Espacio de opinión de Canarias Ahora
Darle un revolcón a Rubalcaba
Pero ya ha acabado el periodo de silencio, y Soria ha vuelto a las andadas con los mismos tics. En tan sólo una semana ha conseguido su propósito de calentar aún más el ambiente político canario con dos o tres declaraciones públicas de alto voltaje. En esta rentrée ya han recibido su correspondiente dosis Juan Fernando López Aguilar, Narciso Ortega y hasta Alfredo Pérez Rubalcaba.
De lo dicho por Soria de los dos primeros, nada nuevo bajo el sol: la vieja teoría de la conspiración político-policial-judicial y mediática según la cual los culpables están libres, mientras que las víctimas, honrados y diligentes cargos públicos del PP, están padeciendo un auténtico e injusto calvario en los juzgados.
En un acto celebrado este fin de semana en el Sur de Gran Canaria, y en una muy particular aplicación de la doctrina de la globalización (actuar en lo local para que se note en lo global) Soria ha apuntado también a Alfredo Pérez Rubalcaba. Y lo ha hecho diciendo a un grupo de incondicionales que la número uno al Congreso por la provincia de Las Palmas, Carmen Guerra, ya le ha dado “un par de revolcones” a Rubalcaba en el Senado.
La misma globalización permite a los canarios de aquí conocer algunas cosas de las que pasan allá, y sin ánimo de ofender a la señora Guerra ni menospreciar sus capacidades políticas, mucho me temo que a Soria se le ha ido un poco la mano con la comparación.
Carmen Guerra llegó a la política desde el movimiento vecinal, cuando un día se presentó en el Ayuntamiento con una caja de madera llena de piedras que representaban los baches que padecían los vecinos en las calles de Tamaraceite, su barrio de entonces. Las necesidades populistas y vecinales del PP la auparon rápidamente a puestos de cierta relevancia, hasta llegar al Senado. De su paso por la Cámara Alta se sabe que apoyó con su voto una enmienda a los Presupuestos del Estado para financiar el tranvía en Santa Cruz de Tenerife. Y poco más.
De la trayectoria política de Pérez Rubalcaba saben mucho en el PP, y pocos en ese partido se atreven a toser a un líder socialista que ha superado siempre cualquier vicisitud interna para convertirse en pieza clave de los últimos gobiernos del PSOE. Se trata del ministro del Interior que más éxitos ha obtenido en la lucha contra el terrorismo y el que más ha contribuido siempre al entendimiento entre el Gobierno y la oposición.
Soria lo sabe, pero como ha salido hambriento de su madriguera, no repara en el tamaño de las piezas que se quiere zampar. Y volverá a atragantarse.
Pero ya ha acabado el periodo de silencio, y Soria ha vuelto a las andadas con los mismos tics. En tan sólo una semana ha conseguido su propósito de calentar aún más el ambiente político canario con dos o tres declaraciones públicas de alto voltaje. En esta rentrée ya han recibido su correspondiente dosis Juan Fernando López Aguilar, Narciso Ortega y hasta Alfredo Pérez Rubalcaba.
De lo dicho por Soria de los dos primeros, nada nuevo bajo el sol: la vieja teoría de la conspiración político-policial-judicial y mediática según la cual los culpables están libres, mientras que las víctimas, honrados y diligentes cargos públicos del PP, están padeciendo un auténtico e injusto calvario en los juzgados.