Espacio de opinión de Canarias Ahora
Un gas 'maravilloso'
Hace apenas seis meses el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero expresaba ante la ciudadanía su voluntad firme, decidida, de seguir ganando espacios para las renovables y para afianzar la presencia de las empresas y la tecnología española en el panorama internacional de las energías limpias. Ante esta situación, que hacía peligrar el monopolio de las grandes eléctricas de este país -en su mayoría en manos extranjeras- al democratizar la producción de energía y posibilitar el acceso a la generación de electricidad de las pymes españolas -a través de las energías eólica y solar- de un tiempo para acá se ha desatado una virulenta campaña contra las renovables. Con el argumento central de que las energías verdes estaban produciendo un déficit tarifario pusieron en marcha una cruzada que atentaba directamente contra el sistema de primas establecido desde hace años para incentivar la producción de energías alternativas y, al tiempo, demandaban la subida de las tarifas domiciliarias e industriales para enjugar el presunto déficit, fruto de un pacto con las compañías del sector en tiempos de Rodrigo Rato. Amenazaron también con renunciar a seguir manteniendo los ciclos combinados por los que se apostó hace años y así desestabilizar el sistema.
Poco a poco todas estas presiones, perfectamente organizadas, han ido dando sus frutos. Por lo pronto y para no echarse encima a los ciudadanos, el PSOE se ha visto obligado a anunciar un pacto con el PP que no hará más que profundizar en el uso de las energía fósiles (carbón, gas y petróleo), lo que ha conseguido de inmediato hacer bajar a España dos puestos en el ranking de los países productores de energías renovables. Una auténtica catástrofe en estos tiempos de crisis y de búsqueda de alternativas económicas.
Se trata a todas luces de mantener un status que les garantiza unas ganancias multimillonarias cada año a costa de la facturación que pagamos todos y de primas importantísimas a la importación y al empleo del gas natural -que mantienen casi en secreto y que no cuestionan como las de las renovables- y que les llevó a hacer inversiones en ciclos combinados mucho más allá de las previsiones del mercado. El último en salir a la palestra ha sido Antoni Peris, presidente de la Asociación Española del Gas (Sedigas) que afirma que “no hay futuro energético sostenible sin el gas” y que el gas debe ocupar un papel importante en el pacto de Estado que se cuece en estos momentos. No les importa su escasez y su cada vez más difícil extracción en mares profundos con los consiguientes riesgos; no les preocupa que esté en manos de un cártel ruso-argelino de imprevisibles consecuencias; no les importan las peligrosas derivas medioambientales que el uso de los fósiles están produciendo? No les importa nada más que las ganancias multimillonarias que después nos restriegan por la cara cada año.
Para desgracia nuestra lo están consiguiendo. Ya el ministro Sebastián ha anunciado la reducción de las primas a las fotovoltaicas y a las solares y el propio Zapatero, en un guiño de compra de votos a CC en el Parlamento, durante el Debate sobre el Estado de la Nación, manifestó su voluntad de “hacer llegar el gas natural a Canarias” convirtiéndose así en cómplice, por un puñado de votos, de aquellos que nos han puesto a la cola en la implantación de renovables y que sostienen un entramado político-económico en torno al gas de dudosa solvencia ética.
Demás está decir que nos tendrán siempre enfrente en este intento de tomarnos el pelo a los ciudadanos y de meternos con calzador un combustible fósil altamente contaminante. Sí, altamente contaminante, aunque nos lo quieran ocultar, como sucede con las primas millonarias que recibe, con la mentira que reproducen un millón de veces diciéndonos que emite menos CO2 que el fuel a la vez que encubren el resto de componentes que lo hacen sumamente peligroso.
Desde hace mucho tiempo vengo insistiendo en los riesgos de la utilización del gas para la salud de los ciudadanos y para el medio ambiente. En distintas ocasiones he trasladado en diferentes textos la opinión de expertos mundiales sobre la alta contaminación de un gas natural que si bien es cierto que produce menos dióxido de carbono no lo es menos que libera importantísimas cantidades de metano, el mayor causante del calentamiento global.
