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La crisis y los caraduras

Lo contaban ayer en el periódico Público. El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, cobra 360.612 euros al año, o sea, 1000 euros al día. Trichet, uno de los principales predicadores de la contención salarial para evitar que se dispare la inflación, disfrutó el año pasado de una subida de sueldo del 2,5%, cuando la inflación media de la zona euro fue del 0,9%. El salario más escandaloso es el del presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. El máximo representante de la institución más dura con los países que pasan una peor situación económica cobra 420.360 euros netos libres de impuestos. El presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso cobra 370.000 euros al año. Además la legislación le permite jubilarse a los 60 años con buena parte de su salario. Las buenas condiciones de los responsables del FMI o el BCE también se trasladan al resto del personal. El chófer del presidente del FMI cobra más de 45.000 euros al año. Un jefe del FMI puede cobrar entre 140.000 y 275.000 euros.

Teniendo en cuenta estos datos podríamos hacernos una idea de lo que cobra el presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Debemos recurrir a la imaginación porque el equipo de Fernández Ordóñez, tan exigente a la hora de pedir transparencia a las cajas de ahorro, no ha querido informar del salario de Ordóñez. El presidente el Banco de España es uno de los principales aliados de la patronal española en la solicitud de una reforma laboral que abarate los despidos y recorte derechos de los trabajadores. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, (compañero suyo de partido) pidió la semana pasada a Ordóñez que deje de opinar sobre reformas laborales y proponga una reforma del sistema financiero para prevenir futuras crisis provocadas por los especuladores que no preocupan a Ordóñez.

Los directivos del FMI, el BCE, la Comisión Europea o el Banco de España han sido muy rápidos a la hora de imponer un ajuste duro a Grecia, un recorte de sueldos a mileuristas, a pensionistas, la privatización de empresas públicas rentables, recortes de derechos laborales? Sin embargo no se han atrevido a tocar a los especuladores financieros que provocaron esta crisis. Sólo quieren hablar del déficit público, de los equilibrios de las cuentas de los estados. Cuando saben que esta crisis estalló por culpa de la mala gestión de los banqueros norteamericanos y europeos, por culpa de la especulación sin límites, de la burbuja formada por dinero virtual, de los negocios con activos tóxicos, por culpa de las golfadas de las mafias financieras.

Pero ellos prefieren señalar el déficit público y continuar viviendo en sus burbujas, como si ese déficit no estuviera relacionado también con sus salarios astronómicos, las ayudas a sus familias, las pensiones especiales. Señalan con su hipócrita dedo a los pensionistas y a los trabajadores públicos, pero no tocan a su personal, que también vive del presupuesto público, no nombran los gastos militares, ni el dinero público destinado a salvar los bancos mal gestionados.

En Canarias tenemos nuestros Trichet, Strauss-Kahn o Fernández Ordoñez. Se les reconoce fácilmente porque poseen el mismo nivel de fariseísmo. Les hemos escuchado decir que sobran miles de funcionarios, que los trabajadores públicos no son productivos, o que la empresa privada gestiona mejor que la pública (cuando los directivos de las compañías públicas son ellos o han sido enchufados por ellos). Sin embargo ahí están ellos, encaramados al presupuesto público canario, sin demostrar su valía en la empresa privada. A diferencia de los trabajadores públicosisleños, estos caraduras ultraperiféricos han cambiado de pisos en la ciudad a chalets en las afueras, han podido poner a sus hijos en colegios privados, mandarlos a universidades lejanas...Todos esos gastos pagados (presuntamente) sólo con los ingresos de salarios públicos que en sus casos en apenas 10 ó 15 años se debieron multiplicar como los panes y los peces, algo que no pueden decir los privilegiados maestros, enfermeras o administrativos mileuristas a los que el próximo mes les recortarán entre el 1 y el 7% de su salario.

Juan García Luján

Lo contaban ayer en el periódico Público. El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, cobra 360.612 euros al año, o sea, 1000 euros al día. Trichet, uno de los principales predicadores de la contención salarial para evitar que se dispare la inflación, disfrutó el año pasado de una subida de sueldo del 2,5%, cuando la inflación media de la zona euro fue del 0,9%. El salario más escandaloso es el del presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. El máximo representante de la institución más dura con los países que pasan una peor situación económica cobra 420.360 euros netos libres de impuestos. El presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso cobra 370.000 euros al año. Además la legislación le permite jubilarse a los 60 años con buena parte de su salario. Las buenas condiciones de los responsables del FMI o el BCE también se trasladan al resto del personal. El chófer del presidente del FMI cobra más de 45.000 euros al año. Un jefe del FMI puede cobrar entre 140.000 y 275.000 euros.

Teniendo en cuenta estos datos podríamos hacernos una idea de lo que cobra el presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Debemos recurrir a la imaginación porque el equipo de Fernández Ordóñez, tan exigente a la hora de pedir transparencia a las cajas de ahorro, no ha querido informar del salario de Ordóñez. El presidente el Banco de España es uno de los principales aliados de la patronal española en la solicitud de una reforma laboral que abarate los despidos y recorte derechos de los trabajadores. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, (compañero suyo de partido) pidió la semana pasada a Ordóñez que deje de opinar sobre reformas laborales y proponga una reforma del sistema financiero para prevenir futuras crisis provocadas por los especuladores que no preocupan a Ordóñez.