Espacio de opinión de Canarias Ahora
El irreversible declive de CC
Paulino Rivero sufre una derrota sin paliativos. El varapalo al Informe de Gestión era un misil dirigido contra su gestión en el partido y en el Gobierno. Gran Canaria queda muy mal colocada al fracasar la jugada que hicieron para conseguir la presidencia, que sirvió para dividir al partido y posibilitar la candidatura de Claudina Morales, pero no para que esta isla tuviera más peso específico. Al final, todos terminaron traicionándose para salvarse, fruto de la enorme debilidad de una organización que va camino de su completa desintegración. El consejero de Industria traicionó los acuerdos de su organización insular para mantenerse al frente de su consejería, dejando tirado al candidato de Gran Canaria; y Julios traicionó a todos para conseguirse un puesto.
La dirección nacional nacida del Congreso (presidenta y secretaria de organización) tiene escasísimo peso político y su recorrido será corto. Además, el órgano de dirección, que es la comisión permanente, tiene que funcionar adoptando los acuerdos por unanimidad, lo que permite en la práctica a cualquier organización insular bloquear su funcionamiento; trasladándose el poder a las organizaciones insulares que deciden todo: programa, listas y alianzas. Además, la dirección fáctica de CC seguirá estando en ATI que controla el poder real: el Gobierno canario, la portavocía en Madrid y, de hecho, la portavocía en el Parlamento canario; y en menor medida en API, AHI y AM.
La radicalización del lenguaje y las proclamas soberanistas de sus ponencias, en plena consonancia con los editoriales de El Día, demuestran el descontrol y la confusión que ha supuesto este Congreso. Se alejan de los problemas reales y de los objetivos políticos que de verdad están en la agenda del nacionalismo útil. Mientras que su práctica política está amarrada, de forma muy contradictoria, al PP más centralista, tanto en Canarias como en Madrid.
Errores
En pocos años los graves errores de sus dirigentes -con el actual presidente del Gobierno al frente, el que en su etapa como máximo responsable de la organización presumía de haberla podado, eliminando a quienes se oponían al hegemonismo atico-, entre ellos los intentos de dominio exclusivo desde una isla, su mal Gobierno y, en fin, su errática política de alianzas, realizadas sólo para mantenerse en el poder, le han hecho retroceder electoralmente sin que hayan alcanzado aún su suelo.
El proyecto original se ha ido debilitando en el conjunto de Canarias, haciéndolo en algunas islas de forma galopante. Lo que les ha llevado a la práctica desaparición en Gran Canaria y a su retroceso más que significativo en Lanzarote y en La Gomera, lo que hace que todo el poder gire alrededor de ATI, API y AHI. Mención aparte merece el caso de Fuerteventura, donde la dirección de la antigua Asamblea Majorera ha ido eliminando todos sus antiguos rasgos de fuerza de progreso, para convertirse en aliada incondicional de ATI y en colaboradora necesaria de las políticas más conservadoras del Ejecutivo de las dos derechas canarias, como ha ocurrido con la Ley de Medidas Urgentes. Aunque en la pugna congresual, y como siempre, la dirección de AM ha cambiado de bando para ganar un cargo.
En el ámbito del Archipiélago, pese a quedar la tercera en número de votos en las elecciones autonómicas de 2007, por detrás de PSOE y PP, se mantuvieron al frente del Gobierno de Canarias, contando con la plena colaboración de Soria, a cambio de la entrega servil de ATI-CC al PP de Rajoy. Un Ejecutivo, más débil aún desde la celebración del IV Congreso, que es imprescindible cambiar para que Canarias pueda afrontar el difícil momento económico y político, sustituyéndolo por un Gobierno de gestión que se centre en la lucha contra la crisis económica, y tome medidas a favor de la mejora en la inversión, la economía productiva, el empleo y los servicios pública; y que busque el entendimiento con el Gobierno central.
Nuevo nacionalismo
El proceso de declive y desintegración de ATI-CC va a continuar inexorable. Y, por eso, desde Nueva Canarias seguimos defendiendo la necesidad de avanzar en la construcción de una fuerza nacionalista de centro progresista, consecuente y respetuosa con las realidades insulares en el marco de un proyecto común de Canarias; y capaz de entenderse con el Estado, desde la exigencia constante de los derechos políticos y sociales de este Archipiélago y sus habitantes. Tarea en la que tienen un importante papel que jugar la gente nacionalista y consecuente que todavía forma parte de CC.
Un nacionalismo, el que estamos construyendo, en sintonía con las preocupaciones de los ciudadanos, volcado en la mejora de los servicios públicos, en el incremento del autogobierno, en un nuevo sistema de financiación autonómica que responda a las necesidades de Canarias y en la reforma de la ley electoral. Un nacionalismo que supere la deriva hacia ninguna parte en que desde hace tiempo se encuentra CC y que alcanzó su máxima escenificación en su IV Congreso.
*Presidente de Nueva Canarias Roman RodrÃguez*
Paulino Rivero sufre una derrota sin paliativos. El varapalo al Informe de Gestión era un misil dirigido contra su gestión en el partido y en el Gobierno. Gran Canaria queda muy mal colocada al fracasar la jugada que hicieron para conseguir la presidencia, que sirvió para dividir al partido y posibilitar la candidatura de Claudina Morales, pero no para que esta isla tuviera más peso específico. Al final, todos terminaron traicionándose para salvarse, fruto de la enorme debilidad de una organización que va camino de su completa desintegración. El consejero de Industria traicionó los acuerdos de su organización insular para mantenerse al frente de su consejería, dejando tirado al candidato de Gran Canaria; y Julios traicionó a todos para conseguirse un puesto.
La dirección nacional nacida del Congreso (presidenta y secretaria de organización) tiene escasísimo peso político y su recorrido será corto. Además, el órgano de dirección, que es la comisión permanente, tiene que funcionar adoptando los acuerdos por unanimidad, lo que permite en la práctica a cualquier organización insular bloquear su funcionamiento; trasladándose el poder a las organizaciones insulares que deciden todo: programa, listas y alianzas. Además, la dirección fáctica de CC seguirá estando en ATI que controla el poder real: el Gobierno canario, la portavocía en Madrid y, de hecho, la portavocía en el Parlamento canario; y en menor medida en API, AHI y AM.