Una discusión de fondo

La discusión de fondo sobre el asunto identitario en el país corre desde hace años por un camino sin salida, en tanto en cuanto quienes más han hecho por protagonizar una representación de las dos identidades en pugna han sido dos modelos esencialistas y profundamente distanciados ideológicamente.

No se nos cae la palabra si asumimos que el españolismo aún lo lidera una derecha castellana, mientras que el catalanismo por este tiempo lo han representado un grupo de personas con una vocación poco consecuente con la historia de los pueblos de España. En cierto modo, y es legítimo, han querido imaginar otra historia, crearla y hacerla ver.

Aprovechando el camino que ponen las elecciones europeas, es interesante analizar esa comunidad que se crea entre organizaciones, dando sentido a diferentes candidaturas de diferentes comunidades con un interés compartido. Destaco fundamentalmente dos.

El PNV se presenta junto a Coalición Canaria y el PI-Proposta per les Illes Balears. Nueva Canarias se presenta junto a Compromís, Comuns, Más Madrid y la Chunta Aragonesista. Son dos candidaturas muy interesantes, ambas tendrán representación y podrán dialogar en Europa a favor de sus territorios. La realidad, y en ello hay constancia demoscópica y electoral, es que vivimos en una tendencia constante hacia el entendimiento de una política de la cercanía.

Los fenómenos políticos que estamos viviendo, que están alterando la vida y el día a día de la ciudadanía. La lucha por el metro cuadrado, la vivienda, el reparto de rentas o los usos del agua están todos estrechamente relacionados con una mayor localización de las dinámicas políticas. Por alguna razón el promiscuo elector más jóven, sin tener una mayor preferencia identitaria está optando más por estas opciones políticas que por las clásicas ofertas estatales de socialdemocracia y conservadurismo.

El propio avance del cambio climático y la crisis de recursos que lo acompaña, señala a unos lugares antes que a otros, y ello precisa de medidas diferentes para cada territorio. Si los partidos estatales, en este modelo pluripartidista en el que aún vivimos, no son capaces, de hacer suyas las demandas que surgen en cada localización, y no son sensibles a las vicisitudes últimas que despiertan los motivos políticos de cada pueblo, difícilmente podremos tener en el futuro una paz más calmada identitariamente en nuestro país. Cada problema es importante y hay que tratarlo con suma sensibilidad y cuidado.

Esperemos que quizás, esta elección europea a la que se nos invita el 9 de junio, sea capaz de unir agendas y plantear empatías comunes entre las sufridas problemáticas que unen por ejemplo a Ibiza, Málaga, Barcelona, Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote o Mallorca, ante esta transformación sin límite, ni orden, que nos están haciendo padecer.