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Asuntos pendientes

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Desde hace casi medio siglo, preguntamos cada día ¿qué pasó en el Sahara en 1975? Me lo dice Susana, que se estrenó en las manifestaciones y en las carreras huyendo de los grises, en una manifestación de apoyo al Frente Polisario y al pueblo saharaui en octubre de aquel año. Me lo recuerda cuando casi podría jubilarse, si quisiera, como abogada ejerciente en maleficios. Se le atascó la historia del derecho aquel primer curso, 1975-76. En la facultad de derecho de la Universidad de Santiago había unas cuantas situaciones peculiares, esa asignatura era una de ellas. Casi abandona la carrera pero una mezcla de conciencia polisaria incipiente y afán juvenil por saber la verdad, le ayudaron a quedarse. “En 2024 sabemos tanto del Sahara, del que se supone descolonizamos, como en 1975, quizás menos ahora” me dice lacónica y entristecida porque detrás de ese nombre hay personas que sobreviven en su lucha y por su pueblo.

En las conmemoraciones de 2025, esas que van a ir englobadas bajo el paraguas de la desaparición del dictador, del hecho biológico del mismo, debería existir una amplia reflexión sobre el Sahara, un asunto todavía pendiente y cada vez más difícil de esclarecer. 

Mercedes, enemiga de Susana en amoríos, más bien adversaria, cree que debería abrirse un capítulo general de asuntos a recordar que se iniciaron hace cincuenta años y quedaron en las tinieblas, en las sombras o en el desdibujo propio de la época. ¿A quién le puede interesar? le pregunto. A personas como tú por supuesto, pero debería estudiarse en las aulas, me responde. Hay tantas cosas que deberían estudiarse en las aulas y que no están en ellas: nuestra historia reciente, esa de los últimos cincuenta años, por ejemplo. Cuando se cumplió el medio siglo del atentado que se llevó por delante al presidente del gobierno de entonces, Carrero Blanco, se hizo una encuesta de urgencia a personas de distintas edades y condiciones: las respuestas y el desconocimiento resultaron abrumadores. Desde personas que mezclaban fechas y hechos, por ejemplo, el inicio de la guerra civil con ese atentado, a otras que creían que Carrero había sido el primer presidente de la democracia. Me insiste Mercedes en que el interés por la historia en general ha ca

ído de manera espantosa en los últimos años y en las recientes generaciones.

Tan inexplicable como absurdo. “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros” escribió Luis Cernuda. Para poder recordar se precisa voluntad y reconocer la necesidad de la memoria y el estudio sobre el pasado. Aunque parezca mentira, no es algo sobre lo que exista unanimidad en nuestros días. La inmediatez sobre el consumo de novedades, la rapidez con la que estas desaparecen, la fácil indigestión de la realidad metida en los recursos tecnológicos que pretenden explicarla…

“¿Te acuerdas de cuando llevabas pantalón corto? ¿Te acuerdas del cambio, casi una ruptura de paradigma, que te supuso pasar a los largos? Pues es lo mismo, o casi” me espeta Mercedes en un afán de desconcierto hacia mí que no interpreto. Propio de la época.

 

Desde hace casi medio siglo, preguntamos cada día ¿qué pasó en el Sahara en 1975? Me lo dice Susana, que se estrenó en las manifestaciones y en las carreras huyendo de los grises, en una manifestación de apoyo al Frente Polisario y al pueblo saharaui en octubre de aquel año. Me lo recuerda cuando casi podría jubilarse, si quisiera, como abogada ejerciente en maleficios. Se le atascó la historia del derecho aquel primer curso, 1975-76. En la facultad de derecho de la Universidad de Santiago había unas cuantas situaciones peculiares, esa asignatura era una de ellas. Casi abandona la carrera pero una mezcla de conciencia polisaria incipiente y afán juvenil por saber la verdad, le ayudaron a quedarse. “En 2024 sabemos tanto del Sahara, del que se supone descolonizamos, como en 1975, quizás menos ahora” me dice lacónica y entristecida porque detrás de ese nombre hay personas que sobreviven en su lucha y por su pueblo.

En las conmemoraciones de 2025, esas que van a ir englobadas bajo el paraguas de la desaparición del dictador, del hecho biológico del mismo, debería existir una amplia reflexión sobre el Sahara, un asunto todavía pendiente y cada vez más difícil de esclarecer.