Espacio de opinión de Canarias Ahora
El doctor Sergio Hernández y el juez Salvador Alba
Están algunos médicos de plena actualidad, y por estos días destaca especialmente el doctor Sergio Hernández Sánchez, que está acusado por falsificar la baja por enfermedad que libra de momento al juez Salvador Alba de ser suspendido en sus funciones. El facultativo no es su médico de cabecera, tiene su consulta en un centro de salud de Las Palmas de Gran Canaria, no pasa consulta privada, y el magistrado Alba vive en Telde. Líbreme Dios, Alá y Jehová, de meterme a analizar decisiones, diagnósticos, bajas médicas realizadas por facultativos, porque aunque tengo un hermano doctor en medicina, en lo que a mí se refiere no distingo la peste del cólera. Me viene a la memoria un caso de un compañero en Editorial Prensa Canaria con una baja médica de larga duración cuyo diagnóstico era depresión, y como era miembro del Comité de Empresa un día me llamó uno de los jefes y me preguntó si consideraba normal que el compañero estuviese tanto tiempo sin trabajar, a lo que le contesté que por una depresión algunos doctores recomendaban a los pacientes hacer largos paseos, incluso ir a la playa, a lo que el jefazo se cogió un cabreo del quince. Por eso no me extraña nada que el doctor Hernández Sánchez le recomiende al juez Alba que se dedique a tocar la guitarra y cantar para los amigos, o incluso que se baja a tomar el sol a la playa de Melenara. Otra cosa es que el doctor Hernández sea el que le corresponda tratar al juez Alba. Lo que sí sorprende y hasta parece un poquito raro, que el tal doctor en medicina está pendiente de juicio por haber manipulado el historial médico de su exmujer para añadirle enfermedades mentales, y en este caso el fiscal pide para Hernández Sánchez seis años de prisión.
Lo que ocurre con la baja del juez Salvador Alba es que su baja bloquea de momento la sentencia del caso Faycan, y además aplaza su suspensión como juez, y además el controvertido juez amenaza ahora con tirar de la manta contra la cúpula judicial y dos puñetas. No debe estar el juez Alba muy contento con su situación procesal, porque se enfrenta a peticiones de cárcel que van desde los diez años que le pide la Fiscalía, a los trece años que pide la magistrada Victoria Rosell, que ejerce de acusación particular en calidad de víctima por las actuaciones del juez Alba contra la magistrada. Con relación al doctor Sergio Hernández, es muy conocido en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, y no sólo por las ILT que firma, sino porque además en el Juzgado de Instrucción número 6 se sigue contra él una causa por delitos contra la intimidad y falsedad documental presuntamente cometidos contra su exesposa, al haber accedido en repetidas ocasiones al historial médico y haberlo manipulado en su propio beneficio durante el pleito de divorcio que ambos mantenían. El doctor Hernández, que pasa consulta en el Centro de Salud de Schamann, se enfrenta a una petición por parte del Ministerio Fiscal de seis años de prisión y de inhabilitación absoluta, además de otros seis de inhabilitación especial para empleo y cargo público de médico y oficio sanitario. Como se puede constatar, todo un panorama sombrío.
