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De los cupos subastables a la soberanía energética
En los últimos días y una vez más, el Gobierno de Canarias (GC) nos anuncia que ha conseguido acordar con el Gobierno de España (GE) y poner en marcha otro cupo para la ampliación de nuestra potencia instalada de energías renovables. Al tiempo, aprovecha la ocasión para alardear que, en este aspecto, estamos creciendo más que nadie, que las cosas no dejan de desarrollarse a las mil maravillas y que somos los mejores.
Hoy nos interesa entrar en lo que supone el tan alabado sistema de cupos. Como se sabe, es el GE el que, de acuerdo con criterios no transparentes, de vez en cuando y a la postre de acuerdo con su última voluntad, fija un cupo de megavatios de energías renovables (en este caso eólicas) para instalar en Canarias. Instalaciones que están obligadas a entrar en funcionamiento antes de una fecha determinada, que contarán con subvenciones y se retribuirán igual que en la Península. A tal fin, se abrirá un periodo de tres meses en el que las empresas podrán presentar sus proyectos y, al final, se realizará una subasta para adjudicar el total de potencia del cupo entre los solicitantes. Con una peculiaridad especialmente importante y significativa, van a ser las empresas quienes, al final, elijan el emplazamiento y las características de esas instalaciones.
En mi opinión, lo primero que chirría de una forma estridente es que el sistema de cupos subastables no permite el mínimo imprescindible de visión global y estructurada a muy largo plazo, necesaria para la transformación ¡nada menos’ que de todo un modelo energético. Intentando conducirlo desde el actual, centrado en los combustibles fósicles, al basado en las limpias y renovables. Y es que los cupos subastables estimulan a que las empresas compitan entre sí (siempre que no lleguen a acuerdos de reparto, muy fáciles de producirse en sectores tan oligopolísticos), se afanen por conseguir buenas localizaciones, impulsen las innovaciones tecnológicas y mejoren rendimientos, lo que es muy positivo. Pero esto no evita que, al final, lo que resulte sea un rosario de propuestas competidoras, independientes y sin relación alguna, que van ocupando espacios físicos y posibilidades técnicas, sin disponer del imprescindible marco global de referencia de un Plan de Tránsito del Modelo Energético de Canarias. Porque antes de atreverse (con medidas desconectadas y parciales como son los cupos subastables) a esa ingente y estratégica tarea, es imprescindible tener en cuenta TODOS los tipos de energías renovables primarias, sus mapas y sus características, con el objetivo de apostar por el MIX ÓPTIMO en cada momento tecnológico. Porque con el actual sistema de sucesivos cupos subastables y empresas competidores es del todo imposible que se consiga.
Y es que ese Nuevo Modelo jamás podrá alcanzarse por medio de una serie de propuestas parciales que compiten entre sí, con perspectivas específicas e independientes del resto y al margen de cualquier mínima planificación global. El ir colocando, al azar y simultáneamente, piezas de varios puzzles desconocidos; el ir predeterminando estructuras energéticas inciertas, no es la estrategia adecuada ni eficiente. Ni de lejos.
Entonces, ¿por qué los cupos?
Si las cosas son así, la pregunta es relevante. Porque, como todos sabemos, en las ciencias sociales cualquier propuesta o estrategia (esta incluida) tiene que valorarse de acuerdo con los resultados que vaya produciendo. Es cierto que todavía es pronto para constatar que el sistema de cupos adolece de los graves inconvenientes que acabo de esquematizar.
Pero hay otro aspecto de enorme significado que viene imponiéndose de forma implacable. Porque la casi totalidad de los parques de energías renovables en funcionamiento (fundamentalmente eólicos), también los que se están construyendo y los ya adjudicados, son propiedad de las grandes empresas energéticas trasnacionales:Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Repsol, Gamesa. Este hecho es verdaderamente significativo y retrata a la perfección el modo de entender y manejar las políticas económicas y sociales por parte de la actual dirigencia canaria. Y es que el archipiélago tiene unos fastuosos recursos energéticos renovables y limpios. Algunos expertos extranjeros llegaron a llamarla la Arabia Saudí (con perdón) de las energías renovables. Se trata de unos recursos que tienen la consideración técnica de bienes públicos. Y lo justo y razonable es que esos recursos naturales se aprovecharan no solo para eliminar la quema de combustibles fósiles y colaborar desde las Islas a la lucha contra el cambio climático, no solo para hacer de las Islas, en un futuro no lejano, una zona libre de contaminación interior, sino también para aprovechar económicamente esas inmensas riquezas para la ciudadanía canaria.
