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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Pánico nuclear

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He estado dudando con el título de este artículo, si encabezarlo Miedo, Terror, o Cagalera, como me dice un buen amigo que tiene el firme propósito, me dice y se lo creo, de no ver las noticias de la guerra de Ucrania y dedicarse a leer un buen libro en su segunda residencia de Firgas, un poco apartado del mundo capitalino y hasta universal. Personalmente comencé a tener pánico cuando leí que Biden, que además es presidente de los Estados Unidos y líder de la OTAN, habló de la posibilidad del armagedón, es decir, el fin del mundo en plan apocalipsis nuclear, y ya entré en el miedo, el terror, y el pánico casi incontrolado, cuando Zelensky, payaso presidente de Ucrania por la gracia de la CIA, dijo que había que atacar a Rusia con armas nucleares. La cuestión agónica subió de tono cuando escuché por la tele que Putin advertía de que estaba dispuesto a utilizar las armas nucleares que tiene a su alcance en un maletín con claves atómicas que no es rojo, sino negro, y que se lo lleva incluso cuando va al baño un coronel de las Fuerzas Estratégicas Nucleares de la Federación de Rusia. Entre los tres personajes tienen al mundo mundial acojonado y hasta acongojado, y maldigo el invento de la energía nuclear, al menos para su utilización maligna como armas de destrucción masiva.

Me voy a la Avenida de Las Canteras y me encuentro con mi vecina del quinto, que se sienta en mi mesa canturreando una canción rusa, le pregunto el motivo de su alegría, y me lo explica no sin antes pedir un gin tonic. “Es que me he comprado una casita en Teror, con un terreno en donde he instalado una pequeña granja con conejos, gallinas, pollos, unos cochinos, un par de cabras, y además he plantado zanahorias, calabacinos, habichuelas, coles, pepinos, tomates, cebollas, y las tres hierbas. Como verá, si hay una guerra mundial, a mí plim, que duermo en picolín”. Le explico que si hay una guerra mundial, habrá un invierno nuclear y de nada le valdrán ni conejos ni zanahorias, y me dice que si hay invierno tales y cuales, se comprará una calefacción portátil cuando haya mucho frío en Teror, se termina de tomar el gin tonic y se marcha sin pagar.

Dejo el asunto/trasunto de la posible tercera guerra mundial, que en el fondo creo que no sucederá porque ambos contendientes, la OTAN, Rusia y China, se tienen miedo porque saben que no habrá vencedores sino el holocausto nuclear, y repaso la situación en España, que anda trabada con el boicot del Partido Popular al Poder Judicial, al Tribunal Supremo y al Constitucional, que coloca a la nación en un ridículo espantoso a nivel europeo y mundial, pero que desde el punto de vista de la izquierda existe la esperanza de que Yolanda Díaz espabile y enderece Sumar, que de momento no hace sino restar con sus dudas de cuándo va a arrancar. Menos mal que los logros del Gobierno del PSOE/UNIDAS PODEMOS han conseguido tropecientas cosas positivas, como entre otras, 938 millones reflejados en el presupuesto general para dependencia, 443 millones para atención primaria, 381 millones para fomento de empleo, 215 millones para el bono cultural para jóvenes que cumplen 18 años, sin olvidar lo que ha significado la Reforma Laboral y los ERTE, en definitiva, unos presupuestos generales que aplican en gastos sociales cifras nunca contempladas en España. El aumento de impuestos para los más ricos, los que más tienen, es otro espaldarazo para el Gobierno de Progreso integrado por PSOE Y UNIDAS PODEMOS. El bofetón intelectual de la vicepresidenta Nadia Calviño al portavoz de Vox, Espinosa de los Monteros, a cuenta de la afirmación de que en España se había disparado el paro y la pobreza, “no conoce usted a ningún español real”, le espetó Calviño dejando a Espinosa con el culo y al aire en el más grande de los ridículos.

Vuelve a mi mesa de la cafetería en la Avenida Las Canteras mi vecina del quinto, y me dice de entrada “déjese de rollos de la tercera guerra mundial, y de la actualidad de España, ¿qué pasa con nuestra querida Canarias, coño?, diga que el Pacto de las Flores funciona muy bien, y que las encuestas apuntan a que de nuevo podrán pactar PSOE, Nueva Canarias, Podemos y Casimiro Curbelo, pero le soy sincera, me gustaría que Ángel Víctor Torres, Román Rodríguez y Noemí Santana pudieran prescindir de Curbelo, y me parece que es posible si se confirma que el PSOE va a subir en diputados, y que la suma con NC y Podemos será suficiente para gobernar”. Se terminó de tomar otro gin tonic y se marchó, como siempre, sin pagar….

He estado dudando con el título de este artículo, si encabezarlo Miedo, Terror, o Cagalera, como me dice un buen amigo que tiene el firme propósito, me dice y se lo creo, de no ver las noticias de la guerra de Ucrania y dedicarse a leer un buen libro en su segunda residencia de Firgas, un poco apartado del mundo capitalino y hasta universal. Personalmente comencé a tener pánico cuando leí que Biden, que además es presidente de los Estados Unidos y líder de la OTAN, habló de la posibilidad del armagedón, es decir, el fin del mundo en plan apocalipsis nuclear, y ya entré en el miedo, el terror, y el pánico casi incontrolado, cuando Zelensky, payaso presidente de Ucrania por la gracia de la CIA, dijo que había que atacar a Rusia con armas nucleares. La cuestión agónica subió de tono cuando escuché por la tele que Putin advertía de que estaba dispuesto a utilizar las armas nucleares que tiene a su alcance en un maletín con claves atómicas que no es rojo, sino negro, y que se lo lleva incluso cuando va al baño un coronel de las Fuerzas Estratégicas Nucleares de la Federación de Rusia. Entre los tres personajes tienen al mundo mundial acojonado y hasta acongojado, y maldigo el invento de la energía nuclear, al menos para su utilización maligna como armas de destrucción masiva.

Me voy a la Avenida de Las Canteras y me encuentro con mi vecina del quinto, que se sienta en mi mesa canturreando una canción rusa, le pregunto el motivo de su alegría, y me lo explica no sin antes pedir un gin tonic. “Es que me he comprado una casita en Teror, con un terreno en donde he instalado una pequeña granja con conejos, gallinas, pollos, unos cochinos, un par de cabras, y además he plantado zanahorias, calabacinos, habichuelas, coles, pepinos, tomates, cebollas, y las tres hierbas. Como verá, si hay una guerra mundial, a mí plim, que duermo en picolín”. Le explico que si hay una guerra mundial, habrá un invierno nuclear y de nada le valdrán ni conejos ni zanahorias, y me dice que si hay invierno tales y cuales, se comprará una calefacción portátil cuando haya mucho frío en Teror, se termina de tomar el gin tonic y se marcha sin pagar.