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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Comida para los pobres

Recordemos que todo empezó con unas declaraciones del portavoz del gobierno, Martín Marrero, que dijo que Paulino Rivero había propuesto repartir la comida que no pudiera comercializarse por su fecha de caducidad entre la gente más necesitada. En una primera respuesta Cáritas y los empresarios respondieron que el ejecutivo no tenía capacidad para controlar esa comida, que eso era un peligro y que “gracias por avisar” (esto lo añado yo). Después en Madrid, en un hotel de lujo y ante trescientos grandes empresarios sentados frente a un menú de comida no caducada, políticos del PP como Mariano Rajoy, cargos públicos renombrados como José Miguel Ruano y personas piadosas como Jerónimo Saavedra, el presidente Paulino Rivero dijo que eso de repartir comida entre los pobres fue una idea de los empresarios. Nuestro Mencey volvió a mostrar su extraordinaria capacidad de adaptar su discurso al auditorio, y para alegrar los oídos de la patronal defendió la necesidad de abaratar los despidos, aunque eso pueda provocar el aumento de gente necesitada de comida cuasicaducada. En Madrid Rivero cambió su discurso de beneficencia por su habitual política de beneficios para los patrones.

Después el Mencey regresó a su reino y recuperó la seguridad en sí mismo y declaró que sí, que él iba a repartir el papeo cuasicaducado, que “ni un paso atrás” en su política de beneficencia. Y ahora PP Manolo vuelve, por segunda vez, a decir que el reparto de comidas no está recogido en el plan anticrisis que este gobierno lleva preparando desde el crack de 1929 y que presentará al respetable en un par de centurias. Estamos ante el gobierno que más habla de la crisis y que menos hace. Con lo mal que está la cosa, y tenemos que aguantar a Paulino y a Soria jugando con las cosas de comer.

Una de las pocas ideas que repiten todos los analistas es que es necesario recuperar la confianza y atacar la parte sicológica de la crisis. Pues nuestro Mencey se dedica a decir que España va camino de la bancarrota y que se producirá una situación de emergencia social que llevará a Zapatero a copiar su maravillosa idea de recoger la comida cuasicaducada y repartirla entre los pobres. Que sabemos que son pobres por el destino divino, y no como consecuencia de un sistema económico injusto que protege a los ricos.Tampoco influye en el número de pobres en Canarias las políticas de un gobierno que legisla para dar beneficios a los ricos (descataloga sebadales, leyes de medidas urgentes para desproteger el territorio) y aprovecha las cositas que van a la basura para los pobres, este Mencey que opta por los beneficios para los ricachones (menos indemnización por despido) y beneficencia para los pobres. Este presidente adapta su agenda para recibir dos días seguidos al presidente de la patronal española, un día en Tenerife y otro en Gran Canaria pero no encuentra tiempo para hablar con Cáritas antes de ponerse la medalla del reparto de la solidaridad caducada.

El último problema de Paulino Rivero es que nadie le explicó que es muy difícil creer a un Mencey que de repente es capaz de apuntarse a una política de beneficencia después de tantos años dedicados a la política para generar beneficios a los grandes. En este tema hay que reconocer que PP Manolo el Humilde ha sido más sincero, los pobres son una cuestión que hay que dejarla en manos de los expertos en “la casuística de recepción y distribución”. Soria lo tiene claro, el gobierno está para pedir que no caduquen los beneficios de la RIC, si la comida caduca o no es problema de Cáritas. El gobierno debe dedicarse a los beneficios no a la beneficencia.

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Juan García Luján

Recordemos que todo empezó con unas declaraciones del portavoz del gobierno, Martín Marrero, que dijo que Paulino Rivero había propuesto repartir la comida que no pudiera comercializarse por su fecha de caducidad entre la gente más necesitada. En una primera respuesta Cáritas y los empresarios respondieron que el ejecutivo no tenía capacidad para controlar esa comida, que eso era un peligro y que “gracias por avisar” (esto lo añado yo). Después en Madrid, en un hotel de lujo y ante trescientos grandes empresarios sentados frente a un menú de comida no caducada, políticos del PP como Mariano Rajoy, cargos públicos renombrados como José Miguel Ruano y personas piadosas como Jerónimo Saavedra, el presidente Paulino Rivero dijo que eso de repartir comida entre los pobres fue una idea de los empresarios. Nuestro Mencey volvió a mostrar su extraordinaria capacidad de adaptar su discurso al auditorio, y para alegrar los oídos de la patronal defendió la necesidad de abaratar los despidos, aunque eso pueda provocar el aumento de gente necesitada de comida cuasicaducada. En Madrid Rivero cambió su discurso de beneficencia por su habitual política de beneficios para los patrones.

Después el Mencey regresó a su reino y recuperó la seguridad en sí mismo y declaró que sí, que él iba a repartir el papeo cuasicaducado, que “ni un paso atrás” en su política de beneficencia. Y ahora PP Manolo vuelve, por segunda vez, a decir que el reparto de comidas no está recogido en el plan anticrisis que este gobierno lleva preparando desde el crack de 1929 y que presentará al respetable en un par de centurias. Estamos ante el gobierno que más habla de la crisis y que menos hace. Con lo mal que está la cosa, y tenemos que aguantar a Paulino y a Soria jugando con las cosas de comer.