Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Eclipse de ideas o neurosis en el G-20?
De lo que se esperaba, y de lo que ha dado de sí la cumbre del G20, podríamos decir que el continuismo y el pánico han presidido las reuniones. La austeridad se impone, los líderes abogan por la reducción de déficit frente al del crecimiento. Con esos ligeros “mimbres” muy poco se podrá avanzar en la dinamización de sector productivo; existe pánico escénico a la hora de enfrentarse a la cruda realidad, y señalar a quienes han sido los culpables del descomunal batacazo que el mundo industrializado ha recibido. Una vez más los gentleman de la banca universal, han salido con las suyas, una vez más ese lúgubre cuarto poder, que es la economía financiera, a pesado más en los líderes políticos, que la cruda realidad que nos depara, la parálisis del sector productivo. Básicamente el industrial. Parece que el mundo va abocado a retornar a la senda del sector primario, para poder levantar algo la cabeza, aunque para ello tengamos que apretarnos el cinturón, doblar el espinazo, y poner a trabajar a los Inspectores de la cosa laboral, para acabar con esa lacra, llamada Economía sumergida.
Horas antes de la sesión plenaria de los países ricos y emergentes, el Secretario del Tesoro de EE.UU., insistía en que la cumbre debía centrarse en “potenciar el crecimiento”. No deja de ser cierto, que en el comunicado final de la cumbre, se hace referencia a la postura de los EE.UU., pero el énfasis se ha puesto en la necesidad de acelerar el ajuste de las cuentas públicas. La intervención de los Gobiernos se ha limitado a los estímulos fiscales, e inversiones públicas, medicina probada con discutido éxito en nuestro país, con el Plan E. que en honor a la verdad, ha sido un auténtico “coladero” de infracciones de la norma, que ha llevado al gobierno a mirar con lupa y abrir expedientes a muchos ayuntamientos, que han utilizado el Plan, para poner, una vez más, en practica, sus pícaras actuaciones.
Los miembros del G20, saben que juegan con fuego, al dar prioridad a la línea dura del ajuste presupuestario. En el comunicado final se dice textualmente: “Hay un riesgo de que el ajuste fiscal sincronizado de varias economías pueda tener un impacto adverso en la recuperación” para reglón seguido enfatizar, equiparando ese riesgo con el de que: “el fracaso en la consolidación de las cuentas públicas donde sea necesario, reduzca la confianza y obstaculice el crecimiento” ya que el comportamiento de los mercados, en las últimas semanas, ponen sobre aviso, de la volatilidad de las operaciones bursátiles en los parquet.
El G20 insiste en la argumentación de que es preciso recuperar margen presupuestario para poder responder a “nuevas crisis” y a los retos que impone “el envejecimiento de la población”. En el comunicado se insiste en que: “No podemos dejar a las generaciones futuras un legado de déficit y deuda pública”. Dicho en “romano paladín”, hemos gastado alegremente, y ahora nos toca lidiar con las duras.
Lo único sacado en claro de ésta cumbre, ha sido el compromiso de los países de la U.E que ya han puesto en marcha planes para recortar el déficit hasta el 3% del PIB en 2013. Sí ya España ha decidido adelantarse a las medidas, aplicando un drástico ajuste a las cuentas públicas. En todo caso, el objetivo fijado en el G20 es más exigente con la Admón. Obama que para los países de la U.E. Ya que la C.E.E ya ha puesto en marcha programas de estabilidad, que suponen drásticos planes de ajuste, con subidas de impuestos y recortes al gasto.
En lo que no se ha conseguido acuerdo, ha sido en el ritmo de ajuste presupuestario, pero, en el mejor de los casos, los estímulos fiscales, en vigor, durarán hasta el 2011, aunque hay que destacar que España, Francia y Reino Unido han empezado a desmantelarlos en el presente año. Mientras EE.UU afronta serios problemas para sacar adelante las medidas de estímulos previstas. Los mensajes de austeridad priman, sobre cualquier otro, y, así el Congreso de los EE.UU rechazó prorrogar el subsidio a los parados y retirar los beneficios fiscales a las pymes del país.
Una vez más, Ángela Merkel, la dama de hierro germana, se felicita, pues textualmente a dicho: “Hablando con franqueza, es mucho más de lo que esperábamos, que los países industrializados se hayan comprometido así, es un éxito”. Éxito que los pobres currantes, compartimos a regañadientes, pero que la realidad se impone, y que la crisis, no tiene nombres ni apellidos en la nómina de los trabajadores, pero sí, y en letras de molde, entre esa clase, a la que no le pongo nombre, por respeto a nuestros lectores; refiérame a los comensales de ese lúgubre cuarto poder: la Banca, por la que se ha pasado de “puntillas” en ésta cumbre. Bien por pánico, neurosis, o por qué no: eclipse de ideas.
Antonio Ortega Santana
De lo que se esperaba, y de lo que ha dado de sí la cumbre del G20, podríamos decir que el continuismo y el pánico han presidido las reuniones. La austeridad se impone, los líderes abogan por la reducción de déficit frente al del crecimiento. Con esos ligeros “mimbres” muy poco se podrá avanzar en la dinamización de sector productivo; existe pánico escénico a la hora de enfrentarse a la cruda realidad, y señalar a quienes han sido los culpables del descomunal batacazo que el mundo industrializado ha recibido. Una vez más los gentleman de la banca universal, han salido con las suyas, una vez más ese lúgubre cuarto poder, que es la economía financiera, a pesado más en los líderes políticos, que la cruda realidad que nos depara, la parálisis del sector productivo. Básicamente el industrial. Parece que el mundo va abocado a retornar a la senda del sector primario, para poder levantar algo la cabeza, aunque para ello tengamos que apretarnos el cinturón, doblar el espinazo, y poner a trabajar a los Inspectores de la cosa laboral, para acabar con esa lacra, llamada Economía sumergida.
Horas antes de la sesión plenaria de los países ricos y emergentes, el Secretario del Tesoro de EE.UU., insistía en que la cumbre debía centrarse en “potenciar el crecimiento”. No deja de ser cierto, que en el comunicado final de la cumbre, se hace referencia a la postura de los EE.UU., pero el énfasis se ha puesto en la necesidad de acelerar el ajuste de las cuentas públicas. La intervención de los Gobiernos se ha limitado a los estímulos fiscales, e inversiones públicas, medicina probada con discutido éxito en nuestro país, con el Plan E. que en honor a la verdad, ha sido un auténtico “coladero” de infracciones de la norma, que ha llevado al gobierno a mirar con lupa y abrir expedientes a muchos ayuntamientos, que han utilizado el Plan, para poner, una vez más, en practica, sus pícaras actuaciones.