Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las clases por Daniel Casal
Al enfrentarme a este articulo se me presentan dos dudas, por un lado, como expresar lo que pienso sin añadir un dolor mas a las familias, sin caer en el lagrimeo amarillista, como dar con la redacción adecuada en un asunto tan delicado para todos, especialmente para las familias que lo sufren, por otro, poder trasladar a los lectores toda la rabia contenida de unos acontecimientos que repugnan a cualquier persona.
Al terrible drama de la desaparición de un hij@ hay que añadir la desigualdad de una sistema que ni siquiera es capaz de tratar a los niñ@s de igual manera poniendo de manifiesto que hasta en la tragedia hay clases, hay ricos y pobres.
Entre el treinta de Julio del año dos mil seis y el mes de mayo del dos mil siete han desaparecido Sara Morales, Yeremi Vargas y Madeleine McCann, el horror de su desaparición y el sufrimiento por su ausencia une por igual a sus familias.
Pero solo esto las vincula, lo que les da un tratamiento común. A partir de aquí, el espanto de la desigualdad? la existencia de clases.
Los padres de Madaleine son una hacendada familia Británica, forman parte de esa casta social bien pensante, de buenas maneras, educada en caros colegios y prestigiosas universidades, miembros selectos de la burguesía londinense de corte victoriana y fuerte convicción religiosa.
Las familias de Sara y de Yeremi son pobres, trabajadores sin recursos económicos, padres y madres que a los pocos días con el dolor inmenso de la desaparición de sus hijos tuvieron que reincorporarse al trabajo, a ocuparse de las tareas de la casa ,a fregar, limpiar hacer la compra y seguir dolorosamente adelante.
Los Sres. McCann han puesto a disposición de la búsqueda de la pequeña Madeleine todo un operativo nacional e internacional que va desde prestigiosas agencias de investigadores formada por ex agentes de la inteligencia Israelí ( Mossad ) hasta carísimos bufetes de los mas afamados abogados, pasando por los mas importantes lobbys de la información, cadenas televisivas, agencias de prensa?etc.
Los McCann han contado y cuentan con una fundación dotada económicamente con varios millones de euros destinada a financiar los aparatosos gastos de toda la infraestructura mediática, cuentan con agencias de imagen y asesoramiento externo para sus apariciones publicas y equipos de expertos con los que preparar cada una de sus entrevistas y declaraciones.
Deportistas de elite y equipos de fútbol de renombre internacional como Manchester United o el Chelsee, jugadores estrella como David Beckhan, toda una corte de artistas y cantantes Elton John, Bob Gueldof, Sting, Paul Mccarney, Philps Collins..etc.
Han provocado una hola de solidaridad que ha recorrido Europa y EE.UU.
La familia McCann ha sido recibida ni mas ni menos que por el mismísimo representante de Dios en la tierra. El Sr. Ratzinger, el jefe de la iglesia católica, ha encontrado tiempo en su apretada agenda y ha rezado junto a la familia por la aparición de Madeleine, ha bendecido el osito de peluche de la pequeña con la misma mano que da palmaditas en la espalda a los obispos que acarician las suaves pieles de los niños.
Scotland Yard, el Foreign Office y hasta el MI-6 ( servicio de inteligencia británico ) se han puesto al servicio de esta familia.
El primer ministro Británico Gordon Braun, la Reina de Inglaterra o el influyente Arzobispo de Canterbury; Rowan Willians jefe espiritual de la iglesia de Inglaterra y primado de la comunión Anglicana, prestan toda su colaboración, influencia y peso político en la resolución inmediata de la desaparición de Madeleine. En el Reino Unido podría entenderse que la desaparición de Madeleine se ha convertido en un asunto de Estado.
Las familias de Sara y de Jeremi son familias humildes, trabajadores sin recursos económicos y sin posibilidades de influencia política. El trato recibido por los medios y por los responsables de la seguridad es clarísimamente distinto.
No han contado con famosísimas estrellas de la canción y el deporte, no ha habido aportación económica de importantes empresarios y entidades financieras para desarrollar campañas de sensibilización y búsqueda de los pequeños, ni agencias importantes de servicios de inteligencia. Los periódicos locales y los telediarios han enmudecido. Desde luego no han sido recibidos por “su Santidad” ni tan siquiera por algún empleado del Vaticano; Rouco Varela, Ramón Cases..etc. la aterciopelada burguesía local y sus vasallos políticos no parecen perder el sueño por el sufrimiento de las familias Morales y Vargas.
Los altos mandos de las fuerzas de seguridad española se limitan hacer alguna declaración muy de cuando en cuando para seguir diciendo lo mismo “ tranquilos que seguimos buscando ”.
Es evidente, extraordinariamente evidente, que la puesta a disposición de medios privados y públicos para lograr esclarecer las desapariciones son radicalmente distintos y no creo que quede duda alguna, que estos, están directamente relacionados con la posición social que ocupan las familias de los niñ@s desaparecidos.
Sin duda la afirmación anterior golpea la conciencia de cualquier persona, es tremenda, pero es desgraciadamente cierta, estamos ante una respuesta distinta ante realidades sociales y económicas distintas: los ricos responden con toda su capacidad mediática, con su influencia política, con sus recursos económicos para proteger a los hijos de su clase, a los pobres no nos queda mas que llorar, rezar a nuestros dioses y esperar?.
Decía al principio de este articulo que había sido difícil empezarlo, no menos difícil se me hace acabarlo, tal vez los versos de Rubén Blades sirvan mejor que mis palabras para hacerlo, versos del tema “ Desaparecidos”
Adonde van los desaparecidos, buscalos en el mar y en los matorrales.
Y como es que desaparecen.
Porque no todos somos iguales
* Unidad del Pueblo
Daniel Casal*
Al enfrentarme a este articulo se me presentan dos dudas, por un lado, como expresar lo que pienso sin añadir un dolor mas a las familias, sin caer en el lagrimeo amarillista, como dar con la redacción adecuada en un asunto tan delicado para todos, especialmente para las familias que lo sufren, por otro, poder trasladar a los lectores toda la rabia contenida de unos acontecimientos que repugnan a cualquier persona.
Al terrible drama de la desaparición de un hij@ hay que añadir la desigualdad de una sistema que ni siquiera es capaz de tratar a los niñ@s de igual manera poniendo de manifiesto que hasta en la tragedia hay clases, hay ricos y pobres.