Aunque se trata de un club privado, las elecciones del próximo 27 de octubre para elegir directiva y presidente del CN Metropole tienen una trascendencia más allá de las piscinas de la entidad. El Metropole es, sin duda, parte indisoluble de la sociedad de Las Palmas de Gran Canaria.
Alberto Santana, actual vicepresidente, y Carlos Herrera, tesorero de la actual directiva hasta que presentó su dimisión el año pasado, son los aspirantes a presidir el club de natación más importante de Canarias. Ambos son personas serias y metropolistas con pedigrí, pero defienden modelos diferentes de cómo tiene que ser el club. Santana propugna un equilibrio entre el carácter deportivo del club con los intereses de los socios que son los que mantienen la entidad con sus cuotas, en un contexto de gran competencia ante la proliferación de gimnasios en la geografía local. Herrera, en cambio, considera que la principal apuesta del club debe ser el fomento de la natación pero sin olvidar al socio.
Y los socios, seamos partidarios de un modelo o de otro, lo que pedimos es una buena gestión de los recursos y transparencia informativa.
El titular de este artículo evidencia mi apoyo a la candidatura de Santana. La directiva actual, presidida por Eduardo Araujo, se ha enfrentado al peor escenario imaginable: una pandemia mundial que ha provocado una crisis sanitaria, económica y social de dimensiones planetarias. Sólo el hecho de que no se haya producido ningún brote en el club es motivo suficiente para votar la continuidad del trabajo realizado. Excepto durante el confinamiento, en este maldito año y medio los socios hemos podido disfrutar de las prestaciones que nos ofrece el Metropole, con un riguroso protocolo de seguridad.
La gestión de la pandemia ha sido encomiable para velar por la salud de los socios y de los empleados; insisto, sólo por esta razón hay que votar al equipo de Santana. Pero hay más argumentos. Se han transformado las oficinas, de un espacio interior, se ha pasado a unas dependencia diáfanas, con vistas a las piscinas; la reforma integral de los vestuarios, asignatura pendiente desde hace lustros, está en la recta final; y desde el punto de vista deportivo, no se ha bajado el listón respecto al trabajo que heredó Araujo de la anterior directiva presidida por José Feo, autor de la mejor obra realizada en el club en este siglo XXI: la metamorfosis de las calderas, las tripas de la instalaciones del club decano de la natación de Canarias. La situación económica hoy es mejor que hace cuatro años, entre otras razones por el trabajo que ejecutó el equipo de Feo.
Pero este apoyo a Alberto Santana (y también a Eduardo Araujo que será vicepresidente si gana la candidatura de Santana) no significa un cheque en blanco. En la última asamblea de socios se aprobaron las cuentas de los años 2019 y 2020, empero, el presupuesto del presente ejercicio no se aprobó. Este dato es importante y no se puede pasar por alto. ¿Por qué no se aprobó el prepuesto? Los socios tenemos el derecho de saber, con objetividad, por qué no prosperó y también el plan para lidiar con esta eventualidad. Todavía estamos esperando explicaciones.
La transparencia no ha sido una virtud de la actual directiva. De hecho, es una de las principales críticas de la candidatura de Carlos Herrera para conseguir votos. Pero Herrera no predica con el ejemplo. Junto con Siro Gutiérrez –vicepresidente con Araujo- y dos directivos más, dimitió en marzo de 2020. Los socios jamás hemos sabido por qué. Herrera y Gutiérrez fueron los ideólogos e impulsores de elevar a Araujo a la presidencia; los socios los votamos y tenemos el derecho de saber por qué abandonaron el barco justo al inicio de la pandemia, exactamente el día después de que el presidente Pedro Sánchez anunciara el estado de alarma. Hemos buceado en las últimas actas de la junta directiva para indagar qué provocó la crisis, y no hay ni una sola alusión a discrepancias. Conclusión: transparencia cero.
Te voy a votar el próximo 27 de octubre, pero te pido, Alberto Santana, transparencia, que las actas reflejen los acuerdos de la juntas y también las discrepancias y debates. Te hará mejor presidente. De tu solvencia profesional, de tu talante y honradez tengo pruebas.
A Carlos Herrera le pido magnanimidad si gana las elecciones. Y si las pierde, también. En este último supuesto, los socios te pedimos una oposición constructiva, seria, sin estridencias, en las que deben prevalecer los intereses del CN Metropole por encima de las revanchas personales. Creo, estimado Carlos, que aún no ha llegado tu hora. Alberto debe rematar el trabajo de un equipo –del tú fuiste parte importante- que no pudo consolidar su proyecto por culpa de la pandemia. Por ello, no es momento de cambios en nuestro club. Dentro de cuatro años, ya se verá.