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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Juan Fernando, Año Cero

La discreción era condición imprescindible para que la operación pudiera llevarse a cabo, y muchos amigos debe tener Juan Fernando ?y también gentes que deseaban perderlo de vista en Canarias? porque el secreto se guardó celosamente en internet, prensa, radio y televisión durante dos meses, que en lo mediático es un tempo que se acerca a la eternidad. Acechaban su nombramiento poderosas ambiciones que ya antes habían mostrado sus fuerzas: María Teresa y su lobby de mujeres, el tandem Borrell-Narbona, y hasta Caldera ansiaba un cargo que satisface y colma al menos codicioso de los mortales. Pero nadie oyó nada, aún menos habló y al punto, ya tenemos a JF haciendo las maletas para otra cita electoral con fin de trayecto en Bruselas y Estrasburgo.

¿Y ahora el PSC qué? Son tres opciones las que se manejan y los delegados al Congreso regional deberán estar muy finos para no marrar. La primera es que siga de secretario general del PSC, que espere la concatenación de circunstancias judiciales que tendrán lugar durante los próximos años en las filas de CC y PP ?algunas de ellas de gruesa envergadura y por bien ganados méritos propios- y que en 2011 regrese a competir por la presidencia canaria con el programa regeneracionista que tantos votos le dio. Se comprobaría así si JF alcanzó el techo o el suelo con su oferta electoral. La segunda opción es dejarse llevar y soñar con Europa, volar alto y no rendirse a una carrera política que no ha hecho más que empezar, pero lejos de las islas donde ya sólo poseería un aliento más fáctico que operativo, más influyente que decisivo. Se acabaría así la escuela fernandina de hacer política, que a algunos gusta mucho y a otros no gusta nada, en esto existen pocos términos medios. En esta segunda tesitura se abrirían dos opciones, en mi opinión, análisis y entendederas, cada vez más escasas: buscar un nuevo secretario general que pacte con CC u otro que alcance esos mismos acuerdos con el PP, pues sin JF ya no tendría sentido la oposición montaraz y agresiva que dice las verdades del barquero aunque no guste oirlas. Para el pacto con los nacionalistas creo que el hombre podría ser Blas Trujillo. Para irse a la cama con los populares, el perfil se me acerca más al de Francisco Hernández Spínola. A los nacionalistas les lanzarían arrullos desde un sector del PSC en Las Palmas sin recato alguno y con el PP se encontrarían además con las ganas de una arraigada corriente “popular” tinerfeña y de los críticos grancanarios y majoreros de esta formación. La partida también se jugaría en Madrid y los actores serían Zapatero, Rajoy, Paulino Rivero, Pepe Blanco, Teresa Fernández de la Vega, Saavedra y Juan Fernando, quizás también José Antonio Alonso, Ana Oramas y Pepe Segura. ¡Hagan juego señores... y señoras!

Federico Utrera

La discreción era condición imprescindible para que la operación pudiera llevarse a cabo, y muchos amigos debe tener Juan Fernando ?y también gentes que deseaban perderlo de vista en Canarias? porque el secreto se guardó celosamente en internet, prensa, radio y televisión durante dos meses, que en lo mediático es un tempo que se acerca a la eternidad. Acechaban su nombramiento poderosas ambiciones que ya antes habían mostrado sus fuerzas: María Teresa y su lobby de mujeres, el tandem Borrell-Narbona, y hasta Caldera ansiaba un cargo que satisface y colma al menos codicioso de los mortales. Pero nadie oyó nada, aún menos habló y al punto, ya tenemos a JF haciendo las maletas para otra cita electoral con fin de trayecto en Bruselas y Estrasburgo.

¿Y ahora el PSC qué? Son tres opciones las que se manejan y los delegados al Congreso regional deberán estar muy finos para no marrar. La primera es que siga de secretario general del PSC, que espere la concatenación de circunstancias judiciales que tendrán lugar durante los próximos años en las filas de CC y PP ?algunas de ellas de gruesa envergadura y por bien ganados méritos propios- y que en 2011 regrese a competir por la presidencia canaria con el programa regeneracionista que tantos votos le dio. Se comprobaría así si JF alcanzó el techo o el suelo con su oferta electoral. La segunda opción es dejarse llevar y soñar con Europa, volar alto y no rendirse a una carrera política que no ha hecho más que empezar, pero lejos de las islas donde ya sólo poseería un aliento más fáctico que operativo, más influyente que decisivo. Se acabaría así la escuela fernandina de hacer política, que a algunos gusta mucho y a otros no gusta nada, en esto existen pocos términos medios. En esta segunda tesitura se abrirían dos opciones, en mi opinión, análisis y entendederas, cada vez más escasas: buscar un nuevo secretario general que pacte con CC u otro que alcance esos mismos acuerdos con el PP, pues sin JF ya no tendría sentido la oposición montaraz y agresiva que dice las verdades del barquero aunque no guste oirlas. Para el pacto con los nacionalistas creo que el hombre podría ser Blas Trujillo. Para irse a la cama con los populares, el perfil se me acerca más al de Francisco Hernández Spínola. A los nacionalistas les lanzarían arrullos desde un sector del PSC en Las Palmas sin recato alguno y con el PP se encontrarían además con las ganas de una arraigada corriente “popular” tinerfeña y de los críticos grancanarios y majoreros de esta formación. La partida también se jugaría en Madrid y los actores serían Zapatero, Rajoy, Paulino Rivero, Pepe Blanco, Teresa Fernández de la Vega, Saavedra y Juan Fernando, quizás también José Antonio Alonso, Ana Oramas y Pepe Segura. ¡Hagan juego señores... y señoras!