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Cita en el Casino Militar

El Casino Militar es sobre todo un foro de estrategia ?Beaumont recordó la marcialidad de varios presentes y su idoneidad táctica desde el generalato- y propuso algunas ideas muy sopesadas para analizar la situación y superarla. Nada de estériles debates sobre el centro o la derecha, Esperanza o Gallardón, jacobinismo o federalismo: sintonizar con la opinión y cautivarla, atraerla. A Zapatero le consideran nocivo, pero no tonto, como ha demostrado. Y el lamento es que los aduladores y agitadores del PP han subido demasiado alto y han gozado de demasiada influencia y poder político. Cada cosa en su sitio, el “agitprop” a las trincheras y los mandos, a la cabeza. ¿Soluciones? Rajoy debe pilotar el cambio discretamente, un “harakiri” como el que hicieron las Cortes franquistas que dieron lugar a dos victorias sucesivas del centro-derecha, una renovación como la del primer Fraga o la del primer Aznar, que no hizo ascos ?sino que se trabajó y ganó- el apoyo de CiU, PNV y CC a su investidura, que no usó ni el terrorismo ni la política exterior para erosionar al adversario, que llenaba los mítines de jóvenes ?cuando ahora la mayoría son jubilados y pensionistas-, que pudo evitar la “foto de las Azores” sobre Irak, como sugirió Rodrigo Rato con toda corrección ?y esto dicho en un foro militar tiene su gracia?, que asume que con el discurso anticatalanista o antivasco ganan los madriles y las dos castillas pero se pierde la Moncloa y que la “teoría de los ciclos” de Ortega y Gasset no es científica, pero se repite invariablemente y sin demora: la “generación Aznar” ya está invalidada políticamente por dos veces y ha de ser una nueva hornada quien la sustituya. Diez millones de votos son hoy su enorme y disciplinada base, pero si las reformas se retrasan, pronto veremos como el cansancio, el hastío y la impotencia van haciendo también mella en tan digno y necesario electorado de oposición.

Federico Utrera

El Casino Militar es sobre todo un foro de estrategia ?Beaumont recordó la marcialidad de varios presentes y su idoneidad táctica desde el generalato- y propuso algunas ideas muy sopesadas para analizar la situación y superarla. Nada de estériles debates sobre el centro o la derecha, Esperanza o Gallardón, jacobinismo o federalismo: sintonizar con la opinión y cautivarla, atraerla. A Zapatero le consideran nocivo, pero no tonto, como ha demostrado. Y el lamento es que los aduladores y agitadores del PP han subido demasiado alto y han gozado de demasiada influencia y poder político. Cada cosa en su sitio, el “agitprop” a las trincheras y los mandos, a la cabeza. ¿Soluciones? Rajoy debe pilotar el cambio discretamente, un “harakiri” como el que hicieron las Cortes franquistas que dieron lugar a dos victorias sucesivas del centro-derecha, una renovación como la del primer Fraga o la del primer Aznar, que no hizo ascos ?sino que se trabajó y ganó- el apoyo de CiU, PNV y CC a su investidura, que no usó ni el terrorismo ni la política exterior para erosionar al adversario, que llenaba los mítines de jóvenes ?cuando ahora la mayoría son jubilados y pensionistas-, que pudo evitar la “foto de las Azores” sobre Irak, como sugirió Rodrigo Rato con toda corrección ?y esto dicho en un foro militar tiene su gracia?, que asume que con el discurso anticatalanista o antivasco ganan los madriles y las dos castillas pero se pierde la Moncloa y que la “teoría de los ciclos” de Ortega y Gasset no es científica, pero se repite invariablemente y sin demora: la “generación Aznar” ya está invalidada políticamente por dos veces y ha de ser una nueva hornada quien la sustituya. Diez millones de votos son hoy su enorme y disciplinada base, pero si las reformas se retrasan, pronto veremos como el cansancio, el hastío y la impotencia van haciendo también mella en tan digno y necesario electorado de oposición.

Federico Utrera