Espacio de opinión de Canarias Ahora
De la Cruz Roja, el pan, los derechos y el trabajo
En mi lejana juventud muchos teníamos cierto recelo a la Cruz Roja. Por aquella época era parte del aparato militar del franquismo. Desfilaba el día de la Victoria y ejercía más de cuerpo sanitario paramilitar que de organización benéfica. Afortunadamente las cosas cambiaron con la llegada de la democracia.
La Cruz Roja se desvinculó del aparato de estado y se centró en las tareas de sus orígenes: asistencia sanitaria, ayuda a los más necesitados, etc. Como toda ONG no puede vivir únicamente de las cuotas de sus miles de asociados y tiene que recibir apoyo del Estado a través de las subvenciones que muchos marcamos con una equis en nuestra declaración de la renta: la que está destinada a Organizaciones No Gubernamentales y no a la Iglesia. Además de marcar esa equis muchos se han hecho socios de pago para contribuir al sostenimiento de la Cruz Roja.
Hasta la fecha, salvo un período turbio de ayuda a Angola, la Cruz Roja parecía mantenerse al margen de los vaivenes de la política y la corrupción en nuestro país. Con recortes y diversas penalidades parecía que lograría mantenerse independiente de las corruptelas y los despotismos de la época Rajoy que nos ha tocado vivir.
Pero el 31 de Agosto las cosas han vuelto a la época del franquismo. Ese día, sin venir a cuento, una lancha del servicio de socorrismo de la Cruz Roja en la playa de las Canteras sirvió, voluntariamente, a las funciones represoras de la policía local ordenadas por el sátrapa Cardona.
Resulta que unos activistas de Canarias por la Izquierda, integrada en el Frente Amplio y del sindicato COBAS, exhibieron una pancarta en la barra de las Canteras. La pancarta llevaba el lema PAN, TRABAJO, DERECHOS. Lema de la campaña contra la pobreza que se está llevando a cabo en todo el estado y que, aquí, en Canarias, apoya la mismísima Cruz Roja. Por lo visto la exhibición de la pancarta molestó de manera supina al alcalde que dio órdenes a la policía local de identificar a los osados pancartistas.
Más allá del esperpento de querer identificar a unos bañistas que por propia definición no pueden llevar el DNI encima, más allá que uno pueda entender el aprieto en que se encuentran los miembros de la policía local que tienen que cumplir tan absurda orden, lo que no tiene explicación es la colaboración de la Cruz Roja en una tarea que no es humanitaria ni socorrista sino claramente represora. Que por el capricho del alcalde, la policía, en vez de perseguir carteristas se dedique a identificar a activistas, entra en lo que nos tiene acostumbrado el sátrapa Cardona. Pero que la Cruz Roja abandone sus funciones de socorro y mantenga ocupada con tareas represivas una lancha cuya finalidad es precisamente la de socorrer a los bañistas no tiene explicación alguna.
Otra cosa es que una pancarta que reclama PAN, TRABAJO, DERECHO, moleste al alcalde de la ciudad donde existe el mayor índice de pobreza de las islas, donde el paro es mayor y la precariedad y la arbitrariedad patronal campan a sus anchas. Debe ser que el sátrapa Cardona tiene asegurado su pan, su trabajo y sus derechos. Por eso puede molestarle que se pida para todos aquello de lo que él y sus allegados disfrutan y la mayoría de la población no. En vez de apoyar esa legítima reivindicación él alcalde de los mil proyectos evanescentes se revuelve como histérica serpiente ante la osadía de los ciudadanos que le recuerdan que la lucha continúa. Ni las lanchas de la Cruz Roja ni los contritos policías locales van a impedir que sigamos exigiendo PAN, TRABAJO, DERECHOS.
En mi lejana juventud muchos teníamos cierto recelo a la Cruz Roja. Por aquella época era parte del aparato militar del franquismo. Desfilaba el día de la Victoria y ejercía más de cuerpo sanitario paramilitar que de organización benéfica. Afortunadamente las cosas cambiaron con la llegada de la democracia.
La Cruz Roja se desvinculó del aparato de estado y se centró en las tareas de sus orígenes: asistencia sanitaria, ayuda a los más necesitados, etc. Como toda ONG no puede vivir únicamente de las cuotas de sus miles de asociados y tiene que recibir apoyo del Estado a través de las subvenciones que muchos marcamos con una equis en nuestra declaración de la renta: la que está destinada a Organizaciones No Gubernamentales y no a la Iglesia. Además de marcar esa equis muchos se han hecho socios de pago para contribuir al sostenimiento de la Cruz Roja.