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Golpe de Estado ''democrático''

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Las acepciones, interpretaciones y explicaciones políticas por lo visto van cambiando con la modernidad. En la política clásica, cuando los militares abandonan los cuarteles, sacan los taques a la calle, y recurren a la represión, eso se llama un golpe de estado, es decir, si recurren a la razón de la fuerza ya están infringiendo las más puras normas democráticas. Ahora tras lo ocurrido en Egipto, en donde los militares han derrocado a un presidente islamista elegido por el pueblo, la “inteligentzia” militar habla de golpe de estado en apoyo de la democracia, y dos tanques. Lo peor de todo es que hay muchos “progres” que se creen tal falacia. Quieren creérselo, porque a fin de cuentas el islamismo es un peligro para el mundo occidental y sus “civilizadas” maneras de entender la convivencia humana.

De momento, aparte de los tanques, fusiles y metralletas que vemos en la televisión y fotos en los Medios impresos, el jefe de los militares golpistas justificó en 2011 exámenes de virginidad a las mujeres manifestantes contra el dictador Hosni Mubarak. Mientras que tomaron el poder en 1952, en realidad los militares no han dejado nunca el poder, y siempre han tenido todo atado y bien atado, lo cual me suena de algo. Desde que los militares firmaron los acuerdos de Camp Davis en 1979 se han erigido en garantes de esos “acercamientos” con los israelíes, y a cambio reciben 1.300 millones de dólares anuales de Estados Unidos. El Ejército egipcio controla sectores claves de la economía concedidas por el propio dictador Mubarak. El apoyo de las clases medias ha ido cayendo en picado, porque sólo una minoría quiere una “república militar”. La represión sigue aumentando cada día, y ahora mismo todo es posible en Egipto. La realidad es que ahora mismo hay un presidente interino con la mano del Ejército sobre su hombro, y cómo se mueva mucho, le pueden dar hasta otro coscorrón. Hay decenas de muertos en las calles, y el apoyo de los coptos y suníes es más que sospechosos. De momento Mohamed Morsi es prisionero de los militares, que siguen anunciando que su golpe de estado es “democrática”. Y dos pirámides.

Esto ya no es lo que era. Ni siquiera el derecho internacional, que se lo pasan por el forro de los arcones Portugal, Francia y España, impidiendo que el avión presidencial de Evo Morales volara con normalidad hacia su país. Antes un avión presidencial era inviolable, ahora depende de qué presidente sea. Si fuera o fuese Barak Obama, a ver quién molesta al Nóbel de la Paz. Y los “progres” siguen creyendo que EEUU es una democracia ideal. La actitud de España con el presidente Morales no ha podido ser más deleznable, pero quién manda es el Imperio. Y Bilderberg.

Las acepciones, interpretaciones y explicaciones políticas por lo visto van cambiando con la modernidad. En la política clásica, cuando los militares abandonan los cuarteles, sacan los taques a la calle, y recurren a la represión, eso se llama un golpe de estado, es decir, si recurren a la razón de la fuerza ya están infringiendo las más puras normas democráticas. Ahora tras lo ocurrido en Egipto, en donde los militares han derrocado a un presidente islamista elegido por el pueblo, la “inteligentzia” militar habla de golpe de estado en apoyo de la democracia, y dos tanques. Lo peor de todo es que hay muchos “progres” que se creen tal falacia. Quieren creérselo, porque a fin de cuentas el islamismo es un peligro para el mundo occidental y sus “civilizadas” maneras de entender la convivencia humana.

De momento, aparte de los tanques, fusiles y metralletas que vemos en la televisión y fotos en los Medios impresos, el jefe de los militares golpistas justificó en 2011 exámenes de virginidad a las mujeres manifestantes contra el dictador Hosni Mubarak. Mientras que tomaron el poder en 1952, en realidad los militares no han dejado nunca el poder, y siempre han tenido todo atado y bien atado, lo cual me suena de algo. Desde que los militares firmaron los acuerdos de Camp Davis en 1979 se han erigido en garantes de esos “acercamientos” con los israelíes, y a cambio reciben 1.300 millones de dólares anuales de Estados Unidos. El Ejército egipcio controla sectores claves de la economía concedidas por el propio dictador Mubarak. El apoyo de las clases medias ha ido cayendo en picado, porque sólo una minoría quiere una “república militar”. La represión sigue aumentando cada día, y ahora mismo todo es posible en Egipto. La realidad es que ahora mismo hay un presidente interino con la mano del Ejército sobre su hombro, y cómo se mueva mucho, le pueden dar hasta otro coscorrón. Hay decenas de muertos en las calles, y el apoyo de los coptos y suníes es más que sospechosos. De momento Mohamed Morsi es prisionero de los militares, que siguen anunciando que su golpe de estado es “democrática”. Y dos pirámides.