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Nace el timple, con 'T' de Totoyo

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El corazón de “Totoyo” alcanzó el último traste del mástil. Las cinco cuerdas dejaron de llenar de vida la boca de su sonido. Otro timple, su tañido único, es ya historia.

Latió varios días con lo más profundo de su vitalidad, deleitándose con los sonidos que hacían cada vez más nítida la sonrisa de sus padres. Shostakovich, Bach, Mendelssohn ocuparon su sueño acompasados de voces familiares, que parecía acariciar con sus suaves dedos de timplista, en esa despedida que flotaba en el aire, para siempre...

Vivió y creó de forma apasionada. Y ha estado acompañado de sus hijos y familiares, un regalo extraordinario que ha dejado al reunir a todos para dar paso a la memoria, la de la familia y la de la leyenda de quien convirtió el timple en el solista del folclore canario, en el instrumento que llevan numerosos artistas a los escenarios de todo el mundo, como él hizo al abrir las puertas al reconocimiento de un instrumento que representa la grandeza en miniatura de nuestra identidad. Nuestro lenguaje universal, que ha encontrado diversas formas de expresarse a través de alumnos/as del maestro, o de personas inspiradas en su ejemplo y el de sus discípulos.

En el folclore ha dejado varios hitos irrepetibles. Un niño prodigio que desde que escuchó los primeros rasgueos de un timple, fue capaz de hacerse con el conocimiento y manejo del instrumento, y de todos los objetos musicales con cuerdas. Un niño que también se apasionó por todo lo canario en el seno de una familia en cuyo ADN hay millares de genes que hacen de la vida un compromiso con la tierra, su historia, sus gentes y su cultura. Esa concepción del arte universal desde el aislado rincón de lo canario. Otra característica es la ebullición de ideas, como la creación de una orquesta de timples (?con qué nos habría sorprendido?), pero no recibió el apoyo del Gobierno de Canarias. Y otra más es que se quejan por cosas así.

Además de dominar magistralmente el instrumento, “Totoyo” investigó y rebuscó en los barrancos, caseríos, pastores y taifas de las islas la historia y las voces de nuestro folclore, las raíces que habían dado lugar a una riqueza inmaterial, pero de toda la sociedad isleña. Entonces no había centros o fondos para este tipo de investigación, pero el sufragó sus proyectos con el dinero como maestro de timple y guitarra para decenas de miles de alumnos y alumnas, de colegio en colegio, o en su academia de la calle Triana. Tenía, además, un amplio conocimiento sobre Canarias, el rigor historicista familiar, la tradición musical de la saga y la erudición de investigadores (y parientes), Lola de la Torre Champsaur y Lothar Siemens Hernández, junto a Luis Jorge Ramírez, como comunicador y crítico musical.

Los Gofiones, discos, conciertos, silencio... Y el reencuentro con otros timples en otra época, cuando nuevos timples buscan al maestro para mostrar el resultado de su siembra en la isla, y su impacto en el Archipiélago.

La extraordinaria calidad de sus discípulos garantiza un futuro prometedor.

El corazón de “Totoyo” alcanzó el último traste del mástil. Las cinco cuerdas dejaron de llenar de vida la boca de su sonido. Otro timple, su tañido único, es ya historia.

Latió varios días con lo más profundo de su vitalidad, deleitándose con los sonidos que hacían cada vez más nítida la sonrisa de sus padres. Shostakovich, Bach, Mendelssohn ocuparon su sueño acompasados de voces familiares, que parecía acariciar con sus suaves dedos de timplista, en esa despedida que flotaba en el aire, para siempre...