Cuando las buenas voluntades no bastan

EL 22 de noviembre la presidenta del Cabildo de Fuerteventura Lola García pidió el apoyo a la diputada Cristina Valido, de visita en la isla, para elevar al Congreso el cambio de ubicación de la central térmica de Las Salinas.

Efectivamente, esta central representa un auténtico bombazo a la salud de los habitantes de Puerto del Rosario en su situación actual, no digamos nada si se agudiza su capacidad de emitir gases tóxicos con la implantación de nuevos equipos en la misma tal como está previsto en el último documento del Proceso de Concurrencia Competitiva.

Antes que nada, queremos dejar claro que no tenemos ninguna duda de que la presidenta actúa de buena voluntad, intentando defender la salud de la población, y que esta petición a Cristina Valido parece una decisión desesperada en este sentido. Pero los ciudadanos necesitan algo más que buena voluntad, necesitan hechos, decisiones que protejan su salud. Y se equivoca la presidenta de estrategia si de lo anterior se trata.

La primera lección que debieran aprender los gobernantes tanto del Cabildo de Fuerteventura como del Ayuntamiento de Puerto del Rosario es que lo que impide ahora mismo que ninguna solución que se tome sobre el problema del suministro eléctrico en la isla sea beneficiosa para la población es el retraso de tantos años en la planificación e implantación de renovables, pues si no se dispone de renovables habrá que seguir dependiendo de los combustibles fósiles. Persistir en este retraso sólo logrará agudizar la penosa situación para los ciudadanos de Puerto del Rosario que sufren la contaminación de la central de Las Salinas.

Pero hay que dar respuesta al día a día, y lo que toca ahora es posicionarse frente a la pretensión del Gobierno de Canarias, responsable en última instancia de este tipo de  decisiones,  de resolver la supuesta urgencia coyuntural de aumento de la potencia eléctrica en la isla aumentando los grupos térmicos en la central de Las Salinas, cada vez más rechazada por su criminal ubicación.

Nuestra opinión es que el mensaje nítido que debieran emitir Cabildo y Ayuntamiento es de rotundo rechazo a que se renueven grupos térmicos en la central de Las Salinas y menos aún a que aumente la potencia instalada en la misma. Es el Gobierno canario quien tiene la pelota en su tejado, quien debe encontrar otra solución.

La decisión de la presidenta de solicitar a Cristina Valido que interceda para el cambio de ubicación de la central ante el Gobierno de Madrid es una huida hacia adelante que no conduce a ningún sitio. Cristina Valido es miembro de su propio partido y ya le habrán asesorado que la competencia sobre este asunto no la tiene Madrid, la tiene el Gobierno de Canarias, donde su partido cogobierna con el PP y, sobre todo, ya le habrán hecho entender que el cambio de ubicación de la central de Las Salinas está fuera de cualquier agenda realista, y menos en plena época de cambio climático.

¿Significa todo lo anterior que la presidenta no tiene ningún papel que jugar en todo este asunto? Al contrario, señora presidenta, si realmente quiere proteger a sus conciudadanos debiera centrarse en un punto y no perderse en el laberinto sin salida del cambio de ubicación de la central de Las Salinas: exija que la única solución que no es válida en la actual coyuntura es ampliar la vida de la central de Las Salinas y  que cada palo que aguante su vela. Son ya 50 años los que llevan los vecinos de Puerto del Rosario soportando esta infame situación.