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El miedo a las consultas

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Paulino Rivero y su Gobierno han decido promover una consulta a los ciudadanos y ciudadanas sobre las prospecciones en busca de petróleo en las costas de Canarias. No han tardado en salir críticas al respecto de que esto no es ni legal, ni necesario, pero no puedo más que aprobar esta determinación, no en vano, ya lo solicité en una rueda de prensa que en IUC dimos con ocasión de la presentación de alegaciones contra las prospecciones.

Una vez más, consultar al pueblo parece disgusta a algunos. Dar participación a la población, parte principal de la cuestión política, resulta polémico e incluso llamativo. Es más, no hace mucho escuché a Rosa Diez decir que los referéndums no son democráticos, que la verdadera democracia reside únicamente en los parlamentos. Y es que está visto que para determinados políticos la participación ciudadana debe limitarse a emitir su voto cada 4 años y ya luego que les dejemos actuar a ellos por nuestro propio bien.

El verdadero miedo a las consultas viene dado por dos razones: porque se desconoce la respuesta y esto genera un complicado posicionamiento a aquellos que hacen política a golpe de CIS y demoscopia, o porque se conoce la respuesta y no es del agrado de quien rechaza la consulta. ¿Qué pasaría si se supiera con cierta seguridad que en Cataluña la consulta independentista obtendría un sonado “no”? ¿Habría el mismo número de encendidos detractores?

En Izquierda Unida lo tenemos claro, debemos luchar por una democracia de mayor calidad y más participativa, esto implica, entre otras cosas, aumentar las consultas casi inexistentes a día de hoy, y sobre todo hacerlas vinculantes (aparte de cambiar el sistema electoral, establecer procesos revocatorios, afianzar las ILP, etc.) Obviamente no solo somos nosotros, muchos lo han dejado claro en los últimos años con fenómenos sociopolíticos como el 15M.

Resulta vergonzoso que en este país se pueda criticar la posibilidad de hacer consultas a la población porque, literalmente, se está criticando que la población pueda opinar. Curiosamente, muchas veces son los mismos que dicen que las manifestaciones no son la verdadera expresión del pueblo. ¿Cuál es el método que proponen para que la ciudadanía emitamos solemnemente nuestra opinión entre procesos electorales?

Paulino Rivero y su Gobierno han decido promover una consulta a los ciudadanos y ciudadanas sobre las prospecciones en busca de petróleo en las costas de Canarias. No han tardado en salir críticas al respecto de que esto no es ni legal, ni necesario, pero no puedo más que aprobar esta determinación, no en vano, ya lo solicité en una rueda de prensa que en IUC dimos con ocasión de la presentación de alegaciones contra las prospecciones.

Una vez más, consultar al pueblo parece disgusta a algunos. Dar participación a la población, parte principal de la cuestión política, resulta polémico e incluso llamativo. Es más, no hace mucho escuché a Rosa Diez decir que los referéndums no son democráticos, que la verdadera democracia reside únicamente en los parlamentos. Y es que está visto que para determinados políticos la participación ciudadana debe limitarse a emitir su voto cada 4 años y ya luego que les dejemos actuar a ellos por nuestro propio bien.