Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Por qué gas en el paraíso de las renovables?
Cuando el gobernador de Hawái, David Ige, en recientes declaraciones ha dicho que renuncian al gas natural como energía de transición a las renovables porque no quieren perder el dinero y el tiempo en energías del pasado y países como Alemania y en la propia península están cerrando los ciclos combinados porque no son competitivos con las renovables, cada vez más baratas; en Canarias, para nuestros ilustres gobernantes, exceptuando al presidente del Cabildo de Grana Canaria, la prioridad en la política energética es el gas y las costosas inversiones en infraestructuras como las regasificadoras. ¿Por qué?
Porque el gas natural tiene difícil encaje en el nuevo modelo energético, como ya está ocurriendo en aquellos países, preocupados por el papel de los combustibles fósiles en el cambio climático, que cada vez más apuestan por sistemas basados en las renovables. El gas pertenece a los sistemas de generación concentrada, donde se prioriza las grandes infraestructuras y la gestión de la oferta, mientras que en el nuevo modelo el centro del sistema es la organización y gestión de la demanda, a través del ahorro, la eficiencia y el autoconsumo, que convierte al usuario en el principal protagonista. De ser la victima silenciosa de una estafa, se informa y pasa a tomar decisiones acerca de la energía que usa.
Porque estamos gobernados por voluntades políticas sumisas a los intereses de las eléctricas: Unelco/Endesa/Enel, REE y la recién llegada Enagas. Un vistazo a las puertas giratorias de cada una de ellas te permite visibilizar como sus consejos de administración están ocupados, con sueldos multimillonarios, por ex altos cargos de PP, PSOE y en Canarias, en el consejo asesor de Endesa, tenemos a CC junto a representantes de las cúpulas empresariales y de la universidad.
Porque Canarias, durante más de tres décadas de autonomía, no ha tenido política energética propia independiente de las eléctricas. Las cuatro ediciones del PECAN han constituido un rotundo fracaso, demostrando la secular incapacidad de los gobiernos de turno, fiel escudero del oligopolio, para una planificación racional y sostenible del sector energético. Las declaraciones de Francisco de la Barreda, ex consejero de Industria (PP) del gobierno autónomo (1996-98), ex presidente del PP de Tenerife (1996-99), en una entrevista de Ramón P. Almodóvar en un periódico digital son clarificadoras (“tengo que decir que la Consejería de Industria, que tenía un presupuesto ridículo, era una oficina de Unelco-Endesa, de Cepsa, de grandes superficies,de poderes fácticos”)
Porque el gas natural les garantiza el control y la continuidad del negocio de los sistemas eléctricos canarios, veamos: los ciclos combinados reciben un doble pago por capacidad que consisten, por un lado, en un incentivo a la inversión de 23.400 € por MW/año del proyecto durante los diez primeros años, es decir, los 440 MW de los dos ciclos combinados de la central térmica de Granadilla recibirán por este concepto unos 102,9 millones de € y los 27.000 MW de potencia del total de los ciclos combinados de España han recibido 6.318 millones de € y, por el otro, en concepto de disponibilidad de capacidad, por estar parados a disposición de REE por si el regulador técnico necesita su aportación a la red, este apartado, a nivel estatal, puede alcanzar unos 600 millones de € al año. Mientras estos datos se silencian nos repiten hasta la saciedad que las renovables son caras y que las primas recibidas han producido el déficit de tarifa. Y, por si fuera poco estas ayudas, los ciclos combinados son los principales beneficiarios, también, por su participación en lo que se denomina resolución de restricciones técnicas al programa diario base de funcionamiento, que consiste en atender los requerimientos de REE cuando cree que una determinada central de generación de una zona no puede aportar a la red la potencia prevista, el precio por MW es mucho más caro que el del mercado mayoritario, mientras el precio medio en 2014 fue de 42,1 €/MW el de restricciones técnicas que recibieron los ciclos combinados de gas natural fue de 117,6 €/MW casi el triple, que significó para dicho año un sobrecoste para el sistema de 700 millones de €. Una manera de compensar la baja participación del gas en el sistema encareciendo un poco más el recibo de la luz. Todo esto, junto a una inversión de 300 millones de € para la regasificadora, una infraestructura privada.
Porque la población canaria se está dejando engañar con el falso argumentario de los defensores del gas natural. Cuando en la península las renovables han arrinconado a los ciclos combinados de gas natural a unos niveles de un 10% de su capacidad, aquí nos cuentan que el gas no va a competir con las renovables sino con el petróleo y que, además, es necesario para la transición hacia en 100% renovables. Cuando el objetivo del gas en Tenerife en justificar el puerto de Granadilla y dar continuidad al sistema fósil, haciéndole una reserva de 5.000 horas anuales de funcionamiento para garantizar su viabilidad, frenando así el desarrollo de las renovables en las islas para que el monopolio continúe vivo en el nuevo modelo energético, controlando el proceso de transición hacia él.
