Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿ Feliz día de Canarias solidaria? El ‘sí pero…’ del alcalde de Yaiza
En el sur abierto y azul de Lanzarote, decíamos, multicultural y cosmopolita, se ha plantado un “pero”. Un “pero” a las y los más vulnerables, a la infancia más desvalida, más abandonada, a la que sufre las agresiones más infames, a la que la desprotección y el desamparo arrastró hasta nuestra isla.
Víctimas de hambrunas, pobreza y las más crueles violencias encuentran el grito aterrado de un alcalde que expresa su preocupación, sus reparos… su inconcreta inquietud. ¿Cuáles son sus temores… que en un susurro o tal vez en confesiones de despacho quizá también le han revelado sus bienintencionadas vecinas y vecinos o… tan solo las intuye?
¿Cuántas veces habrá tenido que hacer este alcalde oídos sordos a tantas demandas de Yaiza? Y, sin embargo esta vez, ¡qué sensible!, se ha adelantado, da un paso adelante (lleva ya tiempo en ello) no por la mejora del centro de menores de Yaiza, sino por la reubicación, por su extirpación.
No en Yaiza - exige- porque somos acogedores pero…
Sospechas que se callan...
Llenan nuestras calles con su color oscuro, sus intenciones oscuras, su dolor oscuro… nuestro temor oscuro.
Y señala que el municipio no reúne las condiciones mínimas imprescindibles pero no exige que se les dote de lo necesario.
Las niñas y niños migrantes, parece preciso recordar, sufren el más duro de los desarraigos.
Lejos de sus hogares, se encuentran entre las personas más vulnerables del planeta, expuestas a la explotación, a sufrir malos tratos, la trata de personas, las peores formas de abusos y privaciones, a trabajar o a realizar favores sexuales, especialmente si viajan sin nadie y por las siniestras vías de la migración irregular; suelen sufrir el rechazo y la discriminación por su nacionalidad, origen étnico, género, religión y estatus migratorio.
El respeto a los Derechos Humanos empieza por la infancia.
La garantía de los derechos de los niños y niñas, aunque es obligación de los Estados, es responsabilidad de todas las personas.
En el sur abierto y azul de Lanzarote, decíamos, multicultural y cosmopolita, se ha plantado un “pero”. Un “pero” a las y los más vulnerables, a la infancia más desvalida, más abandonada, a la que sufre las agresiones más infames, a la que la desprotección y el desamparo arrastró hasta nuestra isla.
Víctimas de hambrunas, pobreza y las más crueles violencias encuentran el grito aterrado de un alcalde que expresa su preocupación, sus reparos… su inconcreta inquietud. ¿Cuáles son sus temores… que en un susurro o tal vez en confesiones de despacho quizá también le han revelado sus bienintencionadas vecinas y vecinos o… tan solo las intuye?