Espacio de opinión de Canarias Ahora
El perfil hormético
No quiero parecer esnob, pero dicen que el saber no ocupa lugar (salvo el gastronómico). Por esa razón, es bueno intentar relacionar y hacer interactuar definiciones y conceptos de diferentes disciplinas, no tanto por dar la apariencia de una altura moral y cultural superior a la media, sino por saber que hay situaciones en donde los resultados ya han sido analizados desde otras perspectivas con la finalidad de, o bien evitar los efectos indeseados, o potenciar los positivos. Uno de esos conceptos es el denominado perfil hormético. Este es utilizado principalmente en toxicología y farmacología para describir una respuesta biológica a una sustancia que muestra la relación entre la dosis suministrada y la respuesta obtenida, ya sea para erradicar un problema o para potenciar una característica concreta que nos interese. La etimología de la palabra se centra en la estimulación y se refiere a una situación en la cual una sustancia que es perjudicial en altas dosis puede tener efectos beneficiosos en cotas bajas, evitando la toxicidad, con sus posteriores efectos negativos, en el caso contrario, pudiendo ser demostrado este principio leyendo simplemente cualquier prospecto de algún medicamento que tengamos a nuestro alcance o ante la realización de un ejercicio físico que, por no saber parar, desemboca en una lesión.
Si este concepto se lo aplicamos a un entorno económico insular, también nos vale. De hecho, mucho de poco ocasiona desequilibrios y, un exceso de los desequilibrios ocasiona vulnerabilidad. Por esa razón, la defensa en la promoción de un modelo de desarrollo económico basado en la diversificación de la estructura productiva emerge como una aparente necesidad que representa un paradigma de desarrollo que trasciende la dependencia de pocos sectores económicos, desafiando las convenciones y aspirando a una economía más resistente, dinámica y competitiva. Al considerar la aplicación del perfil hormético en una región insular, como Canarias, se evidencia su potencial para mitigar la vulnerabilidad ante los vaivenes económicos porque la diversificación económica no solo actúa como un escudo contra los embates externos, sino que también fomenta un crecimiento más equitativo y sostenible, que trasciende los límites de determinados sectores predominantes.
En este contexto, la diversificación económica se erige como un catalizador del progreso, estimulando la innovación y la competitividad en múltiples frentes. Más allá de reducir la dependencia de una sola fuente de ingresos, esta estrategia fomenta el surgimiento de nuevos sectores, la adopción de tecnologías de vanguardia y la creación de oportunidades empresariales innovadoras, donde la optimización de los recursos locales se convierte en una prioridad estratégica. Además, la diversificación económica permite la exploración y explotación de una gama más amplia de recursos disponibles en la región insular, donde el enfoque holístico no solo maximiza el potencial económico de la región, sino que también fomenta una gestión más sostenible y responsable. Pero no nos engañemos. La especialización productiva es perfectamente compatible con la diversificación económica. De hecho, no nos hace falta aplicar un efecto sustitución, sino complementario, basando toda actuación en un proceso de elección social autoimpuesto como un fenómeno complejo que involucra la toma de decisiones colectivas por parte de un grupo de individuos, en el que cada cual tiene la capacidad de influir en el resultado final. Será de esa forma que parece que decidimos nuestro destino evitando que nos lo escriban desde fuera en contra de nuestra voluntad.
No quiero parecer esnob, pero dicen que el saber no ocupa lugar (salvo el gastronómico). Por esa razón, es bueno intentar relacionar y hacer interactuar definiciones y conceptos de diferentes disciplinas, no tanto por dar la apariencia de una altura moral y cultural superior a la media, sino por saber que hay situaciones en donde los resultados ya han sido analizados desde otras perspectivas con la finalidad de, o bien evitar los efectos indeseados, o potenciar los positivos. Uno de esos conceptos es el denominado perfil hormético. Este es utilizado principalmente en toxicología y farmacología para describir una respuesta biológica a una sustancia que muestra la relación entre la dosis suministrada y la respuesta obtenida, ya sea para erradicar un problema o para potenciar una característica concreta que nos interese. La etimología de la palabra se centra en la estimulación y se refiere a una situación en la cual una sustancia que es perjudicial en altas dosis puede tener efectos beneficiosos en cotas bajas, evitando la toxicidad, con sus posteriores efectos negativos, en el caso contrario, pudiendo ser demostrado este principio leyendo simplemente cualquier prospecto de algún medicamento que tengamos a nuestro alcance o ante la realización de un ejercicio físico que, por no saber parar, desemboca en una lesión.
Si este concepto se lo aplicamos a un entorno económico insular, también nos vale. De hecho, mucho de poco ocasiona desequilibrios y, un exceso de los desequilibrios ocasiona vulnerabilidad. Por esa razón, la defensa en la promoción de un modelo de desarrollo económico basado en la diversificación de la estructura productiva emerge como una aparente necesidad que representa un paradigma de desarrollo que trasciende la dependencia de pocos sectores económicos, desafiando las convenciones y aspirando a una economía más resistente, dinámica y competitiva. Al considerar la aplicación del perfil hormético en una región insular, como Canarias, se evidencia su potencial para mitigar la vulnerabilidad ante los vaivenes económicos porque la diversificación económica no solo actúa como un escudo contra los embates externos, sino que también fomenta un crecimiento más equitativo y sostenible, que trasciende los límites de determinados sectores predominantes.