. Con su gesto y con su huelga de hambre en suelo español está recordando al mundo que España tiene una responsabilidad sobre lo que está sucediendo, una responsabilidad que no es pequeña. Haidar está conseguiendo volver a situar en el centro de la política nacional un asunto, la descolonización del Sahara y la constante violación de los Derechos Humanos, que nunca debió haber salido de allí. Sólo espero que no muera en el intento.

Lo dicho, a veces parece que nos olvidamos de lo importante y nos quedamos con lo banal. Al fin y al cabo, ya lo decía el poeta ciego Máximo Estrella en la obra Luces de Bohemia, del maestro Valle-Inclán. “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.

Blog Los Invisibles

José Naranjo

Primera deformación. Aminatou no ha sido expulsada del Sahara Occidental por un papel o por una infracción administrativa en el aeropuerto de El Aaiún. Ha sido expulsada porque es una voz que se alza para denunciar la enorme injusticia que sufre su pueblo, el sufrimiento de miles de personas que viven bajo la opresión y la falta de libertades del régimen marroquí, de un Estado que utiliza toda su maquinaria violenta y represiva para aplastar a los saharauis, vulnerando de manera palmaria sus derechos.

Sin embargo, pese a esta evidencia, y entramos en la segunda mirada distorsionada sobre este tema, el ministro de Exteriores español pide calma a Aminatou, que modere sus declaraciones. Alucinante. España ha sido, en este caso también, el palanganero de Marruecos. No sólo le impide regresar a su tierra, sino que avala la propia expulsión de la activista. Y para más recochineo, Moratinos se permite el lujo de dar lecciones. La verdad, este señor tendría que hacérselo mirar.