Espacio de opinión de Canarias Ahora
La no coña del fin de semana
Pero, de coña nada. A Daniel Cerdán se le había acabado la paciencia ?la paciencia se suele acabar como la bombona del butano también los fines de semana?, había recogido las cosas de su despacho oficial y se había ido sin dar portazo alguno, porque Daniel es muy educado y cuida los modales. Sin embargo, la designación del locutor de Radio Club para sustituir al periodista no fue una solución de emergencia. Al contrario, era un nombramiento con premeditación que pilló al personal en treinta y tres. Guillermo ?habrá que empezar a llamarlo Guillermo por la responsabilidad del cargo? se lleva muy bien con Paulino, pero también se lleva bien el presidente, supongo, con el chófer de su coche oficial y no se le ocurriría nombrarlo consejero de Sanidad, pongamos por caso. Porque el problema no es que García sea un profesional de la radio con tendencia al arrebato amarillista y con enano perfil profesional para asumir las tareas de dirección del ente, sino que, encima, accede a ese puesto en un momento verdaderamente crítico, cuando hay que lidiar con un cambio de modelo del ente que supone la anulación de un concurso público, la puesta en marcha de un nuevo sistema de contratación y realización de contenidos ?que puede significar un impulso extraordinario para la creación de una industria audiovisual en las islas? y, en definitiva, una responsabilidad casi casi histórica que, para mayor preocupación de quienes se preocupan por el destino de los dineros públicos, requerirá el manejo de una auténtica fortuna. Todo eso se pone en manos del bueno de Willy, con lo cual Paulino Rivero demuestra que, en su opinión, cualquier amiguete puede dirigir una televisión pública y gestionar una pasta gansísima que es de todos los canarios. Frente a esta situación cuanto menos inquietante, que Larry Álvarez siga empeñado en la desfachatez de buscarle un currito a doña Tere, su mujer, en donde sea, y la meta de jefa de informativos en una radio que todavía no existe, no pasa de ser un nepotismo más de los tantos a los que nos tiene acostumbrados nuestra clase política.
José H. Chela
Pero, de coña nada. A Daniel Cerdán se le había acabado la paciencia ?la paciencia se suele acabar como la bombona del butano también los fines de semana?, había recogido las cosas de su despacho oficial y se había ido sin dar portazo alguno, porque Daniel es muy educado y cuida los modales. Sin embargo, la designación del locutor de Radio Club para sustituir al periodista no fue una solución de emergencia. Al contrario, era un nombramiento con premeditación que pilló al personal en treinta y tres. Guillermo ?habrá que empezar a llamarlo Guillermo por la responsabilidad del cargo? se lleva muy bien con Paulino, pero también se lleva bien el presidente, supongo, con el chófer de su coche oficial y no se le ocurriría nombrarlo consejero de Sanidad, pongamos por caso. Porque el problema no es que García sea un profesional de la radio con tendencia al arrebato amarillista y con enano perfil profesional para asumir las tareas de dirección del ente, sino que, encima, accede a ese puesto en un momento verdaderamente crítico, cuando hay que lidiar con un cambio de modelo del ente que supone la anulación de un concurso público, la puesta en marcha de un nuevo sistema de contratación y realización de contenidos ?que puede significar un impulso extraordinario para la creación de una industria audiovisual en las islas? y, en definitiva, una responsabilidad casi casi histórica que, para mayor preocupación de quienes se preocupan por el destino de los dineros públicos, requerirá el manejo de una auténtica fortuna. Todo eso se pone en manos del bueno de Willy, con lo cual Paulino Rivero demuestra que, en su opinión, cualquier amiguete puede dirigir una televisión pública y gestionar una pasta gansísima que es de todos los canarios. Frente a esta situación cuanto menos inquietante, que Larry Álvarez siga empeñado en la desfachatez de buscarle un currito a doña Tere, su mujer, en donde sea, y la meta de jefa de informativos en una radio que todavía no existe, no pasa de ser un nepotismo más de los tantos a los que nos tiene acostumbrados nuestra clase política.
José H. Chela