El BCE recorta los tipos de interés 0,25 puntos por cuarta vez al 3% ante el estancamiento de la eurozona en 2025
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido recortar los tipos de interés 0,25 puntos por cuarta vez desde junio, al 3%, ante el estancamiento de la eurozona en 2025 y la moderación de la inflación. La institución monetaria busca alentar a los consumidores a gastar y a las empresas a invertir en un contexto de especial incertidumbre y debilidad de Francia y Alemania, en el que España es una excepción positiva.
El BCE ha vuelto a mejorar las condiciones de financiación “oficiales”, que se trasladan automáticamenbte al Euríbor, y por tanto suponen un abaratamiento de las hipotecas y de los préstamos en general, insuflando oxígeno a la actividad económica. Con la decisión de este jueves, la institución sigue revirtiendo la austeridad monetaria que comenzó a ejecutar en 2022 para, precisamente, asfixiar la demanda y luchar así contra la inflación.
El ciclo de subidas de los tipos de interés comenzó en el -0,5% para la tasa de referencia y alcanzó el 4% en el otoño de 2023, donde se mantuvo hasta que el BCE empezó a dar marcha atrás antes del verano de este 2024, ante la evidencia de que las subidas de precios se habían moderado pasados los shocks de la crisis energética y de los cuellos de botella en el comercio mundial por la salida de la pandemia.
Desde entonces, la preocupación del Consejo de Gobierno de la institución ha ido virando desde la inflación, su principal mandato, al estancamiento de la economía del conjunto de la eurozona, principalmente por el frenazo de las dos principales economías de la UE. Este mismo jueves, los economistas del BCE han actualizado sus proyecciones de inflación y crecimiento. Respecto a los precios, prevén una inflación promedio del 2,4 % en 2024, del 2,1% en 2025 y del 1,9% en 2026. Es decir, cercana al objetivo teórico de la política monetaria.
En cuanto a la actividad económica, “los expertos del Eurosistema prevén ahora una recuperación económica más lenta que en las proyecciones de septiembre”, señala el informe publicado este jueves por el BCE. “Aunque el crecimiento repuntó en el tercer trimestre de este año, los indicadores adelantados apuntan a que se ha ralentizado en este trimestre”, continúa el mismo texto.
Las estimaciones se quedan en un avance del PIB conjunto de la eurozona del 0,7% en 2024, del 1,1% en 2025, del 1,4% en 2026 y del 1,3% en 2027, un escenario de debilidad y estancamiento a medio plazo, muy negativo. “La recuperación estimada se basa principalmente en el incremento de las rentas reales, que debería permitir a los hogares consumir más, y a las empresas aumentar la inversión. Con el tiempo, la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva debería respaldar una recuperación de la demanda interna”, explica la institución.
“No hay sorpresas con respecto a la decisión y la declaración del BCE. Otro recorte de los tipos de 0,25 puntos, y más por venir. La inflación está cerca del objetivo, la economía y la demanda interna son débiles, el mercado laboral se está sufriendo en algunos estados miembros (principalmente en Alemania). Los precios de la energía no ayudan en el corto plazo, pero la institución no lo tendrá en cuenta”, resume Daniel Kral, analista de Oxford Economics.
El “tipo de interés neutral”, la nueva referencia
Con las expectativas de inflación en el 2% o por debajo, el estancamiento de Alemania (que supone el 25% de la actividad de la eurozona), la incertidumbre en Francia y la amenaza de que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca desencadene una guerra comercial global, la nueva referencia para la política monetaria es “el tipo de interés neutral”. Es decir, el nivel del 'precio' oficial del dinero que ni impulsa ni frena la actividad económica. En otras palabras, el nivel en el que los tipos de interés no dañan la demanda de las familias y la capacidad de invertir de las empresas.
El problema de esta referencia es que el BCE no ha aclarado dónde está exactamente ese nivel neutral, aunque los periodistas han intentado sonsacárselo a la presidenta Christine Lagarde. Sin embargo, es el concepto que acapara el centro del debate interno. Lo que sí admite la institución es que “la política monetaria es aún restrictiva” y que las anteriores subidas de los tipos de interés siguen transmitiéndose “al saldo vivo del crédito concedido [de los préstamos y las hipotecas]”.
De hecho, el informe del BCE de este jueves ha retirado un mensaje importante que permanecía las comunicaciones anteriores: la intención de antener los tipos de interés en niveles “restrictivos”. Pero, ante los periodistas, Lagarde no ha aportado más detalles, y ha regresado a los mantras de que las decisiones “dependerán de los datos”, de que se tomarán “reunión a reunión” y de que no hay una trayectoria predefinida para los subidas de los tipos de interés,
En cambio, a finales de noviembre, la representante de Alemania en el Comité Ejecutivo del BCE, Isabel Schnabel, avisó de que la institución debe “tener cuidado con recortar mucho más los tipos de interés”. La más 'halcón' —la más agresiva, en la jerga de la política monetaria— de la institución advirtió de que el 'precio' del dinero [el coste de financiarse] en la eurozona ya está cerca del nivel en el que no frena la actividad económica, y que bajarlo más puede ser contraproducente en la lucha contra la inflación.
Schnabel estima que el tipo de interés neutral, que no se puede medir con precisión, se sitúa entre el 2% y el 3%, un nivel más alto que el que han sugerido gobernadores más moderados como el griego Yannis Stournaras, el portugués Mario Centeno o el italinao Fabio Panetta.
La amenaza de Trump
La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos también está aliviando las condiciones de financiación. Aunque allí hay una nueva amenaza, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
En su anterior etapa como presidente de la primera economía del mundo ya ignoró la supuesta independencia de la política monetaria y presionó públicamente a la institución. Además, Trump ha prometido aplicar aranceles generalizados a las importaciones estadounidenses y reducir los impuestos a todo, desde las ganancias corporativas hasta el pago de horas extras. Políticas que son inflacionistas.
Desde nuestro punto de vista (el de España y la eurozona), el BCE está condicionado por la Reserva Federal porque si se abre una gran brecha entre los tipos de la eurozona y de Estados Unidos se podría producir una depreciación del euro respecto al dólar inflacionista (para la eurozona), porque automáticamente las importaciones de petróleo y de otras materias primas o productos que se comercian en dólares se encarecerían por el efecto del tipo de cambio.
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