Espacio de opinión de Canarias Ahora
Pasamos por encima de su ''cadáver''
En 1976 Manuel Fraga el ministro de la Gobernación, así se denominaba el ministerio del Interior viajó a Venezuela y de allí nos llamó la Junta Extraterritorial del PNV diciéndonos que una famosa pareja de periodistas, Sofía Imber y Carlos Rangel le iban a entrevistar en su programa matutino. En Venezuela los programas de opinión se realizan a las siete de la mañana, y querían les diésemos una serie de preguntas para hacérselas a aquel ministro, jefe de los llamados grises y que apuntaba como una de las esperanzas blancas de aquella incipiente transición.Nosotros, entre otras cuestiones le dijimos que le preguntaran por la ikurriña y la posibilidad de que la bandera vasca pudiera ser enarbolada sin ser penalizada ni perseguida. Se habían producido detenciones y muertes por ello como cuando alguno trató de bajarla de un cable de alta tensión. Asimismo se habían producido persecuciones lamentables en los campos de fútbol, kantaldis o en las reprimidas manifestaciones.Llegó pues el día de la entrevista a Fraga y los periodistas le preguntaron por la ikurriña. El diálogo, cada vez más crispado, fue el siguiente:“Todas las banderas regionales están permi¬tidas menos la vasca porque no es una bandera regional, sino que es una bandera separatista y porque es una bandera, que si usted me per¬mite que lo diga, FALSA. Las banderas regionales, provinciales, de Gipuzkoa y Bizkaia por ejemplo son muy respetables y las que son locales se exhiben todos los días. Pero la llamada ikurriña, mal llamada bandera vasca, fue dibujada a fin del siglo pasado por Sabino Arana con fines separatistas, primero para Bizkaia y luego para todo el País Vasco y es una mala copia de la bandera inglesa. Para muchos vascos es un insulto de hecho y para todos los españoles por supuesto. Por tanto hay una diferencia entre una bandera por la que se ha mili¬tado y las banderas regionales, como la catalana y la valenciana, que están perfectamente admitidas.ÂLe voy a decir lo siguiente. Yo he planteado esta cuestión para ver si efectivamen¬te se resolvía, pero han sido los vascos los que han dicho: ÂNo la aceptamos de ninguna maneraÂ. Periodista: Pero hay muchísimos vascos que quieren su bandera.Fraga: ¡Pero es que esa no es su bandera!Periodista: ¡Pero si hay un grandísimo número de vascos que le dan importancia a esa bandera y que han muerto por ella!Fraga: ¡Pero si la mayoría de los vascos no la quiere. Estamos hablando de una minoría que quiere imponerla a una mayoría!...En este momento y ante las preguntas de los periodistas Fraga pierde los estribos y en un lapsus linguae llega a exclamar exaltado: ¡No estoy hablando de los españoles, sino de los vascos!ÂLa periodista quiere aclarar esto, Fraga se sobreimpone diciendo: ¡En fin en todo caso para enarbolar esa bandera, pasarán por encima de mi cadáver!ÂPeriodista: Frase terrible. Tras este incidente quedó acuñada la frase y la petición se hizo ensordecedora. El 5 de diciembre de 1976 en el partido del Athletic contra la Real en Atocha, Iribar y Kortabarria salían al campo con la ikurriña. El 12 de diciembre, la ikurriña aparecía en San Mamés de forma ilegal. En febrero de 1977 unas diez mil personas convocadas por las Juntas Municipales del PNV en Bilbao se manifestaron delante del ayuntamiento tras una pancarta donde se leía ÂAlcalde dimisión, la ikurriña al balcónÂ. El alcalde se llamaba José Luís Berasategui y había sustituido a Pilar Careaga. Fue el último alcalde franquista y a quien correspondió izar la ikurriña en el ayuntamiento de Bilbao, el domingo 10 de julio de 1977, tras las elecciones legislativas del 15 de junio y a 83 años de su primer izamiento el 14 de julio de 1894 en el ÂEuzkeldun Batzokija situado en el cruce de la calle Correo con el Arenal bilbaíno.Cuando vemos hoy la ikurriña ondear con total normalidad se nos ha olvidado que su enarbolamiento fue una de las demandas más sentidas por los vascos aquel año 77 junto a la petición de ÂAmnistía y Estatuto de AutonomíaÂ.Hoy, cuando le veo a Fraga con los ojos entreabiertos en su escaño en el Senado escuchar nuestras argumentaciones nacionalistas me pregunto que estará pensando el viejo líder de la derecha española, el mismo que dijo aquello de que había que pasar por encima de su cadáver mientras hoy nuestra ikurriña ondea al viento más airosa que nunca y en Lizartza la noticia es que los del PP han logrado poner la bandera española como una proeza.