Otra de médicos, pero en este caso que al parecer no lo es, se refiere al exprimer teniente de alcalde de Ingenio, Juan Rafael Caballero Lozano, y secretario local del PSC/PSOE, que ha presentado la dimisión de todos sus cargos, en el Ayuntamiento y en el partido, y al parecer esta decisión está relacionada con algún tipo de falsedad en su curriculum, y en el Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas no consta inscrito como licenciado en Medicina, profesión que si figura en su expediente. Juan Rafael Caballero indicó que tomaba esta decisión por motivos estrictamente personales, que “me impiden seguir desempeñando las funciones para las que fui elegido, consciente de que mis perspectivas personales no son compatibles con las mismas”. El Servicio Canario de Salud y la fiscalía está investigando toda la verdad en este asunto/trasunto tan espinoso y decepcionante. A algunos políticos les regalan los master, y otros se regalan un título de doctor en medicina. ¡Bendito sea Dios, Alá y Jehová!. Otro aspecto sanitario, aunque en este caso no se trata de un médico, sino del Consejero de Sanidad, José Manuel Baltar, está centrando la actualidad del sector, por los patinazos que el tal Baltar está interpretando últimamente. La Marea Blanca por la Sanidad sigue creciendo a ritmo inusitado, y en Santa Cruz de Tenerife centro sus críticas en la figura del consejero de Sanidad, al que le gritaron entre otras cosas ¡Baltar, dimite, el pueblo no te admite!. ¡Baltar, Baltar, como te gusta concertar!, y la Marea Blanca achacó al consejero un afán privatizador e incluso le acusó de nepotismo por supuestamente favorecer a la empresa en la que trabajaba antes de su llegada al Ejecutivo canario con un incremento de las concesiones al Grupo San Roque. “Ante un deterioro nunca visto en la salud de la población canaria, se requiere una respuesta contundente”, rezaba el manifestó que se leyó en el templete de la santacrucera Plaza del Príncipe. La quisicosa va hoy de doctores en medicina, y del jefe de los médicos.
Están algunos médicos de plena actualidad, y por estos días destaca especialmente el doctor Sergio Hernández Sánchez, que está acusado por falsificar la baja por enfermedad que libra de momento al juez Salvador Alba de ser suspendido en sus funciones. El facultativo no es su médico de cabecera, tiene su consulta en un centro de salud de Las Palmas de Gran Canaria, no pasa consulta privada, y el magistrado Alba vive en Telde. Líbreme Dios, Alá y Jehová, de meterme a analizar decisiones, diagnósticos, bajas médicas realizadas por facultativos, porque aunque tengo un hermano doctor en medicina, en lo que a mí se refiere no distingo la peste del cólera. Me viene a la memoria un caso de un compañero en Editorial Prensa Canaria con una baja médica de larga duración cuyo diagnóstico era depresión, y como era miembro del Comité de Empresa un día me llamó uno de los jefes y me preguntó si consideraba normal que el compañero estuviese tanto tiempo sin trabajar, a lo que le contesté que por una depresión algunos doctores recomendaban a los pacientes hacer largos paseos, incluso ir a la playa, a lo que el jefazo se cogió un cabreo del quince. Por eso no me extraña nada que el doctor Hernández Sánchez le recomiende al juez Alba que se dedique a tocar la guitarra y cantar para los amigos, o incluso que se baja a tomar el sol a la playa de Melenara. Otra cosa es que el doctor Hernández sea el que le corresponda tratar al juez Alba. Lo que sí sorprende y hasta parece un poquito raro, que el tal doctor en medicina está pendiente de juicio por haber manipulado el historial médico de su exmujer para añadirle enfermedades mentales, y en este caso el fiscal pide para Hernández Sánchez seis años de prisión.
Lo que ocurre con la baja del juez Salvador Alba es que su baja bloquea de momento la sentencia del caso Faycan, y además aplaza su suspensión como juez, y además el controvertido juez amenaza ahora con tirar de la manta contra la cúpula judicial y dos puñetas. No debe estar el juez Alba muy contento con su situación procesal, porque se enfrenta a peticiones de cárcel que van desde los diez años que le pide la Fiscalía, a los trece años que pide la magistrada Victoria Rosell, que ejerce de acusación particular en calidad de víctima por las actuaciones del juez Alba contra la magistrada. Con relación al doctor Sergio Hernández, es muy conocido en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria, y no sólo por las ILT que firma, sino porque además en el Juzgado de Instrucción número 6 se sigue contra él una causa por delitos contra la intimidad y falsedad documental presuntamente cometidos contra su exesposa, al haber accedido en repetidas ocasiones al historial médico y haberlo manipulado en su propio beneficio durante el pleito de divorcio que ambos mantenían. El doctor Hernández, que pasa consulta en el Centro de Salud de Schamann, se enfrenta a una petición por parte del Ministerio Fiscal de seis años de prisión y de inhabilitación absoluta, además de otros seis de inhabilitación especial para empleo y cargo público de médico y oficio sanitario. Como se puede constatar, todo un panorama sombrío.