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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

El Ejército en Cataluña

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Mis dos abuelos eran republicanos, aunque el materno estaba adscrito al Partido Republicano de José Franchy Roca y a la Federación Obrera Canaria (FOC), y el paterno era miembro del Partido Socialista Obrero Español y de la UGT, pero ambos profundamente republicanos. Se llevaban muy bien, menos cuando uno criticaba a la FOC o el otro a la UGT, de la cual eran miembros a través de Astilleros y Varaderos Sociedad Anónima (ASVASA) que estaba a tiro de piedra del Castillo de La Luz, y el otro ugetista en la Colla del Puerto, antecedente de los Trabajadores Portuarios. Si empiezo este artículo rememorando a mis abuelos es porque a la vuelta de mi primer campamento en Tremp (Lleida) de Milicias Universitarias recuerdo que me preguntaban por la actualidad de Cataluña, y les decía que me daba la impresión que algún día seria independiente de España, cosa que en aquellos años había que decir en bajita voz sino querías tener un disgusto con los “grises” o con la “secreta”. Pero ambos abuelos tenían una esperanza y en eso coincidían plenamente: “Estamos convencidos que cuando se proclame la República Federal Cataluña seguirá dentro de España”. No hace falta explicar que ambos abuelos murieron y la República sigue esperando y uno también con estas canas.

Cuando hice la mili en Tremp, a orillas del rio Noguera Pallaresa que pasa por el mismo campamento del Ejército todavía existente, uno de los primeros recuerdos que tengo es de varias conversaciones con una viuda de este pueblo catalán, en donde hubo se desarrolló parte de la Batalla del Segre. No les voy a cansar con los miles de muertos que durante la batalla hubo en Balaguer, en la bolsa de Bielsa, en la lucha por el control de las centrales eléctricas de Camarasa y en la de Tremp, pero si reflejarles lo que nos decía Doña Consuelo, nuestra interlocutora que nos alquiló una habitación de su casa a una serie de canarios entre los que se encontraban Eulogio Nuño Ramírez, Cayetano González Padrón, Eugenio Guerra Galván, y otros cuatro o cinco más, porque realmente la habitación era para cambiarnos el traje militar y ponernos de paisanos para luego ir de permiso a Barcelona y otras poblaciones de la Costa Brava y el Maresme.

Doña Consuelo nos decía entre otras cosas que “miren, esa agua del rio Noguera en la que ustedes se bañan estaba roja de sangre durante las batallas por el control de Tremp, pero luego los franquistas cuando Tremp cayó en enero de 1939, un mes antes que Barcelona, estuvieron fusilando hombres, mujeres, ancianos, niños, hasta casi final de los años 50”. Don Federico, un maestro republicano represaliado por los fascistas y que había salvado la vida al esconderse diez años por los Pirineos franceses, nos confirmaba y mucho más de lo que nos contaba Doña Consuelo casi todos los fines de semana. Los dos coincidían en la esperanza de qué cuando muriera Franco, Cataluña formaría parte de una República Federal Española. Todo esto que relato brevemente para no cansarles y no obligarles a hablar catalán en la intimidad, dixit el fascista de Aznar, queda muy lejos, y ahora mismo acabo de hablar con un amigo catalán, Jordi Segura Ripoll, que hizo la mili conmigo en Tremp, y las cosas han cambiado radicalmente, y de la República Federal Española la ilusión de una buena parte de los catalanes es una República de Cataluña independiente. Para Jordi Segura “estamos cansados de España, de la incomprensión, pero sobretodo de la soberbia, del desprecio al que nos han sometido durante siglos, y creo que ahora ya el único camino posible es la independencia. Tenemos estudiado hasta que el Barcelona pueda seguir jugando en la Liga Española, como son los casos del Swansea y el Cardiff, de Gales, que juegan en la Premier de Inglaterra como dos excepciones, y en Gales hay Ligas de fútbol de Primera, Segunda y Tercera, y además la selección nacional y no pasa nada, es que los británicos son muy educados”, me dice con su ironía y seny catalán. Y remata el tema: “te autorizo a citarme con nombre y apellido, y poner todo lo que sabes que pienso de Cataluña y España”. Para aclaración con mala uva, decirles que Jordi Segura es de derechas, votante de CiU desde la imposición de la democracia monárquica juancarlista.

Desisto de entrar de nuevo en análisis sesudos sobre Cataluña/España, que si Mariano Rajoy le va a contestar la carta a Artur Más en catalán, que si la Diada tuvo cuatrocientos mil o un millón seiscientos mil participantes, le dejo todo a historiadores, economistas y políticos honrados y serios, y me quedo con la esperanza cada vez más lejana que Cataluña se integre en una España republicana federal. ¡Ah!, lo del título del “El Ejército en Cataluña” es referente a mi mili en Tremp y como atrayente periodístico, no es que el Ejército español haya atacado a Cataluña, off course.

Mis dos abuelos eran republicanos, aunque el materno estaba adscrito al Partido Republicano de José Franchy Roca y a la Federación Obrera Canaria (FOC), y el paterno era miembro del Partido Socialista Obrero Español y de la UGT, pero ambos profundamente republicanos. Se llevaban muy bien, menos cuando uno criticaba a la FOC o el otro a la UGT, de la cual eran miembros a través de Astilleros y Varaderos Sociedad Anónima (ASVASA) que estaba a tiro de piedra del Castillo de La Luz, y el otro ugetista en la Colla del Puerto, antecedente de los Trabajadores Portuarios. Si empiezo este artículo rememorando a mis abuelos es porque a la vuelta de mi primer campamento en Tremp (Lleida) de Milicias Universitarias recuerdo que me preguntaban por la actualidad de Cataluña, y les decía que me daba la impresión que algún día seria independiente de España, cosa que en aquellos años había que decir en bajita voz sino querías tener un disgusto con los “grises” o con la “secreta”. Pero ambos abuelos tenían una esperanza y en eso coincidían plenamente: “Estamos convencidos que cuando se proclame la República Federal Cataluña seguirá dentro de España”. No hace falta explicar que ambos abuelos murieron y la República sigue esperando y uno también con estas canas.

Cuando hice la mili en Tremp, a orillas del rio Noguera Pallaresa que pasa por el mismo campamento del Ejército todavía existente, uno de los primeros recuerdos que tengo es de varias conversaciones con una viuda de este pueblo catalán, en donde hubo se desarrolló parte de la Batalla del Segre. No les voy a cansar con los miles de muertos que durante la batalla hubo en Balaguer, en la bolsa de Bielsa, en la lucha por el control de las centrales eléctricas de Camarasa y en la de Tremp, pero si reflejarles lo que nos decía Doña Consuelo, nuestra interlocutora que nos alquiló una habitación de su casa a una serie de canarios entre los que se encontraban Eulogio Nuño Ramírez, Cayetano González Padrón, Eugenio Guerra Galván, y otros cuatro o cinco más, porque realmente la habitación era para cambiarnos el traje militar y ponernos de paisanos para luego ir de permiso a Barcelona y otras poblaciones de la Costa Brava y el Maresme.