Espacio de opinión de Canarias Ahora
Un empresario, un amigo
Acaba de irse a una edad demasiado temprana, con el tiempo justo para dejar a sus tres hijos al frente del grupo empresarial que fundó a partir de una primera incursión en el mundo del turismo hace ya unas cuantas décadas. Pero se nos ha ido de improviso con muchas cosas por emprender y por terminar, con muchos amigos a los que defender y ayudar, con muchas largas y apasionadas discusiones sobre lo más divino y lo más humano.
Su hijo mayor asegura que le había exigido al menos diez años más para poder terminar de aprender de él unas cuantas cosas, para que dejara todo mejor encaminado. Tampoco se hubiera conformado con esa década porque es más que probable que, a su término, el padre, el empresario emprendedor, el amigo de cientos de amigos, se habría hecho más necesario.
Empezó a hacerse casi imprescindible cuando decidió que no todo valía en las organizaciones empresariales canarias, cuando cambió charlatanes de feria por empresarios comprometidos, vendedores de crecepelo por gente que busca el progreso común. Se reforzó como referente cuando dejó la crítica recurrente a políticos de todo signo para lanzar mensajes para el optimismo y la confianza de todos los canarios en nosotros mismos y en nuestras posibilidades.
Exprimió la vida hasta el límite que la vida le permitió. Disfrutó apasionadamente de su familia, de sus amigos, de su actividad empresarial y de cada minuto disponible para vivir. En eso también se ha ido con el deber cumplido.
Como todo aquel que pasa por nuestro lado sin conformarse con lo que hay, Ángel Luis Tadeo tendrá un lugar muy importante en el recuerdo de quienes lo conocimos y disfrutamos de su amistad.
Acaba de irse a una edad demasiado temprana, con el tiempo justo para dejar a sus tres hijos al frente del grupo empresarial que fundó a partir de una primera incursión en el mundo del turismo hace ya unas cuantas décadas. Pero se nos ha ido de improviso con muchas cosas por emprender y por terminar, con muchos amigos a los que defender y ayudar, con muchas largas y apasionadas discusiones sobre lo más divino y lo más humano.
Su hijo mayor asegura que le había exigido al menos diez años más para poder terminar de aprender de él unas cuantas cosas, para que dejara todo mejor encaminado. Tampoco se hubiera conformado con esa década porque es más que probable que, a su término, el padre, el empresario emprendedor, el amigo de cientos de amigos, se habría hecho más necesario.