Espacio de opinión de Canarias Ahora
Península Ibérica: un puzle que olvida a Canarias
El otro día estaba en casa cuando me llamó un amigo para que viera el final de una entrevista que, en Antena 3, la periodista Susana Griso le hacía a Albert Rivera, el candidato catalán del partido Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno español. Mi amigo me dijo que, por supuesto, a lo largo de toda la entrevista solo se había hablado de Madrid y Barcelona. Lo esperado, lo de siempre, vaya, pues más que habituados estamos ya a sufrir ese nacionalismo hispano, centralista y excluyente. Sin embargo, lo que de verdad desató mi incomodidad y mis ganas de hacerles partícipes de esta reflexión no fue el programa en sí (un programa, por cierto, en el que injustamente solo aparecerán los de siempre, PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, ni rastro de otras fuerzas políticas, como AHI-Coalición Canaria), sino el regalo que la periodista le hizo al invitado: nada más y nada menos que un puzle titulado La Península Ibérica.
De inmediato me vinieron a la cabeza las fotografías de aquellos casposos mapas del franquismo que colgaron en las escuelas del país durante el siglo pasado, y que por desgracia algunos siguen usando, en los que las Islas Canarias o no aparecían, o bien lo hacían fuera de lugar en un humillante recuadro mal encajado bajo las Islas Baleares. Bueno, ustedes ya me entienden. Es simbólico, sí, pero también es significativo porque llevo sufriéndolo toda mi carrera política, ese centralismo hispano, miope y torpe que solo parece tener ojos para Madrid porque es la capital, para Cataluña y para las ciudades que lucen los tópicos más típicos de lo español. Ese puzle que la periodista regala a Albert Rivera para que construya el mapa del país ya nos excluye, y nos excluye porque no somos continente sino islas, aunque también porque los propios canarios no hemos sabido aún dotarnos del suficiente amor propio como para percatarnos de que en el escenario político actual debemos tener una voz sólida que nos represente, que diga las cosas con nuestro deje y nuestro acento, que recuerde que aquí en Canarias todo es diferente porque la geografía es diferente y eso todo lo determina.
Votemos el 26 de junio con todo el sentido del amor propio, del amor a lo nuestro, porque desde mi experiencia política durante varios años en el Senado, pero también como representante en diferentes órganos políticos de la Unión Europea y como secretario de Acción Exterior de Coalición Canaria, puedo asegurarles que sólo teniendo una voz propia podremos hacernos escuchar entre las diferentes voces del mundo, porque es lógico y humano que cada uno vaya a lo suyo, a defender primero lo suyo.
Si no es así, ocurrirá que no saldremos en el puzle, que de nuevo esa inercia nociva del nacionalismo hispano, estrecho y excluidor, volverá a dejarnos de lado sin poder levantar la mano allá, en el ‘centro’, para decir que estamos aquí, en el Atlántico, que somos ocho islas con una historia y sus tradiciones y, sobre todo, con nuestro sentido del deber bien aprendido. Porque con ese sentido del deber hemos sabido encajarnos en una idea de España y de Europa más justa, más igualitaria, que no nos olvide siempre en sus repartos, incluso a pesar de haber demostrado que sabemos hacer nuestros deberes económicos y presupuestarios.
Es siempre tan injusto el trato que nos dan que sólo si los canarios y las canarias nos comprometemos con el nacionalismo, con el voto por nuestra tierra, podremos salir en el puzle, de lo contrario no tendremos representación ni contaremos para el Gobierno que se forme.
Votar a los partidos de allá, de la Península, es dejar fuera de la foto a más de dos millones de canarios y canarias, a una tierra fragmentada en ocho que recibe más de doce millones de turistas, a una tierra plagada de singularidades geográficas, culturales, históricas e, incluso, gastronómicas que, ya ven, no cuenta para salir en el puzle que va a hacer Albert Rivera, el mismo puzle de Pablo Iglesias o Rajoy o Pedro Sánchez.
No nos engañemos más, en ese puzle no estamos ni estaremos si no somos capaces de construir entre todos y todas una voz que diga nuestro nombre, el nombre de nuestras islas, allá, en la Península. El 26 de junio es una buena oportunidad para cambiar ese sino, y Coalición Canaria-AHI (con Pablo Rodríguez Cejas y Ana Oramas como candidatos), en esta lucha desigual de David contra Goliat contra los todopoderosos partidos políticos centralistas, espera tu voto, tu voto esencial y convencido para que todos los futuros puzles de este país nos incluyan. Sin más. Sin menos. Solo tal y como somos.
El otro día estaba en casa cuando me llamó un amigo para que viera el final de una entrevista que, en Antena 3, la periodista Susana Griso le hacía a Albert Rivera, el candidato catalán del partido Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno español. Mi amigo me dijo que, por supuesto, a lo largo de toda la entrevista solo se había hablado de Madrid y Barcelona. Lo esperado, lo de siempre, vaya, pues más que habituados estamos ya a sufrir ese nacionalismo hispano, centralista y excluyente. Sin embargo, lo que de verdad desató mi incomodidad y mis ganas de hacerles partícipes de esta reflexión no fue el programa en sí (un programa, por cierto, en el que injustamente solo aparecerán los de siempre, PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, ni rastro de otras fuerzas políticas, como AHI-Coalición Canaria), sino el regalo que la periodista le hizo al invitado: nada más y nada menos que un puzle titulado La Península Ibérica.
De inmediato me vinieron a la cabeza las fotografías de aquellos casposos mapas del franquismo que colgaron en las escuelas del país durante el siglo pasado, y que por desgracia algunos siguen usando, en los que las Islas Canarias o no aparecían, o bien lo hacían fuera de lugar en un humillante recuadro mal encajado bajo las Islas Baleares. Bueno, ustedes ya me entienden. Es simbólico, sí, pero también es significativo porque llevo sufriéndolo toda mi carrera política, ese centralismo hispano, miope y torpe que solo parece tener ojos para Madrid porque es la capital, para Cataluña y para las ciudades que lucen los tópicos más típicos de lo español. Ese puzle que la periodista regala a Albert Rivera para que construya el mapa del país ya nos excluye, y nos excluye porque no somos continente sino islas, aunque también porque los propios canarios no hemos sabido aún dotarnos del suficiente amor propio como para percatarnos de que en el escenario político actual debemos tener una voz sólida que nos represente, que diga las cosas con nuestro deje y nuestro acento, que recuerde que aquí en Canarias todo es diferente porque la geografía es diferente y eso todo lo determina.