Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Puigdemont estira la cuerda pero no rompe con Sánchez
El impacto del cambio de régimen en Siria respaldado por EEUU, Israel y Turquía
OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Una de boquerones

Carlos Sosa / Carlos Sosa

0

Su última aportación a la idiocia política la hemos encontrado en su intento por justificar la extravagante propuesta xenófoba de Mariano Rajoy, esa con la que dice querer integrar a los inmigrantes después de haber desintegrado todos sus derechos y columpiarse en la obviedad de las leyes vigentes.

Cañete ha dicho que eso de la inmigración está bien, pero que los inmigrantes no son buenos camareros, que ya el servicio no es el que era, dónde va a parar: “Aquellos camareros maravillosos que teníamos, que le pedíamos uno cortado, un nosequé, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, cerdo, y a mí uno de boquerones en vinagre y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia”.

Me sumo muy patrióticamente a la consternación que parece haberse instalado en el PP ante la pérdida de esa figura del camarero diligente y con capacidad de retención mental de la comanda (cosas de las reformas de la FP, supongo), y lamento profundamente que el principal partido de la oposición, llamado a ser gobierno cuando la alternancia y los ciudadanos lo ordenen, esté dando cada día sobradas muestras de que sus dirigentes tienen las ideas agotadas cuando no empeñadas en la recuperación de la España cañí.

Es cierto que deberíamos situar las tonterías de Cañete en el plano del anecdotario, pero cuando se ponen en relación con los demás argumentos que aporta el resto de coristas del PP para arropar a su líder, la cosa adquiere tintes verdaderamente patéticos. Y, para colmo, dice Rajoy que lo que se intenta con el contrato de integración es que los inmigrantes practiquen la monogamia y las niñas no sufran ablación. Habrá que repasar el Código Penal, a ver si merecía la pena tana falta de respeto a las personas. Y a la inteligencia.

Su última aportación a la idiocia política la hemos encontrado en su intento por justificar la extravagante propuesta xenófoba de Mariano Rajoy, esa con la que dice querer integrar a los inmigrantes después de haber desintegrado todos sus derechos y columpiarse en la obviedad de las leyes vigentes.

Cañete ha dicho que eso de la inmigración está bien, pero que los inmigrantes no son buenos camareros, que ya el servicio no es el que era, dónde va a parar: “Aquellos camareros maravillosos que teníamos, que le pedíamos uno cortado, un nosequé, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, cerdo, y a mí uno de boquerones en vinagre y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia”.