Y justo se está haciendo lo contrario. Se viene facilitando que sean las grandes trasnacionales las que se beneficien de ese aprovechamiento (recuérdese que no producen energía, solo transforman las energías primarias que graciosamente ponemos en sus manos visibles), hagan negocio y se lleven los beneficios.
En resumen, que el sistema de cupos subastables, en la práctica, está facilitando que las grandes trasnacionales hagan el negocio del siglo con los recursos energéticos canarios (recuérdese su carácter de bienes públicos) y nos coloquen en una situación de absoluta dependencia, cuando todo el mundo en las Islas (incluso la actual dirigencia) dice defender la soberanía energética.
A partir de todo esto, es lícito pensar que el sistema de cupos está ideado y puesto en práctica con este fin. Y es que la actual campaña de festejar todo lo que está creciendo la potencia instalada de renovables en las Islas tiene como finalidad ocultar que lo que se viene haciendo es un auténtico expolio a la ciudadanía canaria de sus recursos más valiosos. Al tiempo que se va construyendo un rosario sucesivo de infraestructuras sin el necesario marco global para conseguir el MIX Óptimo del que ya casi nadie habla.
Es cierto que hay diferencias entre islas. Y vale la pena subrayar la iniciativa del Cabildo de El Hierro, el primero en apostar por el cambio de modelo energético con Gorona del Viento. Y que, con todas las limitaciones que se quiera (recuérdese que se trató en su día de una arriesgada experiencia piloto), puso sobre el tapete la posibilidad del Nuevo Modelo Energético. O el caso del Cabildo de Lanzarote que, acompañado por los siete municipios de la isla en el Consejo Insular del Agua, está consiguiendo que la mayor parte de los parques eólicos sean de propiedad y gestión públicas, a través de la empresa pública Inalsa. Se trata de un comportamiento ejemplar. Por supuesto, con limitaciones (la presencia del conflictivo Canal de Isabel II en Canal Gestión Lanzarote puede crear distorsiones y habrá que estar muy atento).
El resto de cabildos ni está ni se les espera. Sorprende el caso del Cabildo de Gran Canaria que, de acuerdo con sus reivindicaciones históricas, debería tener una decidida presencia en este aspecto. Y no es así. A lo más que se llega es una especie de Modo Fielato. En algún caso, cobra por la ocupación de suelo, se apropia de un exiguo porcentaje sobre los beneficios de alguna empresa y poco más.
En resumen, la tan ansiada soberanía energética a la que todo el mundo dice defender, no podrá conseguirse si la inmensa mayoría del nuevo sistema energético está en manos de las grandes trasnacionales. No hay ninguna soberanía si se es, técnica y financieramente, del todo dependiente.
¿Qué se puede hacer?
Existe una primera dificultad y es que la partida ya está avanzada y que hay mucho ejecutado y programado. Y esto es algo que, para multitud de cuestiones, sería definitivo. Pero no lo es para el tema que estamos tratando: el tránsito a un Nuevo Modelo Energético. Primero, porque se trata de un tema muy a largo plazo y siempre modificable por las rapidísimas innovaciones tecnológicas. Segundo, porque las instalaciones envejecen y hay que renovarlas. Además los cupos tienen fecha de caducidad.
Es decir, que no se pueden hacer cosas. El artículo 165 del Estatuto de Autonomía de Canarias define las competencias y habilita lo que se propone a continuación.
1).- Supresión inmediata del sistema de cupos. Para evitar complicaciones jurisdiccionales infinitas, lo que está ya aprobado se realizará de la forma que estaba prevista.
2).- Mientras todo lo aprobado y pendiente se siga construyendo, hay tiempo para elaborar, con el apoyo de los principales especialistas mundiales de la materia, el Plan de Tránsito hacia el Nuevo Modelo Energético de Canarias. Para definir el MIX Óptimo de todas las energías primarias renovables, de acuerdo con las tecnologías actuales. Se priorizarán las conexiones interinsulares técnicamente posibles. La atención, el respeto y la mejora del medio natural y del paisaje serán señas de identidad.
3).- Las principales infraestructuras y estructuras de producción, transporte, distribución y almacenamiento tendrán carácter público.
4).- Hasta un techo de potencia instalada a determinar, se facilitará la penetración de la iniciativa privada, de acuerdo con la planificación prevista.
5). Los actuales Consejos Insulares de Agua se ampliarán para hacerse cargo de las competencias energéticas. Recuérdese que estamos hablando de un sistema que es dual.