Entre otras tesis, he reproducido hasta la saciedad las investigaciones de Lovelock que concluyen que el gas natural es más potente veinticuatro veces como gas de efecto invernadero que el CO2, pero ahora quiero compartir con ustedes un estudio de la universidad de Puebla en México que resalta que “si tomamos en cuenta que el uso del gas eleva las concentraciones de NOx en la atmósfera hasta en un 63%, siendo éste precursor del ozono y que el gas natural no es del todo un combustible limpio ya que su uso incrementa, entre otros, las concentraciones de gases de invernadero, entonces podremos concluir que el uso del gas como alternativa para disminuir la contaminación atmosférica, no es del todo viable” y, sobre todo, un estudio (Enfermedades asociadas a la polución atmosférica por combustibles fósiles. Aspectos pediátricos) realizado por expertos en oncología pediátrica, anatomía patológica, neumología, pediatría, biología y química de la universidad de Valencia y de los hospitales de Sagunt e Infantil Universitario La Fe y EAP de Algemesí, todos de la Comunidad valenciana, donde dejan expresamente claro que “las enfermedades asociadas a los contaminantes medioambientales generados por los combustibles fósiles abarcan un amplio abanico de patologías que oscilan desde banales (conjuntivitis, sinusitis, faringitis, cefaleas, etc) hasta graves y potencialmente mortales (bronquitis asmática severa, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardíaca, renal o hepática e incremento del riesgo de cáncer)”.
Según este estudio, los principales contaminantes químicos generados por la combustión de gas natural son en forma de gases y partículas (SO2, CO2, NOx y CO); inorgánicos (arsénico, cadmio, cromo, cobalto, plomo, manganeso, mercurio, níquel y fósforo) y orgánicos (benceno, formaldehído, naftaleno, tolueno, metilnaftaleno, fluoranteno, fluoreno, senantreno y pireno). Como podrán comprobar, cada uno de ellos son dignos de figurar en un altar en homenaje a la salud, pero de eso no se nos dice nada. Por tanto no les debe extrañar que estos expertos concluyan su trabajo de la siguiente manera: “Para la prevención, los profesionales sanitarios en general y los pediatras en particular, deben conocer y exigir que el desarrollo industrial y tecnológico debe ser compatible con la mejora de la calidad de vida y respetuoso con el medio ambiente. Es el desarrollo sostenible. Ello se puede conseguir con el fomento y desarrollo de las energías alternativas, renovables, ecológicas o menos contaminantes como la eólica y la solar”.
Pero se ve que todo esto cuenta poco cuando se trata de comprar voluntades y votos, ceder a las presiones y mantener el poder a cualquier precio.
*Alcalde de Agüimes
Antonio Morales Méndez*
Hace apenas seis meses el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero expresaba ante la ciudadanía su voluntad firme, decidida, de seguir ganando espacios para las renovables y para afianzar la presencia de las empresas y la tecnología española en el panorama internacional de las energías limpias. Ante esta situación, que hacía peligrar el monopolio de las grandes eléctricas de este país -en su mayoría en manos extranjeras- al democratizar la producción de energía y posibilitar el acceso a la generación de electricidad de las pymes españolas -a través de las energías eólica y solar- de un tiempo para acá se ha desatado una virulenta campaña contra las renovables. Con el argumento central de que las energías verdes estaban produciendo un déficit tarifario pusieron en marcha una cruzada que atentaba directamente contra el sistema de primas establecido desde hace años para incentivar la producción de energías alternativas y, al tiempo, demandaban la subida de las tarifas domiciliarias e industriales para enjugar el presunto déficit, fruto de un pacto con las compañías del sector en tiempos de Rodrigo Rato. Amenazaron también con renunciar a seguir manteniendo los ciclos combinados por los que se apostó hace años y así desestabilizar el sistema.
Poco a poco todas estas presiones, perfectamente organizadas, han ido dando sus frutos. Por lo pronto y para no echarse encima a los ciudadanos, el PSOE se ha visto obligado a anunciar un pacto con el PP que no hará más que profundizar en el uso de las energía fósiles (carbón, gas y petróleo), lo que ha conseguido de inmediato hacer bajar a España dos puestos en el ranking de los países productores de energías renovables. Una auténtica catástrofe en estos tiempos de crisis y de búsqueda de alternativas económicas.