Espacio de opinión de Canarias Ahora
Mendigar la confianza
Tampoco repitiendo, como un estribillo: “hay que tener confianza”,“tengan confianza”, “no pierdan la confianza”, “yo tengo confianza”, etc. Cuando hay que insistir tanto en pedir algo, seguro que estás muy necesitado de ello. Y es muy probable que no lo vas a conseguir. La confianza no se pide, se gana y quien la ha perdido de forma tan ostentosa es difícil que la recupere.
Cuando se han hecho tantos méritos para que mucha gente ya no confíe en ti, resulta temerario y contraproducente rogarle que vuelva a confiar. Sobre todo si para intentar ganarte esta confianza, se vuelve a insistir en el maquillaje de los hechos y en las mismas mentiras, en lugar de disculparse o pedir perdón.
El evidente nerviosismo de Zapatero durante el programa, su falta de seguridad interna, pese al ensayado tono contundente de su voz, sus evasivas ante las preguntas concretas de los ciudadanos y las escandalosas no respuestas a los problemas más acuciantes dieron una imagen desasosegada y patética, en los momentos clave, de un presidente del Gobierno desbordado por la realidad. Reclamaba confianza y un ciudadano le preguntó por qué no dimitía.
Está bien dar la cara ante las dificultades, pero, si no das otra cosa que la cara, lo más probable es que te la hinchen a bofetadas. Algo de esto le ocurrió metafóricamente. No se puede mentir tanto y durante tanto tiempo para que, cuando salgas al escenario con pose de buen chico ?ya sin sonrisa y la mirada azul perdida? , las masas se te echen al cuello para besarte.
Quizás haya que agradecerle esta osadía, que también confirmó su auténtica escasa talla política, pero, si resulta siempre preocupante que un presidente de Gobierno tenga que salir en el mayor foro público para pedir la confianza que ha perdido, que la mendiga de esta forma, resulta humillante para él y preocupante para el pueblo.
La confianza se da y se gana, no se pide ni se mendiga.
(*) Wifredo Espina es comentarista político y ex director del Centre d'Investigació de la Comunicació
Wifredo Espina (*)
Tampoco repitiendo, como un estribillo: “hay que tener confianza”,“tengan confianza”, “no pierdan la confianza”, “yo tengo confianza”, etc. Cuando hay que insistir tanto en pedir algo, seguro que estás muy necesitado de ello. Y es muy probable que no lo vas a conseguir. La confianza no se pide, se gana y quien la ha perdido de forma tan ostentosa es difícil que la recupere.
Cuando se han hecho tantos méritos para que mucha gente ya no confíe en ti, resulta temerario y contraproducente rogarle que vuelva a confiar. Sobre todo si para intentar ganarte esta confianza, se vuelve a insistir en el maquillaje de los hechos y en las mismas mentiras, en lugar de disculparse o pedir perdón.