Porque las renovables por su naturaleza dispersas en el territorio no se pueden encerrar en la central de Granadilla o Las Caletillas, escapan al control del monopolio, sobre todo cuando se favorece la generación distribuida fotovoltaica a través del autoconsumo junto al ahorro y la eficiencia. Es decir, cuando los electrones autogenerados y los del ahorro no tienen que pasar por la red, las eléctricas pierden mercado, se entra en un proceso en el que vamos, cada vez más, prescindiendo de Endesa al mismo tiempo que incrementamos el protagonismo en la gestión de nuestra energía. Esta es la madre del cordero, el poder de la eléctrica va pasando a los ciudadanos. La madurez tecnológica de las renovables está permitiendo la democratización de la energía.
Porque los recursos fósiles son una garantía para la continuidad del monopolio a través del control del mercado eléctrico. Los MW de la generación distribuida de renovables, el ahorro y la eficiencia no pasan por dicho mercado, quedan fuera de su control y los que entran procedente de la generación concentrada de los parques eólicos y fotovoltaicos bajan los precios y reduce la participación de los ciclos combinados a la mínima expresión, por eso el oligopolio ha conseguido, a través de la reforma, entre otras medidas, que se le aplique un impuesto del 7% a la generación para echar del mercado a buena parte de los 60.000 inversores de renovables que no pueden hacer frente a la amortización de su inversión. No quieren competidores más allá de las fronteras de UNESA.
Porque la única tecnología gestionable y renovable que tenemos, es la geotermia de alta entalpía, y que podría dar la estabilidad que en estos momento aportan los combustibles fósiles a los sistemas insulares, se encuentra en el más absoluto de los silencios. Nunca ha figurado como uno de los objetivos prioritarios de la planificación del sector en Canarias, teniendo, como reconoce el IDAE en su estudio sobre el potencial geotérmico de España, que Tenerife es de las islas con mayor potencial pudiendo llegar a cubrir un 30% de su demanda.
Porque las eléctricas en sus inversiones en el sector siempre ganan, tanto si sale bien el proyecto como si fracasa. Tengamos en cuenta que los costes de las infraestructuras salen del recibo de la luz y cuando los proyectos fracasan, por mala planificación u otras circunstancias, sus consecuencias económicas recaen en el recibo de la luz o gas, como ha sido uno de los últimos casos, el del almacén subterráneo de gas Castor que hubo que cerrar por los microsismos que producía la inyección a presión del gas, pues los 1.400 millones de € del proyecto que ya se han pagado a la empresa del presidente del Real Madrid, hay que trasladarlos durante un tiempo a los recibos del gas de los usuarios, o los 3.600 millones de los costes de transición a la competencia que el ministerio de industria le ha regalado a las eléctricas de UNESA y que, en estos días, la PX1NME ha denunciados en los tribunales europeos.
Y, por último, ¿por qué el gas en el paraíso de las renovables?. Porque en el marco del nuevo modelo energético podemos prescindir de los intermediarios de la energía. Porque para acceder al sol no hay que hacer costosas prospecciones, ni hace falta que los electrones hagan largos recorridos sobre gigantescas torres metálicas, ni tenemos que estar pendientes de los precios del petróleo y gas natural, no, las tecnologías renovables nos permiten hoy, a precios competitivos, captar directamente la energía solar gratis allí donde la necesitamos. Por eso decimos que la energía fotovoltaica es la más libre y democrática, no se puede encerrar, por más que algunos ministros del sector quieran poner impuestos al sol.
Cuando el gobernador de Hawái, David Ige, en recientes declaraciones ha dicho que renuncian al gas natural como energía de transición a las renovables porque no quieren perder el dinero y el tiempo en energías del pasado y países como Alemania y en la propia península están cerrando los ciclos combinados porque no son competitivos con las renovables, cada vez más baratas; en Canarias, para nuestros ilustres gobernantes, exceptuando al presidente del Cabildo de Grana Canaria, la prioridad en la política energética es el gas y las costosas inversiones en infraestructuras como las regasificadoras. ¿Por qué?
Porque el gas natural tiene difícil encaje en el nuevo modelo energético, como ya está ocurriendo en aquellos países, preocupados por el papel de los combustibles fósiles en el cambio climático, que cada vez más apuestan por sistemas basados en las renovables. El gas pertenece a los sistemas de generación concentrada, donde se prioriza las grandes infraestructuras y la gestión de la oferta, mientras que en el nuevo modelo el centro del sistema es la organización y gestión de la demanda, a través del ahorro, la eficiencia y el autoconsumo, que convierte al usuario en el principal protagonista. De ser la victima silenciosa de una estafa, se informa y pasa a tomar decisiones acerca de la energía que usa.