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Las encuestas y Podemos

Javier Doreste

Las Palmas de Gran Canaria —

Hay encuestas que le dan a Podemos más de treinta escaños en unas y más de cincuenta en otras, si se convocasen generales. Pero estas encuestas hay que cogerlas con mucho cuidado y mirarlas bien. Fueron realizadas poco después de la abdicación borbónica. Lo que quiere decir que el ruido mediático de la proclamación de Felipe VI con las llamadas a una nueva transición por parte del entramado político-financiero, estaba empezando. Y todos sabemos lo que pueden hacer los medios afines al régimen, reclamando unidad, acusando de cuasi terroristas, hablando de salvar la democracia, etc… Lo vivimos en el tardo franquismo y en los inicios del Juan carlismo. Se insistió muchísimo por aquellos tiempos en los pactos, el consenso y demás hierbas. Esa es la historia de la transición que nos han vendido y la quieren reeditar ahora. Olvidan que pactos y consensos se hicieron entre cúpulas, politicastros, enchufados del régimen, financieros metidos a componedores y un PSOE mamporrero de la socialdemocracia alemana. Sin olvidar, por supuesto, el desarme ideológico del PCE.

Ahora la situación es distinta. Antes nos conformábamos con la llegada de la democracia, que cesaran las torturas y las detenciones, la represión generalizada. El pretexto de la llegada de la futura democracia anuló voluntades que pedían ir más allá. Construir otro tipo de democracia, de sociedad… Se incluyeron algunos artículos en la constitución que favorecían a la gente común (derecho a vivienda, trabajo, etc.) pero el desarrollo feroz del neoliberalismo ha ido cercenando esos artículos, rematados por el nefasto pacto PP/PSOE con el artículo 135.

Y es distinta porque la gente está harta de mentiras y corrupciones. La gente se ha levantado, ha decidido votar por alternativas que rechazan los pactos y componendas entre finanzas, corona y políticos. El avance prodigioso de IU y el estallido de Podemos significa no solo que el bipartidismo está en cuestión sino que una gran parte de la población rechaza el actual sistema en que vivimos. Y eso les da miedo a los del poder. Por eso se han apresurado a inventar una nueva transición después de la cual las cosas serán mejores, dicen. Mentira como fue la otra. La anterior transición nos trajo los Pactos de la Moncloa que redujeron salarios y nivel de vida, desmovilizaron a la clase trabajadora. El objetivo de la anunciada, llamémosla nueva transición, regeneración de la clase política, cambio de nombres, o como quieran es lo mismo. Desmovilizar a la población que está pidiendo, con el grito en las calles y el voto en las urnas, que se vayan estos mangantes.

Parar esta doble movilización exige crear un ambiente de miedo ante la incertidumbre en la población. Se nos vende la monarquía como signo de estabilidad y seguridad ante el futuro y se agita el fantasma de Podemos ante la clase media, la pequeña burguesía, como la llegada del caos. Las acusaciones de filo terroristas, bolivarianos, populistas y demás lindezas que sueltan tertulianos y consejeros de empresa no tienen otro fin que ir levantando la ola del miedo para que nos quedemos en el sofá sin cuestionar el sistema que nos deja sin casa, sin trabajo, sin educación, sanidad… Quieren que aceptemos los males inevitables de la Troika no sea que venga el caos con Podemos e IU en el poder.

Las encuestas triunfalistas para Podemos tienen dos caras, una agitar el fantasma del miedo ante la población. Otra conseguir que los activistas de Podemos se duerman en los laureles, que crean que el trabajo ya está hecho. Que se acerquen arribistas y buscadores de echadero que dinamiten el proyecto desde dentro. Por eso se impone cautela al leerlas. No creamos todo lo que dicen. Olvidan que Sí Se Puede y Nueva Canarias no se presentaban a las europeas. En un escenario de generales o locales en el que estas dos fuerzas se presentan es normal que algunos de sus electores que votaron Podemos vuelvan a su formación inicial. Lo mismo puede pasar en otras zonas de España, con la CUP, por ejemplo.

Nos queda mucho por delante si queremos que la casta política financiera que mangonea este país se vaya. Si queremos que la corrupción sea castigada. Si queremos otro modelo energético, económico, donde la gente esté antes que el dinero. Queremos otra democracia, otro poder… para conseguir tendremos que perseverar en la lucha, conscientes de que ahora somos los malos de la política. Depende de nosotros mismos, de la gente normal y corriente, el que logremos que las nuevas formas de hacer política que abandera Podemos, triunfen para conseguir otra sociedad para nuestros hijos. Por ello no debemos caer en la trampa complaciente de las encuestas ni en la del miedo. Podemos hacerlo y lo haremos.

Hay encuestas que le dan a Podemos más de treinta escaños en unas y más de cincuenta en otras, si se convocasen generales. Pero estas encuestas hay que cogerlas con mucho cuidado y mirarlas bien. Fueron realizadas poco después de la abdicación borbónica. Lo que quiere decir que el ruido mediático de la proclamación de Felipe VI con las llamadas a una nueva transición por parte del entramado político-financiero, estaba empezando. Y todos sabemos lo que pueden hacer los medios afines al régimen, reclamando unidad, acusando de cuasi terroristas, hablando de salvar la democracia, etc… Lo vivimos en el tardo franquismo y en los inicios del Juan carlismo. Se insistió muchísimo por aquellos tiempos en los pactos, el consenso y demás hierbas. Esa es la historia de la transición que nos han vendido y la quieren reeditar ahora. Olvidan que pactos y consensos se hicieron entre cúpulas, politicastros, enchufados del régimen, financieros metidos a componedores y un PSOE mamporrero de la socialdemocracia alemana. Sin olvidar, por supuesto, el desarme ideológico del PCE.

Ahora la situación es distinta. Antes nos conformábamos con la llegada de la democracia, que cesaran las torturas y las detenciones, la represión generalizada. El pretexto de la llegada de la futura democracia anuló voluntades que pedían ir más allá. Construir otro tipo de democracia, de sociedad… Se incluyeron algunos artículos en la constitución que favorecían a la gente común (derecho a vivienda, trabajo, etc.) pero el desarrollo feroz del neoliberalismo ha ido cercenando esos artículos, rematados por el nefasto pacto PP/PSOE con el artículo 135.