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La independencia de Cataluña

Alemania, Finlandia, Holanda y otros cuantos dicen que te van a ayudar y al día siguiente dicen que nanay de la China, que no se fían ni un pelo de nosotros. La prima de riesgo y la bolsa suben y bajan con inaudita celeridad en cuanto se producen altercados callejeros o noticias como la secesión de Cataluña.Precisamente el hecho de padecer un presidente iluminado, Zapatero, y otro timorato, Rajoy, ha creado el caldo de cultivo para que sigan prosperando las corruptelas, los abusos, los cohechos, las maniobras que unos pocos ejecutan contra la inmensa mayoría a la hora de seguir recibiendo millonarias indemnizaciones.

Por ejemplo, los altos cargos de las entidades bancarias tras las fusiones. Tiempos de sangre, sudor y lágrimas se avecinan. Nadie se salva: hasta el presidente del Tribunal Supremo se endosaba miles de euros con viajes, hoteles y comilonas. La debacle económica va unida al desgaste que la institución monárquica está padeciendo en los últimos tiempos. La cara del Rey y la cara de Mas en el último encuentro de Barcelona son muy explícitas al respecto: nada que decirse, nada que hablar. Quizá si la caza de elefantes y los episodios con la rubia cuarentañera no se hubiesen producido don Juan Carlos tendría aún réditos suficientes para ser respetado como la más alta institución del Estado. Pero las cosas ya han cambiado, y en esta algarabía los catalanes dicen que se van.

Cuando comparo nuestra situación con la de Italia, me sorprendo de que allí el Estado haya seguido funcionando a pesar del terrorismo de las Brigadas Rojas, los asesinatos de altos dignatarios o la omnipresencia de la mafia. Sin olvidar el amago separatista de la Padania. Italia, nuestros primos hermanos, saben convivir con la crisis sin desgajarse. Y eso que son un país ocupado durante siglos por los Estados Pontificios, los príncipes regionales, los señores feudales. Tuvo que venir Garibaldi y pelear la unión casi anteayer. España, uno de los Estados más antiguos, se ve que estuvo mal cosida desde el principio, de tal manera que el señor Mas con su demagogia y su arribismo puede salirse con la suya en los próximos tiempos. ¿Y detrás irán los vascos?

Luis León Barreto

Alemania, Finlandia, Holanda y otros cuantos dicen que te van a ayudar y al día siguiente dicen que nanay de la China, que no se fían ni un pelo de nosotros. La prima de riesgo y la bolsa suben y bajan con inaudita celeridad en cuanto se producen altercados callejeros o noticias como la secesión de Cataluña.Precisamente el hecho de padecer un presidente iluminado, Zapatero, y otro timorato, Rajoy, ha creado el caldo de cultivo para que sigan prosperando las corruptelas, los abusos, los cohechos, las maniobras que unos pocos ejecutan contra la inmensa mayoría a la hora de seguir recibiendo millonarias indemnizaciones.

Por ejemplo, los altos cargos de las entidades bancarias tras las fusiones. Tiempos de sangre, sudor y lágrimas se avecinan. Nadie se salva: hasta el presidente del Tribunal Supremo se endosaba miles de euros con viajes, hoteles y comilonas. La debacle económica va unida al desgaste que la institución monárquica está padeciendo en los últimos tiempos. La cara del Rey y la cara de Mas en el último encuentro de Barcelona son muy explícitas al respecto: nada que decirse, nada que hablar. Quizá si la caza de elefantes y los episodios con la rubia cuarentañera no se hubiesen producido don Juan Carlos tendría aún réditos suficientes para ser respetado como la más alta institución del Estado. Pero las cosas ya han cambiado, y en esta algarabía los catalanes dicen que se van.