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Palabra de Jeremy Rifkin

Jeremy Rifkin participó ayer en el IV Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles. El profesor norteamericano dijo que “Canarias es la Arabia Saudí de las energías renovables, y puede ser un modelo para el resto del mundo creando empleo y oportunidades en este sector”. Rifkin dijo que “nunca he visto en el mundo un sitio tan idóneo como las islas para apostar por las energías renovables”. Después de describir el mundo del futuro, con millones de edificios que recogerán y generarán la propia energía que consumen a partir del sol, el viento y los residuos, el experto mundial en seguridad energética y cambio climático dijo que “lo que se tienen que preguntar las administraciones y los políticos es dónde queremos estar de aquí a 20 años, si en el atardecer de la segunda revolución industrial o en el amanecer de la tercera revolución industrial”.

El gobierno canario se ha hecho esa pregunta y ya la ha respondido. Aquí apostamos por el atardecer, por llegar tarde a donde nunca pasa nada, por descubrir la pólvora cuando los chinos ya tiraron la que les sobró a la basura. En unas islas que podrían ser un modelo en energías renovables, tenemos un gobierno que apuesta por la construcción de dos regasificadoras. No tenemos gas, pues apostemos por el gas. El gas se va a acabar. Pues apostemos por el gas. ¿Por qué? Porque a corto plazo es el mejor negocio para los constructores que patrocinan nuestras campañas electoral. Así de simple, así de sencillo.

Que salen 50.000 personas a la calle contra la destrucción de la costa de Granadilla, contra la construcción de un puerto innecesario que es una excusa para construir una regasificadora, pues nosotros mandamos a nuestros alcaldes a aprobar mociones a favor de la destrucción de los sebadales y del gas. Que viene una de las autoridades mundiales a contarnos que podemos estar en la vanguardia de la tercera revolución industrial, pues ignoremos a ese señor y hagamos un informativo en la televisión pública hablando de dos jóvenes que se pelean en el barrio de Schamann y contando que tenemos un presidente que ha respondido al 95% de las preguntas que le hacen sus ciudadanos, fitetú que respondón nos salió el Mencey.

Menos mal que la agenda de Jeremy Rifkin no le permite estar más de un día en las islas, así no le dio tiempo de enterarse de cómo funciona el gobierno de las islas que él considera que pueden ser la vanguardia en energías alternativas. Así no se pudo enterar de que el primer concurso eólico fue suspendido por los tribunales, que la primera intentona pública de apostar por energías limpias se convirtió en un sucio juego de políticos y empresarios afines, que finalizó con un cuentas en Suiza, detenciones, políticos en la cárcel y un juicio pendiente. Tampoco le dio tiempo de enterarse que el nuevo concurso eólico convocado por el gobierno ha servido para que en Lanzarote se haya entregado la producción y distribución de esta energía a la multinacional Endesa, una empresa que en Canarias ha frenado siempre la apuesta por las energías renovables.

También dijo Jeremy Rifkin que Canarias puede hacer lo mismo que harán en Sicilia, donde han aprobado el plan 555: en un plazo de 5 años estarán interconectadas a través de las energías renovables 5 millones de personas, con un presupuesto de 5 billones de euros. Pero desgraciadamente aquí no copiamos lo bueno de Sicilia, sino lo malo. Lo ocurrido con el primer concurso eólico que acabó en chanchullo eólico es sólo un ejemplo de que cuando miramos para Sicilia no nos fijamos precisamente en el Plan 555.

Juan García Luján

Jeremy Rifkin participó ayer en el IV Seminario Internacional de Comarcas Sostenibles. El profesor norteamericano dijo que “Canarias es la Arabia Saudí de las energías renovables, y puede ser un modelo para el resto del mundo creando empleo y oportunidades en este sector”. Rifkin dijo que “nunca he visto en el mundo un sitio tan idóneo como las islas para apostar por las energías renovables”. Después de describir el mundo del futuro, con millones de edificios que recogerán y generarán la propia energía que consumen a partir del sol, el viento y los residuos, el experto mundial en seguridad energética y cambio climático dijo que “lo que se tienen que preguntar las administraciones y los políticos es dónde queremos estar de aquí a 20 años, si en el atardecer de la segunda revolución industrial o en el amanecer de la tercera revolución industrial”.

El gobierno canario se ha hecho esa pregunta y ya la ha respondido. Aquí apostamos por el atardecer, por llegar tarde a donde nunca pasa nada, por descubrir la pólvora cuando los chinos ya tiraron la que les sobró a la basura. En unas islas que podrían ser un modelo en energías renovables, tenemos un gobierno que apuesta por la construcción de dos regasificadoras. No tenemos gas, pues apostemos por el gas. El gas se va a acabar. Pues apostemos por el gas. ¿Por qué? Porque a corto plazo es el mejor negocio para los constructores que patrocinan nuestras campañas electoral. Así de simple, así de sencillo.