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La donación de sangre en Canarias, un pollo sin cabeza
A poco de terminar mi formación como Técnico Especialista en Laboratorio, empecé a trabajar en 1993 en las recién estrenadas instalaciones del Centro Canario de Transfusión del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia.
Me ilusionaba entonces poder contribuir con mi trabajo a que el desarrollo de este centro de referencia de la donación de sangre en Canarias alcanzara su objetivo fundamental y que los hospitales de Canarias puedan disponer de las bolsas de sangre (y productos hemoterápicos) que necesiten para atender a sus pacientes.
Treinta años después, sigo convencida de la enorme trascendencia y responsabilidad que este organismo tiene en la Sanidad Canaria, a pesar de la desatención que ha recibido por los sucesivos gobiernos, que no lo han dotado ni de los recursos necesarios, ni de responsables políticos capaces de impulsarlo.
La actual consejera no es la excepción. Desde que la Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias para 2024 facultó al Gobierno para que durante este ejercicio extinga el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia como organismo autónomo, de carácter comercial, e integre sus funciones y servicios en el Servicio Canario de la Salud, no ha tenido un minuto para atender la petición que el Comité de Empresa de la provincia de Las Palmas le presentó en enero para que informara sobre la integración del ICHH en el SCS.
Esther Monzón Monzón, ejerce por su cargo de Consejera de Sanidad, la presidencia del Consejo del ICHH, órgano que tiene entre sus funciones: Promover y planificar, en general, la actividad del Instituto en el cumplimiento de sus fines, y no puede desentenderse de esa responsabilidad.
La extinción del ICHH y la integración de sus funciones y servicios en el SCS, requiere de un análisis extenso de las repercusiones organizativas y de gestión para que esta transformación no afecte a la recogida de donaciones. Prescindir en este proceso de la participación del personal, no sólo incumple los derechos de la representación legal de los trabajadores, con la consiguiente judicialización que esto generará, también dará lugar a una conflictividad por la inseguridad que está viviendo el personal del ICHH, pero sobre todo ignora el conocimiento y la experiencia de los que venimos trabajando día a día para que nuestros enfermos tengan la sangre que necesitan.
Y así está la donación de sangre en Canarias: como pollo sin cabeza, corre con prisas pero sin objetivo claro, sin saber a dónde ni para qué.
A poco de terminar mi formación como Técnico Especialista en Laboratorio, empecé a trabajar en 1993 en las recién estrenadas instalaciones del Centro Canario de Transfusión del Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia.
Me ilusionaba entonces poder contribuir con mi trabajo a que el desarrollo de este centro de referencia de la donación de sangre en Canarias alcanzara su objetivo fundamental y que los hospitales de Canarias puedan disponer de las bolsas de sangre (y productos hemoterápicos) que necesiten para atender a sus pacientes.