Espacio de opinión de Canarias Ahora
El libro no tiene quien lo dirija
Desde que en 2004 se creara la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, ésta, la vida de la misma se ha ido apagando hasta que en 2010 prácticamente feneciera tras su fusión con la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural, desapareciendo tras las Elecciones Autonómicas de 2011.
Desde entonces, el Gobierno de Canarias no ha querido saber nada de fomentar la lectura y la difusión general del libro o la promoción editorial, hallándose los agentes de la misma sin un interlocutor reconocible en el Gobierno regional. Todo ello ocurre tras una caída en barrena de la industria editorial y de los índices de lectura, al margen incluso de nuestra pésima posición en los últimos informes PISA. Este panorama debiera poner en alerta roja permanente al Gobierno, pues con esa arenosa base no habrá nunca un verdadero salto de calidad en ningún sector de la sociedad canaria.
Lamento que el Gobierno de Canarias ignore una realidad palpable, la que marca el deprimente discurrir de las políticas de estímulo al mundo del libro en nuestra Comunidad Autónoma. Lo cierto es que en ningún ámbito -educativo, social y cultural- susceptible de que ello ocurra se fijan, desde hace años, planteamientos con el objetivo de combatir un aparentemente irrefrenable paradigma: la defunción del libro como icono de crecimiento cultural y social.
Haría bien el Gobierno en replantearse muy pronto la creación, de nuevo, de la Dirección General del Libro, con la que tratar de revitalizar el lánguido estado del sector en nuestras islas. Espero que la nueva consejera de Cultura considere seriamente estás tribulaciones que planean desde hace tiempo en todos los cenáculos culturales canarios, de manera que, al contrario que al coronel de García Márquez, nosotros podamos escribir páginas de esperanza para el futuro de nuestro libro“.
Desde que en 2004 se creara la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, ésta, la vida de la misma se ha ido apagando hasta que en 2010 prácticamente feneciera tras su fusión con la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural, desapareciendo tras las Elecciones Autonómicas de 2011.
Desde entonces, el Gobierno de Canarias no ha querido saber nada de fomentar la lectura y la difusión general del libro o la promoción editorial, hallándose los agentes de la misma sin un interlocutor reconocible en el Gobierno regional. Todo ello ocurre tras una caída en barrena de la industria editorial y de los índices de lectura, al margen incluso de nuestra pésima posición en los últimos informes PISA. Este panorama debiera poner en alerta roja permanente al Gobierno, pues con esa arenosa base no habrá nunca un verdadero salto de calidad en ningún sector de la sociedad canaria.