Iñaki Anasagasti
En 1976 Manuel Fraga el ministro de la Gobernación, así se denominaba el ministerio del Interior viajó a Venezuela y de allí nos llamó la Junta Extraterritorial del PNV diciéndonos que una famosa pareja de periodistas, Sofía Imber y Carlos Rangel le iban a entrevistar en su programa matutino. En Venezuela los programas de opinión se realizan a las siete de la mañana, y querían les diésemos una serie de preguntas para hacérselas a aquel ministro, jefe de los llamados grises y que apuntaba como una de las esperanzas blancas de aquella incipiente transición.Nosotros, entre otras cuestiones le dijimos que le preguntaran por la ikurriña y la posibilidad de que la bandera vasca pudiera ser enarbolada sin ser penalizada ni perseguida. Se habían producido detenciones y muertes por ello como cuando alguno trató de bajarla de un cable de alta tensión. Asimismo se habían producido persecuciones lamentables en los campos de fútbol, kantaldis o en las reprimidas manifestaciones.Llegó pues el día de la entrevista a Fraga y los periodistas le preguntaron por la ikurriña. El diálogo, cada vez más crispado, fue el siguiente:“Todas las banderas regionales están permi¬tidas menos la vasca porque no es una bandera regional, sino que es una bandera separatista y porque es una bandera, que si usted me per¬mite que lo diga, FALSA. Las banderas regionales, provinciales, de Gipuzkoa y Bizkaia por ejemplo son muy respetables y las que son locales se exhiben todos los días. Pero la llamada ikurriña, mal llamada bandera vasca, fue dibujada a fin del siglo pasado por Sabino Arana con fines separatistas, primero para Bizkaia y luego para todo el País Vasco y es una mala copia de la bandera inglesa. Para muchos vascos es un insulto de hecho y para todos los españoles por supuesto. Por tanto hay una diferencia entre una bandera por la que se ha mili¬tado y las banderas regionales, como la catalana y la valenciana, que están perfectamente admitidas.ÂLe voy a decir lo siguiente. Yo he planteado esta cuestión para ver si efectivamen¬te se resolvía, pero han sido los vascos los que han dicho: ÂNo la aceptamos de ninguna maneraÂ. Periodista: Pero hay muchísimos vascos que quieren su bandera.Fraga: ¡Pero es que esa no es su bandera!Periodista: ¡Pero si hay un grandísimo número de vascos que le dan importancia a esa bandera y que han muerto por ella!Fraga: ¡Pero si la mayoría de los vascos no la quiere. Estamos hablando de una minoría que quiere imponerla a una mayoría!...En este momento y ante las preguntas de los periodistas Fraga pierde los estribos y en un lapsus linguae llega a exclamar exaltado: ¡No estoy hablando de los españoles, sino de los vascos!ÂLa periodista quiere aclarar esto, Fraga se sobreimpone diciendo: ¡En fin en todo caso para enarbolar esa bandera, pasarán por encima de mi cadáver!ÂPeriodista: Frase terrible. Tras este incidente quedó acuñada la frase y la petición se hizo ensordecedora. El 5 de diciembre de 1976 en el partido del Athletic contra la Real en Atocha, Iribar y Kortabarria salían al campo con la ikurriña. El 12 de diciembre, la ikurriña aparecía en San Mamés de forma ilegal. En febrero de 1977 unas diez mil personas convocadas por las Juntas Municipales del PNV en Bilbao se manifestaron delante del ayuntamiento tras una pancarta donde se leía ÂAlcalde dimisión, la ikurriña al balcónÂ. El alcalde se llamaba José Luís Berasategui y había sustituido a Pilar Careaga. Fue el último alcalde franquista y a quien correspondió izar la ikurriña en el ayuntamiento de Bilbao, el domingo 10 de julio de 1977, tras las elecciones legislativas del 15 de junio y a 83 años de su primer izamiento el 14 de julio de 1894 en el ÂEuzkeldun Batzokija situado en el cruce de la calle Correo con el Arenal bilbaíno.Cuando vemos hoy la ikurriña ondear con total normalidad se nos ha olvidado que su enarbolamiento fue una de las demandas más sentidas por los vascos aquel año 77 junto a la petición de ÂAmnistía y Estatuto de AutonomíaÂ.Hoy, cuando le veo a Fraga con los ojos entreabiertos en su escaño en el Senado escuchar nuestras argumentaciones nacionalistas me pregunto que estará pensando el viejo líder de la derecha española, el mismo que dijo aquello de que había que pasar por encima de su cadáver mientras hoy nuestra ikurriña ondea al viento más airosa que nunca y en Lizartza la noticia es que los del PP han logrado poner la bandera española como una proeza.
Iñaki Anasagasti