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Canarias en la moción
Pablo Iglesias no dejó títere con cabeza en el pleno de la moción de censura. Entre el candidato a la Presidencia de Podemos y su portavoz, Irene Montero, llamaron de todo menos bonitos a los conspicuos diputados canarios de otros partidos, especialmente CC y NC por sus alianzas con el PP, aunque también el exministro Soria recibió lo suyo por sus negocios en paraísos fiscales, sus patrañas reiteradas de mentiroso compulsivo y sus querellas contra la juez Rosell. Por ello fue tildado de siniestro, repugnante y cuasi mafioso.
También alcanzaron Ana Oramas y Pedro Quevedo, que fueron acusados de venderse al mejor postor, algo que técnicamente es verdad porque son partidos que han demostrado que pueden apoyar a la izquierda o a la derecha si a cambio reciben compensaciones para Canarias. Lo que Román Rodríguez llama patriotismo canario y que Iglesias denomina mercenarismo. Un mercenario es un apátrida, lo contrario a un patriota.
El candidato estuvo osado y confianzudo porque les dio recuerdos a Julio Bonis y Román Rodríguez. “Al que llamaban el mejicano”, precisó. Cuando Rodríguez presidió el Gobierno canario tenía de consejero a Bonis y de socio de gobierno al PP. Por eso digo que técnicamente es verdad que ha pactado con la derecha, aunque también es cierto que en aquel entonces estaba en CC ya que NC aún no había nacido. Ahora pacta en Canarias con el PSOE (aunque en las elecciones anteriores fue con CC) y también (oh, diosmío) con Podemos. Lo hace en el Cabildo de Gran Canaria y en el ayuntamiento de la ciudad más poblada del Archipiélago. Incluso en Teror llegó a pactar en el actual mandato con el PP.
A Oramas le molestó la vanidad de Iglesias, al que llegó a llamar machista, aunque no hizo lo mismo con el portavoz del PP, Rafael Hernando, cuando en la segunda jornada del debate sacó a colación la relación sentimental del líder de Podemos y su portavoz, sin venir a cuento. Quizá Oramas no es la más adecuada para hablar de engreimiento, soberbia y del yo-mimé-conmigo. La diferencia entre ambos es que detrás de Pablo Iglesias hay cinco millones de votos y de la diputada de CC solo 78.080 votos y el 7,99%. Podemos obtuvo en Canarias casi 200.000 votos y más del 20%.
Oramas es una chicharrera de alta alcurnia que no se roza con los perroflautas y sí con señores engominados del PP, aunque sean tan maleducados y groseros como Hernando. Ya se sabe que el pobre cuando se pasa de copas es un borracho y el rico solo está un poco alegre. Es evidente que la antigua ATI prefiere al PP, sus cochazos de lujo y los restaurantes de cinco tenedores.
Mariano Rajoy, que es un futbolero empedernido, llegó a decir a Iglesias en el debate de la moción de censura que España había ganado y Podemos había perdido, como si Podemos fuera Macedonia. Ya se sabe que la España de cierta derechona es su cortijo particular y por eso siempre le sobra mucha gente, sobre todo si es de izquierda. Los intolerantes nunca se plantean que a lo mejor los que sobran son ellos. En realidad los que realmente sobran en España son los corruptos. Dan asco pero muchos conniventes les siguen votando. Y así nos va.
Pablo Iglesias no dejó títere con cabeza en el pleno de la moción de censura. Entre el candidato a la Presidencia de Podemos y su portavoz, Irene Montero, llamaron de todo menos bonitos a los conspicuos diputados canarios de otros partidos, especialmente CC y NC por sus alianzas con el PP, aunque también el exministro Soria recibió lo suyo por sus negocios en paraísos fiscales, sus patrañas reiteradas de mentiroso compulsivo y sus querellas contra la juez Rosell. Por ello fue tildado de siniestro, repugnante y cuasi mafioso.
También alcanzaron Ana Oramas y Pedro Quevedo, que fueron acusados de venderse al mejor postor, algo que técnicamente es verdad porque son partidos que han demostrado que pueden apoyar a la izquierda o a la derecha si a cambio reciben compensaciones para Canarias. Lo que Román Rodríguez llama patriotismo canario y que Iglesias denomina mercenarismo. Un mercenario es un apátrida, lo contrario a un patriota.