Espacio de opinión de Canarias Ahora
Pendejadas
Todavía no se han percatado, los áticos y sus defensores, de que el truco cada vez funciona menos ante el número y variedad de los medios informativos de que hoy se dispone y que permite a la gente contrastar lo que de verdad dicen unos y otros. Si le apetece, claro. Se extraña el lector de que no acompañara a mi comentario la alusión al famoso desequilibrio inversor, con lo que sólo pretende mantener encendida la llama de las rencillas que tanto ayudan a los áticos a ahondar la indefensión ciudadana ante sus designios.
Es la forma de ocultar, de paso, que las quejas por las inversiones tienen menos que ver con el desequilibrio en sí que con la forma de dirigirlas a beneficio de amigos y patrocinadores, que haberlos, háylos. Si éstos son hoy mayormente tinerfeños, mañana pueden ser grancanarios, sin que en ninguno de los dos casos vaya en provecho de los grancanarios o los tinerfeños de a pie; ni de los ciudadanos de las otras islas.
El contubernio supuesto consiste en que la Prensa grancanaria haya subrayado el aumento de más del 50% del gasto público en la Sanidad privada durante los años de Adán y los primeros meses del Gobierno paulinés. Eso molestó al lector ático, pero resulta ser el dato relevante que pretende escamotear con el gastado recurso a la insidia canariona.
No hace falta ningún contubernio ante la evidencia de la política privatizadora de la Sanidad de ATIcc, ahora con la ayuda del PP. Se conocen hasta los nombres de los beneficiarios y adónde conduce. El hecho de que carezcamos de una sociedad civil capaz de oponerse con eficacia no autoriza a presentar la crítica como ataque a Tenerife toda. Ya no cuela. Indigna esa manera de ciscarse en la miseria política de un pueblo indefenso para favorecer semejantes manejos que le perjudican.
La concertación, prevista para circunstancias puntuales extraordinarias, tiende a ser la norma del Gobierno y llegará el día en que la calidad asistencial dependerá del dinero de que dispongan los enfermos para costeársela. O para viajar adonde se la ofrezcan. Si el lector ático lo ve bien, que lo diga en lugar de engañar con pendejadas anónimas llenas de infundios pueblerinos.
Todavía no se han percatado, los áticos y sus defensores, de que el truco cada vez funciona menos ante el número y variedad de los medios informativos de que hoy se dispone y que permite a la gente contrastar lo que de verdad dicen unos y otros. Si le apetece, claro. Se extraña el lector de que no acompañara a mi comentario la alusión al famoso desequilibrio inversor, con lo que sólo pretende mantener encendida la llama de las rencillas que tanto ayudan a los áticos a ahondar la indefensión ciudadana ante sus designios.
Es la forma de ocultar, de paso, que las quejas por las inversiones tienen menos que ver con el desequilibrio en sí que con la forma de dirigirlas a beneficio de amigos y patrocinadores, que haberlos, háylos. Si éstos son hoy mayormente tinerfeños, mañana pueden ser grancanarios, sin que en ninguno de los dos casos vaya en provecho de los grancanarios o los tinerfeños de a pie; ni de los ciudadanos de las otras islas.