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Marruecos no quiere testigos

Conoci a Brahim Dahane en El Aaiún en mayo de 2005. Por aquel entonces, el acababa de crear una asociación para la defensa de los Derechos Humanos en el antiguo Sahara Occidental. En aquellos dias, todas las ciudades ocupadas de la ex colonia española eran un hervidero de manifestaciones protagonizadas por jóvenes que pedian a gritos la independencia de Marruecos, todo ello reprimido con salvaje brutalidad. Y Dahane queria dejar testimonio de todo aquello.

El ya habia conocido las carceles marroquíes. En los años 80, permanecio cuatro años entre rejas por tomar parte en actos de protesta por la ocupación del territorio. Nunca se celebro un juicio con las minimas garantias, ni Marruecos siquiera acepto que estaba en sus centros secretos de detencion y tortura. Oficialmente, estuvo cuatro años desaparecido hasta que, un buen dia, fue liberado.

En octubre de 2005, Dahane volvio a ser conducido a prision bajo la acusacion de haber creado una asociación ilegal hasta que seis meses despues volvio a salir a la calle. Y siguió adelante con su labor de denuncia porque ya tiene poco que temer. Hace pocas semanas volvi a verle en El Aaiún y no se habia movido ni un milimetro de sus posiciones.

El pasado 8 de octubre, junto a otros seis activistas entre los que se encuentra Ali Salem Tamek, encarcelado por Marruecos hasta en cinco ocasiones, Dahane regresaba al Sahara ocupado tras haber visitado a sus hermanos saharauis exiliados en los campamentos de refugiados de Tinduf. Sin embargo, nada mas aterrizar en Casablanca, su ultima llamada telefonica a una compañera de la asociación no hacia presagiar nada bueno. “Estamos en la pista rodeados de coches de policia”, dijo Brahim. Desde entonces, se desconoce su paradero.

Ya en los dias previos, buena parte de los partidos politicos y de la prensa marroquí se habian dedicado a calentar el ambiente en contra de Tamek, Dahane y sus compañeros. Durante tres largos dias, la detencion ni siquiera fue comunicada a sus familiares y amigos y solo pasadas 72 horas se informo de ella, aunque los activistas se encuentran aun en lugar desconocido. Y el asunto parece serio, pues se les acusa de traicion a la patria, separatismo y conspiración contra la integridad territorial, lo que podria acarrearles una larga condena. Pero estas detenciones no traeran sino mas sufrimiento.

Dahane, igual que Tamek, Aminatou, Hmad, Daddach o tantos otros activistas, son los ojos que tiene el mundo para saber lo que esta pasando en El Aaiún, en Smara, en Dajla, en Bojador. Gracias en buena medida a su trabajo y su compromiso, el mundo ha podido saber que en la ex colonia española, las fuerzas del orden marroquíes violan, torturan, golpean y amenazan a todo el que muestre la mas minima simpatia por la causa saharaui.

No son terroristas, ni gente violenta. Les gusta la palabra, la discusión y aman, por encima de todo, a su pueblo. No son perfectos y a veces se equivocan, pero tampoco quieren ser martires. Han sacrificado buena parte de su vida por una causa que creen justa. Y eso les ha llevado a sufrir en sus propias carnes dolor, miedo, angustia y toda suerte de padeceres. Son, como dije antes, la voz que se eleva para denunciar la injusticia. El problema es que Marruecos no quiere ni ojos, ni voces, ni testigos y si que el Sahara siga siendo, como hasta ahora, el reino de la impunidad ante el tembloroso y patetico desprecio por los derechos de la gente que late en la comunidad internacional. Al menos, en lo que al Sahara respecta.

José Naranjo

Conoci a Brahim Dahane en El Aaiún en mayo de 2005. Por aquel entonces, el acababa de crear una asociación para la defensa de los Derechos Humanos en el antiguo Sahara Occidental. En aquellos dias, todas las ciudades ocupadas de la ex colonia española eran un hervidero de manifestaciones protagonizadas por jóvenes que pedian a gritos la independencia de Marruecos, todo ello reprimido con salvaje brutalidad. Y Dahane queria dejar testimonio de todo aquello.

El ya habia conocido las carceles marroquíes. En los años 80, permanecio cuatro años entre rejas por tomar parte en actos de protesta por la ocupación del territorio. Nunca se celebro un juicio con las minimas garantias, ni Marruecos siquiera acepto que estaba en sus centros secretos de detencion y tortura. Oficialmente, estuvo cuatro años desaparecido hasta que, un buen dia, fue liberado.