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La Niña, la Pinta y la Santa María

Nos quedamos con las ganas aunque nos compensara prometiendo en su parada tinerfeña que Paulino será el primer presidente autonómico al que reciba en La Moncloa. Después, claro, de fumigarla y redecorarla al modo para borrar cualquier rastro de los ominosos cuatro años últimos en los que la derechona ha estado fuera del poder, que le corresponde por designio divino. A lo que replicó Jesús Caldera, ministro de Trabajo, que será Zapatero, no Rajoy, quien lo reciba. O sea que, sin comérselo ni bebérselo, Paulino se ha convertido en objeto de deseo. Acabaré por creerme que Madrid atiende tan poco a Canarias que no conoce las cabras que guardamos en la subperiferia.

Otrosí, las cuatro mujeres que en veinticuatro horas murieron víctimas de la violencia machista y obligaron a Rajoy y a Zapatero a incorporar a la campaña tan feo asunto. Dijo Rajoy que dará la batalla para su erradicación. No dudo de que le repugnen esos crímenes, pero mucho me temo que son de las tantas cosas que se largan en campaña sin pensarlas por puro oportunismo.

Frivoliza Rajoy porque es lacra contra la que poco pueden policías y jueces. Ésta es una sociedad de corte patriarcal y no hace tanto que matar a la mujer para lavar el honor atenuaba socialmente el crimen. La Justicia podrá castigarle, pero hizo lo que tenía que hacer, sería la idea.

Es preciso un cambio en la mentalidad de los españoles (y de las españolas, que añadiría Ibarretxe) porque jueces y policías podrán, a lo sumo, evitar algunas muertes y castigar a los matadores, no erradicar el mal. Justo el cambio de mentalidad que figura, ya ven, entre los contenidos de la asignatura Educación para la Ciudadanía de la que abominan Rajoy y los obispos. La escuela y la educación es el camino, largo camino, que quieren bloquear sin ofrecer más que esa abstracta frase hecha de “devolver a la mujer la dignidad y la autoestima”. De modo, por cierto, algo patriarcal porque se le devuelve magnánimamente, no se le reconoce el derecho que tienen.

Nos quedamos con las ganas aunque nos compensara prometiendo en su parada tinerfeña que Paulino será el primer presidente autonómico al que reciba en La Moncloa. Después, claro, de fumigarla y redecorarla al modo para borrar cualquier rastro de los ominosos cuatro años últimos en los que la derechona ha estado fuera del poder, que le corresponde por designio divino. A lo que replicó Jesús Caldera, ministro de Trabajo, que será Zapatero, no Rajoy, quien lo reciba. O sea que, sin comérselo ni bebérselo, Paulino se ha convertido en objeto de deseo. Acabaré por creerme que Madrid atiende tan poco a Canarias que no conoce las cabras que guardamos en la subperiferia.

Otrosí, las cuatro mujeres que en veinticuatro horas murieron víctimas de la violencia machista y obligaron a Rajoy y a Zapatero a incorporar a la campaña tan feo asunto. Dijo Rajoy que dará la batalla para su erradicación. No dudo de que le repugnen esos crímenes, pero mucho me temo que son de las tantas cosas que se largan en campaña sin pensarlas por puro oportunismo.