La charla

11 de febrero de 2021 11:36 h

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-Venga, ánimo. Todo saldrá bien. Ten un poco de confianza.

-No hay nada que fastidie más que te estén diciendo que sonrías cuando lo que más deseas es encontrar el puente más alto posible del que te puedas tirar.

-Anda. No será para tanto. Ya antes habías pasado por una situación tan dura como esta y te ha servido para entrenar activamente para lo que en un futuro te pueda caer.

-Ya. Todos los días me entra una nueva visión sobre la realidad. Unas veces me activo pensando “…venga, que no es para tanto…”. Pero otras veces digo “…¿dónde está la pistola?...”.

-Por favor ¡ni se te ocurra pensar de esa manera! ¿o es que acaso no te ves con la preparación adecuada para continuar?

-Pues no. Muchas veces pienso que no soy quien dice ser. Que no sé lo que se supone que sé. Tengo miedo a no tener respuestas para todo lo que se me plantea.

-¿Y qué creías? ¿Que lo sabías todo?

-Todo no, pero he tenido una carrera profesional exitosa, llena de elogios y pocas críticas y, a pesar de todo, sigo pensando que todo se debe a una serie de golpes que proceden de la buena suerte y que pueden desaparecer en cualquier momento. Tengo una honda preocupación de no ser tan capaz.

-¿Me estás queriendo decir que asumes que tu éxito es cuestión de suerte, que se debe a factores externos?

-Tengo la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente eficaz o competente. Creo, sinceramente, que soy un fraude.

-¿Crees que no te mereces lo que tienes? ¿Qué no te ves premiado con lo que recibes?

-Si el mundo realmente tuviera la percepción de la mediocridad de mis actos, tendrían una visión muy diferente de mí.

-Yo creo que todas las personas tenemos días en donde se tambalean nuestros cimientos. Es normal. La incertidumbre y los retos nos ponen a prueba. Pero ¿sabes qué pasa? Que vuelves a despertarte al día siguiente y el mundo no se ha caído. No te sientas como un ser protagonista e imprescindible. ¿O es que piensas que cuando el resto salimos a la calle nos van tirando flores a nuestro paso y alabando nuestra presencia lanzándonos vítores por nuestras actuaciones?

-Pero es que la presión me puede y me da mucha vergüenza pedir ayuda o de admitir que no siempre tengo las respuestas adecuadas. Hay veces que no me acepto.

-Si tienes el miedo permanente de no estar a la altura, será difícil aprovechar tu potencial. Recuerda que no has llegado tan lejos por suerte, sino porque has trabajado para ello. Creo que no debes estar constantemente desvalorizando sus éxitos y capacidades. Al final estimo que tienes un pobre concepto de ti mismo. Además, siento quitarte protagonismo. Resulta que lo que sientes ya lo experimentan un montón de personas nada más despertarse. ¿Y qué hacen? Reconocer los pensamientos que los llevan a sentir la inseguridad, cuestionar su fundamentación y gradualmente ir controlándolos hasta superarlos. Aunque también hay otras personas que actúan como zombis, dándole todo igual, sobreviviendo con lo que hay.

-Entonces ¿qué hago?

-Pues saltar al campo, defender tus colores y ganar el partido, que para eso te hemos contratado.