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La empresa saludable y moderna no admite 'mobbing'

Mobbing es un término anglosajón que se usa para identificar las situaciones de acoso psicológico en el ámbito laboral. En su acepción de origen describe el esfuerzo de un grupo de animales más débiles para expulsar de su hábitat a otro intruso más fuerte que aquellos. Es por ello que en el acoso laboral, al contrario de lo que generalmente se piensa, el acosador con frecuencia va acompañado por unos “colaboradores” que constituyen la denominada “banda”, con el fin de hacer daño a un único acosado, si bien se dan casos en los que el acosador marca como dianas a varios trabajadores al mismo tiempo para hostigarles.

En el escenario del mobbing se presenta en primer lugar al líder-acosador, quien dirige e impulsa los pasos que se van a dar en las escenas de acoso; los colaboradores que junto al líder conforman “la banda” de acosadores; los aterrorizados que son incapaces de denunciar los hechos al estar psicológicamente paralizados; y por último un grupo de compañeros menos afectados o con menor conocimiento de lo que está ocurriendo.

El mobbing, acoso moral, acoso laboral o maltrato psicológico en el trabajo, constituyen distintas expresiones que se emplean para definir el uso premeditado y continuado de gestos o palabras como mecanismos de maltrato o “ataques”, que tienen como fin ocasionar graves lesiones psíquicas y físicas, así como la expulsión del acosado de la organización empresarial.

Cuando en una una ocasión le explicaba a un paciente que los mecanismos de maltrato los ejecuta una persona a través de gestos con cualquier parte del cuerpo o con palabras, inmediatamente me corrigió diciéndome: “o también pueden ser no gestos o no palabras, Dr.”, refiriéndose a que tanto su acosador como “la banda” no se comunicaban con él, ni tampoco le encomendaban tareas a llevar a cabo en su trabajo.

Los mecanismos de maltrato observados con mayor frecuencia son la burla de las características personales, la crítica o el menosprecio del trabajo realizado, interrupciones cuando se habla, gestos de desprecio o ignorar su presencia, la asignación de tareas de inferior categoría, absurdas, inútiles o humillantes, faltas de respeto abriendo su correspondencia, no pasarle llamadas o encargos, dificultar o negar permisos, sobrecargar de trabajo, o incluso no asignar trabajo alguno. Con menos frecuencia he podido conocer las insinuaciones sexuales o las agresiones físicas, aspectos que también se incluyen en el fenómeno de mobbing.

Algunas de estas acciones las podemos constatar de forma aislada en nuestra vida cotidiana, sin lograr más efectos que algunos enfados. Sin embargo en el ámbito laboral, cuando se ejercitan sobre una persona de manera sistemática, con una frecuencia y durante un tiempo considerable, pueden llegar a ocasionar graves daños en la salud. 

La salud se deteriora progresivamente a medida que los “ataques” se acumulan en el tiempo, de manera que al inicio los síntomas se limitan a la ansiedad, actitudes agresivas y alteraciones del sueño. Posteriormente aparecen la paranoia como sentirse perseguidos ante hechos superfluos, la depresión, y el estrés traumático caracterizado por las dificultades en la atención, concentración y memoria, los recuerdos recurrentes de escenas dolorosas vividas, las pesadillas y la conducta tendente a evitar el entorno laboral consecuencia de los microtraumas que suponen los mecanismos de maltrato descritos.

Los individuos que maltratan psicológicamente con estos fines destructivos han sido denominados por la psiquiatría norteamericana psicópatas “leves”, para diferenciarlos de los psicópatas criminales. Investigadores holandeses han demostrado que los psicópatas pueden percibir el sufrimiento ajeno, pero no son capaces de sentir la compasión.

La perversión es de tal índole que me relataba el encargado de una empresa haber sido relegado de su puesto por un subordinado, quien a su vez en su nuevo cargo le había ordenado que pintara una pared de color verde. Cuando el pintor terminó “el trabajo”, se lo comunicó a su nuevo jefe, y éste inmediatamente le dice: ¡pues ahora píntala de blanco!.

Las razones más frecuentes por las que un trabajador se puede convertir en una víctima de acoso son de tipo económico, como por haber presentado una reclamación, por desobediencia a normas que pueden ser legales o también introducidas de manera ilegal en el escenario de acoso, y las de origen psicológico en relación con la envidia que el acosado, por destacar en la empresa, le causa al acosador. Sea cual sea la razón, es necesario un ejecutor del maltrato.

El desequilibrio que produce el mobbing en la estabilidad funcional de la empresa representa una amenaza de tal envergadura que una investigación del profesor Cary Cooper del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Manchester, cifraba en 18,9 millones las jornadas laborales anuales perdidas en la industria británica.

El maltrato psicológico en el trabajo es un fenómeno que va rompiendo los lazos que aseguran la comunicación y las iniciativas de los trabajadores que tratan de alcanzar los objetivos productivos marcados por la organización empresarial. Y lo hace de forma tan lenta y silenciosa que cuando se hace visible el daño que ha ocasionado es de difícil reparación. De aquí la importancia de establecer un sistema de actuación preventiva que sea capaz de atajar con prontitud cualquier comportamiento inadecuado entre los trabajadores. El sistema será más eficaz cuanto mayor sea la implicación de la dirección de la empresa.

Así lo ha entendido la Unión Europea, que acuerda dar un paso significativo protegiendo a las personas que trabajan en una organización pública o privada, y denuncian amenazas o perjuicios para el interés público, descubriendo infracciones al Derecho de la Unión mediante la Directiva 2019/1937 llamada Whistleblowing ó Denunciante, que ha debido ser trasladada a la legislación española antes del mes de enero de 2023.

En esta misma línea, España ha ratificado el día 25 de mayo del pasado año el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que entrará en vigor el próximo 25 de mayo de 2023.

Mobbing es un término anglosajón que se usa para identificar las situaciones de acoso psicológico en el ámbito laboral. En su acepción de origen describe el esfuerzo de un grupo de animales más débiles para expulsar de su hábitat a otro intruso más fuerte que aquellos. Es por ello que en el acoso laboral, al contrario de lo que generalmente se piensa, el acosador con frecuencia va acompañado por unos “colaboradores” que constituyen la denominada “banda”, con el fin de hacer daño a un único acosado, si bien se dan casos en los que el acosador marca como dianas a varios trabajadores al mismo tiempo para hostigarles.

En el escenario del mobbing se presenta en primer lugar al líder-acosador, quien dirige e impulsa los pasos que se van a dar en las escenas de acoso; los colaboradores que junto al líder conforman “la banda” de acosadores; los aterrorizados que son incapaces de denunciar los hechos al estar psicológicamente paralizados; y por último un grupo de compañeros menos afectados o con menor conocimiento de lo que está ocurriendo.