Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Qué futuro nos espera?
Es tristísimo ver a gente revolviendo las basuras buscando comida. Abren los contenedores, meten dentro medio cuerpo y, exponiéndose a contraer cualquier enfermedad, buscan algo que llevarse a la boca. Recuerdo haber visto a un indigente en una céntrica calle de Santa Cruz de Tenerife con una sonrisa enorme, porque había encontrado no menos de diez croquetas cocinadas que alguien tiró. Fue todo un ritual. Las sacó de la bolsa, las alineó en el borde del contenedor y se las fue comiendo una a una, despacio, saboreándolas, degustándolas, disfrutando el momento.
He visto gente apiñada alrededor de las salidas de basura y restos de algún hipermercado, donde se aprovechan de los productos caducados, carnes, yogures y, en general, todo aquello que pueda servirles de alimento. Y me da mucho que pensar.
¿Qué pasará cuando haya familias enteras que no puedan comer ni siquiera de esta manera? Sin ayudas gubernamentales, sin subsidios, sin pensión de jubilación, jóvenes aún para optar a una pensión no contributiva.
En otras localidades de España está creciendo la delincuencia de forma brutal. Y, además, delincuencia que en los últimos tiempos va unida a un atraco con muerte: joyeros, comerciantes, dulcerías?
Creo que llegará un momento en el que, como el famoso Eleuterio Sánchez, El Lute, más de uno irá a los centros comerciales o a los mercados a robar para poder comer. El Lute robó una gallina con ese fin y lo detuvo la Guardia Civil. Aquí podría pasar lo mismo. Y a mí me enseñaron cuando era pequeño que robar para comer ni es delito ni es pecado.
Porque mientras en el Gobierno se estipula que el salario mínimo interprofesional sea para 2010 de 633,30 euros, nos enteramos hace poco que una señora muy conocida del Partido Popular cobra al año 240.000 euros. Pasa que la gente no hace números, y pasa que los sufridos ciudadanos están más preocupados de comer día a día que de saber, porque se indignan, que alguien pueda tener semejante volumen de ingresos.
Nuestra clase política goza de sueldos millonarios mientras que cada día desaparecen empresas y autónomos que no pueden hacer frente ni a los gastos de la Seguridad Social, ni a los sueldos o a los productos de primera necesidad que mantienen vivo su negocio. Por algún lado reventará la situación. Espero y deseo que la solución venga de nuestra clase política, y no de la violencia, el robo y el disparate, sólo para poder comer. Un futuro, ciertamente, muy preocupante.
Pedro Marrero Sicilia
Es tristísimo ver a gente revolviendo las basuras buscando comida. Abren los contenedores, meten dentro medio cuerpo y, exponiéndose a contraer cualquier enfermedad, buscan algo que llevarse a la boca. Recuerdo haber visto a un indigente en una céntrica calle de Santa Cruz de Tenerife con una sonrisa enorme, porque había encontrado no menos de diez croquetas cocinadas que alguien tiró. Fue todo un ritual. Las sacó de la bolsa, las alineó en el borde del contenedor y se las fue comiendo una a una, despacio, saboreándolas, degustándolas, disfrutando el momento.
He visto gente apiñada alrededor de las salidas de basura y restos de algún hipermercado, donde se aprovechan de los productos caducados, carnes, yogures y, en general, todo aquello que pueda servirles de alimento. Y me da mucho que pensar.