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El Gobierno, embarcado

Firmaron el auto, casualmente en vísperas del debate parlamentario de reprobación a Soria, Fernando de Lorenzo, a quien el arquitecto Carmelo Padrón culpa de haberle tenido catorce años pendiente de juicio hasta que fue absuelto; y Margarita Varona, juez del asunto de Anfi y el salmón que ya tiene mosqueados a más de cuatro. Debió participar en las actuaciones la magistrada Carla Bellini, pero se abstuvo alegando su amistad con el matrimonio Soria; lo que recordó al periódico La Provincia que la misma Bellini archivó hace un par de años otra denuncia contra Soria. Igual no eran entonces tan amigos. A lo mejor peco de exagerado, pero tengo la sensación de que esto es un relajo.

Doy por dicho lo que anoté ayer acerca de que Soria la arma allí donde se sienta. Es un sujeto de notable capacidad generadora de conflictos y un grado de ineptitud gestora que, eso sí, sabe disimular hasta el extremo de que el Gobierno en peso y sus dos grupos parlamentarios rechazaron ayer la reprobación promovida contra él por los psocialistas. CC-PP hicieron valer como un solo hombre/mujer sus 34 votos frente a los 26 del PSC. Era de esperar que se embarcaran con Soria en unidad de destino.

La conclusión es evidente: el Gobierno y sus grupos parlamentarios respaldan por unanimidad las actuaciones sorianas. Es decir, están conformes con cuanto ha hecho este hombre, incluidos los graves quebrantos que ha ocasionado al Estado de Derecho, según la portavoz del CGPJ y el conflicto con los cabildos, que lleva camino de convertirse en institucional y acabar en los tribunales. Le pagarán también los abogados, supongo.

Al margen de los asuntos que motivaron la reprobación, lo cierto es que el Gobierno hizo causa común con el vicepresidente, lo que sería insólito si no fuera porque Paulino hace tiempo que perdió el sentido de lo que significa su propia representación; tanto la de los canarios hacia el exterior como la del Estado aquí. No de otra manera cabe enjuiciar el que comparta explícitamente los ataques de Soria a las instituciones. Cada vez cae más bajo para conservar la presidencia. No sé si es cierto que sarna con gusto no pica, pero es evidente que a Paulino, al Gobierno y a los partidos que lo apoyan les agrada la soriasis.

Se mire como se mire, el deterioro democrático canario va a más con una degradación política ya insuperable. Si algún valor tiene la reprobación a Soria rechazada en el Parlamento es haberla escenificado; certificado, por si había dudas. Carece Paulino y su Gobierno de crédito y autoridad para enmendar el rumbo y da miedo pensar que todo continuará igual, para peor, por lo menos hasta las elecciones de 2011; a las que llegaremos todavía sin reforma electoral, cosa que tampoco importa mucho porque el fondo de la cuestión es el estrepitoso fracaso de la autonomía canaria como forma de gobierno; al menos de esta autonomía, que pide a gritos nuevo diseño. La situación ha rebasado los límites que en otro lugar hubiera desembocado en elecciones anticipadas, hoy por hoy imposibles con el Estatuto en la mano. Sólo faltaba la revista Época atribuyendo las críticas y las actuaciones contra la corrupción a una nueva versión de los Gal, nada menos, en la que involucra a este periódico. Se ve que ya no le basta a la derechona como explicación el recalentado móvil de López Aguilar dando órdenes. Menuda pandilla.

Hay motivos para la desesperanza ya que, encima, el desmoronamiento y la pérdida de cordura coincide con una grave crisis económica. Tiene razón Paulino, ya ven, al afirmar que las medidas para Canarias anunciadas por Zapatero en el Congreso son insuficientes porque, en efecto, con su Gobierno no sirven ni los milagros de Dios bendito.

Sin embargo, todo puede aprovecharse. Ya saben que el primer ministro británico, Gordon Brown, pidió a los ingleses perdón en nombre de la clase política por el mal uso de los dineros públicos. No arremetió contra la Prensa y Scotland Yard ni se lamentó de filtración alguna, lo que es un detalle. De inmediato, los políticos afectados se pusieron en cola para devolver las cantidades correspondientes y me pregunto yo si no debería Rita Martín, consejera de Turismo, promocionar entre ellos el paraíso canario, habida cuenta de que aquí nada tendrían que devolver, con lo que disfrutarían de lo acumulado una vez fuera de la política. Sigue como norma la impunidad y el castigo se reserva a los denunciantes. Ideal, vamos. Dirán que esta propuesta es un disparate; que lo es, sin duda, pero admitan que no mucho mayor que las “promociones” perpetradas por la consejera.

Firmaron el auto, casualmente en vísperas del debate parlamentario de reprobación a Soria, Fernando de Lorenzo, a quien el arquitecto Carmelo Padrón culpa de haberle tenido catorce años pendiente de juicio hasta que fue absuelto; y Margarita Varona, juez del asunto de Anfi y el salmón que ya tiene mosqueados a más de cuatro. Debió participar en las actuaciones la magistrada Carla Bellini, pero se abstuvo alegando su amistad con el matrimonio Soria; lo que recordó al periódico La Provincia que la misma Bellini archivó hace un par de años otra denuncia contra Soria. Igual no eran entonces tan amigos. A lo mejor peco de exagerado, pero tengo la sensación de que esto es un relajo.

Doy por dicho lo que anoté ayer acerca de que Soria la arma allí donde se sienta. Es un sujeto de notable capacidad generadora de conflictos y un grado de ineptitud gestora que, eso sí, sabe disimular hasta el extremo de que el Gobierno en peso y sus dos grupos parlamentarios rechazaron ayer la reprobación promovida contra él por los psocialistas. CC-PP hicieron valer como un solo hombre/mujer sus 34 votos frente a los 26 del PSC. Era de esperar que se embarcaran con Soria en unidad de destino.