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Por el crecimiento turístico cero

Se ha hablado y escrito muchísimo sobre un modelo como el nuestro, el modelo turístico canario totalmente en crisis. No se entiende, por tanto, que nuestros gobernantes sigan apostando por un modelo que a quien único beneficia es a un reducido grupo de grandes empresarios de la construcción apuntados recientemente al carro de la especulación urbanística en materia turística. Es más, son los históricos inversores del turismo en Canarias, pequeños empresarios en la mayoría de los casos, los primeros que han visto con muy buenos ojos la presentación de la iniciativa ecologista. Preocupados desde hace unas décadas por la renovación de la planta alojativa, como es el caso de los complejos de Maspalomas Costa Canaria (San Agustín y Playa del Inglés). Muchas promesas han existido en este sentido con la presentación de macro proyectos que nunca han llegado a realizarse. El último de ellos, el perteneciente a los arquitectos Cáceres y Palop, con una muy buena acogida entre el sector y presentado en el último Forum del Turismo de Maspalomas, espera en el cajón de algún político de turno a que se decidan por las aportaciones económicas en el tan ansiado y recurrido Consorcio para la mejora de la planta alojativa, con la participación del Estado, Comunidad Autónoma, Cabildo Insular, Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y el empresariado. En cambio, esos mismos dineros aparecen cuando hablamos de cárceles o regasificadoras en tierra o mar adentro.

Es necesario, por tanto, cambiar el modelo turístico actual, que ha consistido en la creación de camas, en vez de crear una infraestructura turística de calidad. Un crecimiento turístico cero, con algunas excepciones como pueda ser la esperada renovación, el desarrollo real y no anecdótico del turismo rural y la apuesta por hoteles urbanos de carácter no turístico, así como los ansiados planes de rehabilitación y renovación de la planta alojativa obsoleta mencionada en esta misma reflexión anteriormente.

Si a todo ello le unimos la falta de criterios de calidad y la apuesta por un turismo del todo incluido y de masas, mal parados vamos. Calidad no es la construcción de campos de golf como solución al problema, muy al contrario cuando analizamos el verdadero perfil del turista medio. En cambio continuamos sin adecuarnos a la normativa europea sobre establecimientos alojativos. La accesibilidad urbanística y arquitectónica para personas con movilidad reducida con la total eliminación de barreras arquitectónicas y de la comunicación brillan por su ausencia. Y por otra parte, ¿dónde queda el diseño de un modelo de desarrollo y crecimiento turístico y económico sostenible y de calidad turística? Todavía están buscándolo desde algún despacho gubernamental. No digamos si hablamos del equipamiento complementario ambiental y territorialmente sostenible.

Ironías de la vida, ¿Reservas de la Biosfera? En muchos de los casos, encontramos a alcaldes y alcaldesas cómplices de todos estos procesos donde el lucro a base de recalificaciones, licencias y favores pre y postelectorales a los auténticos especuladores del suelo y servidores de la destrucción del espacio limitado del Archipiélago.

Con todo ello, debemos sumarnos a la propuesta que nos hace la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción con la recogida de más de 100.000 firmas en toda Canarias, para así contar con un respaldo social amplio y presentar ante el Parlamento “una Ley de crecimiento cero potente”. Todo ello, a pesar de la negativa a firmar del presidente del Cabildo de Gran Canaria por encontrar la iniciativa como “falaz”. Son las cosas de estar en la oposición o estar gobernando. Probablemente José Miguel Pérez sí hubiese firmado encontrándose en la primera de las situaciones. ¿Incoherencia política? Una cosa si ha quedado clara a raíz de la presentación de esta campaña, y esta ha sido la apertura de un debate presente en todos los colectivos ciudadanos canarios hace mucho tiempo, y que únicamente Ben Magec ha tenido la valentía de presentar. Así pues, queda abierto “el diálogo a toda la sociedad, para debatir sobre la Ley, por lo que hablarán con organizaciones sociales, culturales, empresariales y políticas, para exponer su punto de vista”.

*Profesor de enseñanza secundaria y director del IES Faro de Maspalomas

Antonio Hernández Lobo*

Se ha hablado y escrito muchísimo sobre un modelo como el nuestro, el modelo turístico canario totalmente en crisis. No se entiende, por tanto, que nuestros gobernantes sigan apostando por un modelo que a quien único beneficia es a un reducido grupo de grandes empresarios de la construcción apuntados recientemente al carro de la especulación urbanística en materia turística. Es más, son los históricos inversores del turismo en Canarias, pequeños empresarios en la mayoría de los casos, los primeros que han visto con muy buenos ojos la presentación de la iniciativa ecologista. Preocupados desde hace unas décadas por la renovación de la planta alojativa, como es el caso de los complejos de Maspalomas Costa Canaria (San Agustín y Playa del Inglés). Muchas promesas han existido en este sentido con la presentación de macro proyectos que nunca han llegado a realizarse. El último de ellos, el perteneciente a los arquitectos Cáceres y Palop, con una muy buena acogida entre el sector y presentado en el último Forum del Turismo de Maspalomas, espera en el cajón de algún político de turno a que se decidan por las aportaciones económicas en el tan ansiado y recurrido Consorcio para la mejora de la planta alojativa, con la participación del Estado, Comunidad Autónoma, Cabildo Insular, Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y el empresariado. En cambio, esos mismos dineros aparecen cuando hablamos de cárceles o regasificadoras en tierra o mar adentro.

Es necesario, por tanto, cambiar el modelo turístico actual, que ha consistido en la creación de camas, en vez de crear una infraestructura turística de calidad. Un crecimiento turístico cero, con algunas excepciones como pueda ser la esperada renovación, el desarrollo real y no anecdótico del turismo rural y la apuesta por hoteles urbanos de carácter no turístico, así como los ansiados planes de rehabilitación y renovación de la planta alojativa obsoleta mencionada en esta misma reflexión anteriormente.