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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

El Chiquilicuatre por Michael A. Galascio Sánchez

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A pesar de que Eurovisión perdió el poco prestigio que tenía hace muchos años, la imagen nacional que exporta España a través de éste payaso friki, con perdón de los auténticos “clowns”, que sí son respetables y conocen el valor del verdadero entretenimiento, nos muestra a un hombre con una jeta siniestra, preñado de una popularidad artificial y bellaca abyección, gracias al apoyo mediático de Buenafuente, que pretende denigrar aun más la imagen de la nación ante Europa.

Está claro, que mientras más caricaturesca sea la imagen de los españoles, más se lesionará el sentimiento de pertenencia de muchos, provocando que otras alternativas parezcan más atractivas. En este sentido, pienso que existen otras maneras de impulsar los proyectos políticos y no a través de la maldad solapada, disfrazada, no sea que el pobre ciudadano ignorante se entere de la verdadera finalidad de éstos rufianes, rateros de la popularidad y aventureros charlatanes de forzadas lisonjas.

Espero que ésta sátira acabe fagocitándose a quienes que le han dado vida y han limitado las expectativas de aquellos que desean abrirse camino en el mundo del espectáculo. Por otro lado, lo ambicioso e irreverente de éste personaje sólo beneficia a unos pocos y de quienes en realidad se están riendo es del pueblo español.

Michael A. Galascio Sánchez

A pesar de que Eurovisión perdió el poco prestigio que tenía hace muchos años, la imagen nacional que exporta España a través de éste payaso friki, con perdón de los auténticos “clowns”, que sí son respetables y conocen el valor del verdadero entretenimiento, nos muestra a un hombre con una jeta siniestra, preñado de una popularidad artificial y bellaca abyección, gracias al apoyo mediático de Buenafuente, que pretende denigrar aun más la imagen de la nación ante Europa.

Está claro, que mientras más caricaturesca sea la imagen de los españoles, más se lesionará el sentimiento de pertenencia de muchos, provocando que otras alternativas parezcan más atractivas. En este sentido, pienso que existen otras maneras de impulsar los proyectos políticos y no a través de la maldad solapada, disfrazada, no sea que el pobre ciudadano ignorante se entere de la verdadera finalidad de éstos rufianes, rateros de la popularidad y aventureros charlatanes de forzadas lisonjas.