Espacio de opinión de Canarias Ahora
Así no nacerá un Estado palestino
Lo problemas ineludibles a resolver para que un Estado palestino sea posible tienen un carácter político, en la medida en que están provocados por el cerco israelí acompañado de la complicidad occidental. Y dejando a un lado el incumplimiento consentido de las resoluciones de la ONU. Este asedio diario, creciente e inhumano, ha provocado que Palestina se haya convertido en uno de los pueblos más pobres del mundo, como acaba de informar el Banco Mundial, en el breve plazo de siete años. Que los donantes recomienden a Israel buen comportamiento deja intacta la cuestión, precisamente porque la comunidad internacional, tanto en Anápolis como en París, tiene paralizada las medidas que sí constituyen las precondiciones para avanzar hacia el objetivo proclamado de dos Estados con fronteras seguras, políticamente independientes y económicamente viables.
Israel sigue impidiendo la definición de esas fronteras, mantiene el control interno de los territorios ocupados, sabotea la producción y el empleo de los palestinos, roba los espacios donde hay agua y producción agrícola, construye muros, impide el comercio tanto interno como las exportaciones y las importaciones imprescindibles para la sobrevivencia, roba los impuestos, se resiste al desmantelamiento de los asentamientos de sus colonos en tierras ajenas, los palestinos deben usar la moneda israelí. Además, Olmert niega el regreso de los refugiados, mantiene a miles de presos políticos, toma medidas para que Jerusalén no llegue a convertirse en la capital compartida de los dos supuestos Estados y lanza operaciones militares cuando le parece. Añádase la ausencia de Hamas tanto en Anápolis como en París y la conclusión surge por sí sola. No nacerá algo similar a un Estado palestino a finales de 2008. Lamentablemente.
Sí es cierto, en cambio, que Abu Mazen recibió otro espaldarazo político y económico de parte de la misma comunidad internacional que permite las penalidades insoportables de su pueblo. Debe matizarse que los famosos 7.400 millones de dólares (España hizo una aportación importante) están prometidos en el plazo de tres años, con un desembolso inicial de 2.900 millones de dólares durante 2008. Todavía quedan dos preguntas, al menos, por responder con el paso del tiempo. Una, el uso que recibirá la inyección financiera. Otra, si los recursos llegarán tal y como acaba de prometer la Conferencia de Donantes. El reciente precedente afgano de donantes pone los pelos de punta. Hablaron de reconstruir Afganistán, pero el dinero enviado a Kabul quedó sustancialmente reducido en la práctica y destinado a sostener militarmente al gobierno de Karzai. Nada más.
Rafael Morales
Lo problemas ineludibles a resolver para que un Estado palestino sea posible tienen un carácter político, en la medida en que están provocados por el cerco israelí acompañado de la complicidad occidental. Y dejando a un lado el incumplimiento consentido de las resoluciones de la ONU. Este asedio diario, creciente e inhumano, ha provocado que Palestina se haya convertido en uno de los pueblos más pobres del mundo, como acaba de informar el Banco Mundial, en el breve plazo de siete años. Que los donantes recomienden a Israel buen comportamiento deja intacta la cuestión, precisamente porque la comunidad internacional, tanto en Anápolis como en París, tiene paralizada las medidas que sí constituyen las precondiciones para avanzar hacia el objetivo proclamado de dos Estados con fronteras seguras, políticamente independientes y económicamente viables.
Israel sigue impidiendo la definición de esas fronteras, mantiene el control interno de los territorios ocupados, sabotea la producción y el empleo de los palestinos, roba los espacios donde hay agua y producción agrícola, construye muros, impide el comercio tanto interno como las exportaciones y las importaciones imprescindibles para la sobrevivencia, roba los impuestos, se resiste al desmantelamiento de los asentamientos de sus colonos en tierras ajenas, los palestinos deben usar la moneda israelí. Además, Olmert niega el regreso de los refugiados, mantiene a miles de presos políticos, toma medidas para que Jerusalén no llegue a convertirse en la capital compartida de los dos supuestos Estados y lanza operaciones militares cuando le parece. Añádase la ausencia de Hamas tanto en Anápolis como en París y la conclusión surge por sí sola. No nacerá algo similar a un Estado palestino a finales de 2008. Lamentablemente.