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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Fanáticos y estultos

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Messi, que ha defraudado millonariamente a Hacienda, fue recibido a las puertas del juzgado por sus fans como un héroe. Esos mismos mequetrefes que aplauden a un defraudador (en este caso no es presunto porque lo ha reconocido y pagado por ello parte de la deuda) no serían capaces de aguantar un desliz tributario ínfimo de un vecino con el que se ha peleado a cuenta de la cuota de la comunidad.

Perdonamos el fraude escandaloso de futbolistas o tonadilleras, como si lo que hacen no fuera tan censurable. Total, como juega bien y mete goles. En fin, como canta como los ángeles y sale en las revistas del corazón. Lo más paradójico es que los descerebrados que aplauden el fraude de sus estrellas suelen ser muertos de hambre, gente a la que la crisis actual le ha afectado de manera más lacerante. A mí también me encanta cómo juega el argentino del Barça, pero no le animo a defraudar.

Resulta estomagante ver a tanta gente idiota aplaudiendo, como hinchas ultra sur, las faltas de ejemplaridad de sus ídolos. Es verdad que las sociedades tienen a los políticos y gobernantes que se merecen, pero también a los futbolistas y a los cantantes. Somos lo que hacemos, no lo que decimos. Si adoramos a los que viven como reyes y no les reprochamos sus indecencias, nos tenemos merecida nuestra desgraciada suerte. Cuando eres tonto, ningún artista te va a convencer de lo contrario.

El forofismo conduce a la estulticia.

Messi, que ha defraudado millonariamente a Hacienda, fue recibido a las puertas del juzgado por sus fans como un héroe. Esos mismos mequetrefes que aplauden a un defraudador (en este caso no es presunto porque lo ha reconocido y pagado por ello parte de la deuda) no serían capaces de aguantar un desliz tributario ínfimo de un vecino con el que se ha peleado a cuenta de la cuota de la comunidad.

Perdonamos el fraude escandaloso de futbolistas o tonadilleras, como si lo que hacen no fuera tan censurable. Total, como juega bien y mete goles. En fin, como canta como los ángeles y sale en las revistas del corazón. Lo más paradójico es que los descerebrados que aplauden el fraude de sus estrellas suelen ser muertos de hambre, gente a la que la crisis actual le ha afectado de manera más lacerante. A mí también me encanta cómo juega el argentino del Barça, pero no le animo a defraudar.