6).- Se estimulará y apoyará económicamente el autoconsumo de ciudadanos y empresas. Para facilitarlo, se aplicará el sistema de balance neto.
7).- Los beneficios que en la actualidad son recogidos por las trasnacionales, ahora irían destinados al abaratamiento del suministro de energía. Existirá un tratamiento especial para las familias con mayores dificultades.
8).- El Nuevo Modelo Energético tendrá como objetivo ayudar a la pedagogía social de la sostenibilidad, entendida como Bien Común. Para facilitar esta tarea y para generar mayor confianza de la ciudadanía en el manejo de los bienes públicos, la contabilidad económica del sistema estará colgada en la red y será accesible a todo el mundo.
9).- La financiación es el tema más complejo en esta propuesta. Como mínimo se ha de contar con tres fuentes principales:
De acuerdo con el REF, los Presupuestos Generales del Estado de cada año deben incorporar un volumen suficiente de recursos, para que el precio de la energía en Canarias sea equivalente al peninsular. En la actualidad, todo ese dinero va a subvencionar la importancia de crudos para su quema. En el futuro, como es obvio, esto ya no será necesario. Por tanto, habrá que negociar cómo transformar, mediante una adecuada capitalización en el tiempo, ese flujo que seguiría apareciendo en los sucesivos presupuestos. El que se apueste por un modelo sostenible podría beneficiarse con primas adicionales.
El Banco Europeo de Inversiones y las políticas específicas para luchar contra el cambio climático deberían aportar sustantivos recursos y, sobre todo, financiación barata.
Si hay una inversión que tenga garantizada la demanda en sus servicios esa es la energética. Además, contando con un solvente Plan de Tránsito avalado por el Gobierno de Canarias y con todos los apoyos políticos de la UE, el sistema financiero convencional se encontraría con plenas garantías para conceder créditos.
Nota final
Si nos preguntamos en qué asuntos está ocupado en la actualidad el Gobierno de Canarias y la dirigencia económica y social que lo apoya, la respuesta es que está volcado en la petición de más recursos al Gobierno central, tema en el que no entro, porque lo que ahora interesa subrayar es para qué quieren todo ese dinero. Y la mayor parte de las peticions van dirigidas a hacer más carreteras, en ampliar más puertos marítimos (¡Ay! Agaete), en soterrar vías colapsadas, en traer el tren a Tenerife y Gran Canaria (hay que recordar que sigue habiendo partidas en los presupuestos para proyectos de estaciones ferroviarias). Aparte de poner un montón de dinero para el absurdo y carísimo despilfarro de que volar a otra isla sea más barato que coger una guagua insular. Y todo eso nos cuesta dinero. Mal empleado.
En fin, que, en vez de apostar estratégicamente por un Nuevo Modelo Energético, con todas las potencialidades innovadoras y sostenibles que trae consigo, se sigue obsesionado con el tema del transporte, eso sí con las fórmulas más trasnochadas y viejunas. Siguen mirando hacia atrás. Dispuestos a gastar los recursos en donde y como ya nadie lo hace. Y, lo más grave, dimitiendo de su enorme responsabilidad de liderar la introducción en Canarias de un Nuevo Modelo Energético Limpio. que haga de las Islas una auténtica referencia en el Atlántico. Para que, ahora sí, podamos enorgullecernos de haber conquistado la soberanía energética.
En los últimos días y una vez más, el Gobierno de Canarias (GC) nos anuncia que ha conseguido acordar con el Gobierno de España (GE) y poner en marcha otro cupo para la ampliación de nuestra potencia instalada de energías renovables. Al tiempo, aprovecha la ocasión para alardear que, en este aspecto, estamos creciendo más que nadie, que las cosas no dejan de desarrollarse a las mil maravillas y que somos los mejores.
Hoy nos interesa entrar en lo que supone el tan alabado sistema de cupos. Como se sabe, es el GE el que, de acuerdo con criterios no transparentes, de vez en cuando y a la postre de acuerdo con su última voluntad, fija un cupo de megavatios de energías renovables (en este caso eólicas) para instalar en Canarias. Instalaciones que están obligadas a entrar en funcionamiento antes de una fecha determinada, que contarán con subvenciones y se retribuirán igual que en la Península. A tal fin, se abrirá un periodo de tres meses en el que las empresas podrán presentar sus proyectos y, al final, se realizará una subasta para adjudicar el total de potencia del cupo entre los solicitantes. Con una peculiaridad especialmente importante y significativa, van a ser las empresas quienes, al final, elijan el emplazamiento y las características de esas instalaciones.