Gobierno (no) autónomo

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Hace más de un año y medio que comenzó la pandemia y aún no sabemos si está a punto de terminar, como anuncian algunos optimistas. Esto parece la historia interminable, como el volcán de La Palma, que aún no se sabe cuándo se apagará. 

Lo cierto es que cuando comenzó oficialmente la pandemia el 15 de marzo de 2020 los gobernantes prometieron ayudas para paliar la crisis económica y laboral de tantos paisanos y compatriotas. 

La mayoría de las instituciones públicas cumplió con su palabra pero alguna como el Gobierno de Canarias se hizo la picha un lío y todavía hoy muchos trabajadores y pequeños autónomos se están preguntando si el dinero llegará alguna vez o se morirán con la pena de haberse arruinado sin obtener la ayuda pública correspondiente. 

No deja de ser paradójico que haya sido precisamente el gobierno autónomo el que más ha dado la espalda a los pequeños trabajadores autónomos de Canarias.

Desde el primer momento los gobernantes anunciaron a diestro y siniestro una multitud de ayudas para los más necesitados pero el Gobierno de Canarias no demostró nunca ningún interés real y sincero en paliar la situación de tantos miles de canarios que de un día para otro cesaron su actividad laboral por culpa de la pandemia. 

El Gobierno de España prometió ayudas y cumplió. El Cabildo de Gran Canaria prometió ayudas bastante más modestas pero también cumplió. El que no lo hizo fue el Gobierno de Canarias, que fue el que más se llenó la boca anunciando medidas favorables a los afectados pero también el que menos esfuerzo puso en suavizar la crisis de las pequeñas empresas y los autónomos. 

Anunció mil y una ayudas, prometió el oro y el moro mientras los damnificados se ahogaban en un mar de deudas y de dudas. Europa ha dado mucho dinero también a las comunidades autónomas para solventar la crisis de la pandemia pero muy pocos autónomos se han podido aprovechar de ellas. 

Los requisitos que ha puesto el Gobierno de Canarias a los autónomos para poder recibir las ayudas han sido inalcanzables. Los formularios telemáticos de las peticiones de ayudas eran embrollados y abstrusos.

Leyendo los cuestionarios daba la impresión de que el gobierno autónomo disfrutaba poniendo pegas a los trabajadores más necesitados y lo que es peor: dejaba fuera a muchos afectados por el cese de actividad por no pertenecer a un gremio determinado. 

Esos cuestionarios de solicitudes parecían redactados por el enemigo. Pedían cosas imposibles y no facilitaron nunca los trámites para que los que estaban en el paro o en la ruina pudieran recuperar la situación económica y el ánimo.

No tuvieron ni la delicadeza de informar a muchos peticionarios de cómo había quedado el trámite burocrático. Se limitaron a decir que hacían falta muchos más documentos pero nunca se pusieron en el lado de los solicitantes. La empatía ha sido nula con los autónomos. 

Este Gobierno de Canarias, en vez de autónomo, debería llamarse anti autónomo porque su papel ha sido absolutamente lamentable y bochornoso. Cómo se nota que los políticos tienen un buen sueldo y no tienen ni puñetera idea de lo que es no llegar a fin de mes. Que con su pan se lo coman.